‘En agosto nos vemos’: ¿qué dicen los lectores sobre la última novela de García Márquez?

El escritor colombiano Gabriel García Márquez nunca se fue de los lectores, pero una novedad editorial abre otro camino para acercarnos a su literatura. Conozca más sobre 'En agosto nos vemos'.
 
‘En agosto nos vemos’: ¿qué dicen los lectores sobre la última novela de García Márquez?
Foto: cortesía Fundación Gabo /
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Kirvin Larios*

Este 6 de marzo, bajo el signo de Piscis, como un regalo por sus 97 años, llegó a las librerías una de las novelas más esperadas de la década. En agosto nos vemos es la obra que Gabriel García Márquez no se decidió a dar a la imprenta, pero tampoco a destruirla, y tras una lectura minuciosa del manuscrito, sus herederos decidieron publicarla a una década de su fallecimiento. 

Algunos están de acuerdo, otros discrepan. Lo cierto es que los papeles ya estaban disponibles para su lectura en el Archivo Ransom Center de la Universidad de Texas. Lo que se hizo fue dar una versión definitiva –o definitiva en libro– que ha visto la luz simultáneamente en unos 40 idiomas.

Desde el anuncio de la publicación de En agosto nos vemos en octubre pasado, no ha dejado de crecer la expectación en la historia de Ana Magdalena Bach, una mujer de 49 años que visita cada 16 de agosto la tumba de su madre, enterrada en una isla del Caribe. Allí aprovecha para tener encuentros sexuales con amantes de distintas edades. Sus citas transcurren en precarios hoteles, en medio de las transformaciones de un pueblo asolado por los vaivenes del turismo. Las infidelidades de Ana Magdalena le revelan una realidad matrimonial y familiar diferente a la que creía. Su conflicto renace cada mes de agosto en la isla donde la madre también sepultó un secreto.

En agosto nos vemos Gabo

Orlando Oliveros, editor del Centro Gabo de la Fundación Gabo –que García Márquez creó en 1995–, dice que la importancia de esta publicación consiste en que En agosto nos vemos se trata de una nueva pieza “de ese rompecabezas tan maravilloso que es el universo literario de García Márquez”. El autor de Cien años de soledad “tenía una mente excepcional repleta de misterios en torno a la creación artística. Sus libros son como mapas del tesoro, hilos de sangre que conducen a grandes revelaciones de la condición humana”.

Sobre ese mapa varios lectores se aventuraron mucho antes de que el material decidiera publicarse. La periodista y escritora Patricia Lara sintió ante los borradores, que conoció en la Universidad de Texas, “la alegría infinita” de reencontrarse con García Márquez, “con esa prosa maravillosa y esa presencia del Caribe en sus páginas”.  

A la investigadora Nadia Celis le llamó la atención “la capacidad” del autor para “mostrar el dolor del caribe” a partir de una protagonista que es una turista en una isla, “y la manera como la industria del turismo se va tragando esa ciudad”. Esto, además, le hizo pensar en “la sensibilidad en temas de justicia social y de clase que siempre tuvo la obra de García Márquez”.

“No es una novela de realismo mágico a la manera de su trabajo de los sesenta o setenta: está más en la línea de El amor en los tiempos del cólera (1985) y Memoria de mis putas tristes (2004)”, dice el historiador Nicolás Pernett, que en 2018 firmó una de las primeras reseñas de la obra tras su revisión de los manuscritos en el Harry Ransom Center. 

Gabriel García Márquez
Foto cortesía Fundación Gabo

En agosto nos vemos dialoga con otras exploraciones del escritor colombiano en el amor y el amor entre generaciones distintas, una de las preocupaciones que los lectores advierten de la última etapa del autor, a la que se añade una importante vinculación de los personajes con la música –Anna Magdalena Bach es el nombre de una soprano alemana– y el interés por la novela corta, que no sorprende en una bibliografía que incluye El coronel no tiene quien le escriba (1957) y La hojarasca (1955). 

Según Oliveros, la novela póstuma En agosto nos vemos “está escrita con el estilo final de García Márquez […] Es una escritura más sobria, aunque rica en descripciones cuando se trata de atuendos y locaciones. El Caribe está presente, como en todos los libros que le precedieron, pero es el Caribe de finales del siglo XX en donde ya se asoman aparatos tecnológicos”. Oliveros dice que la elección de pocos personajes obedece a la edad del autor cuando comenzó a escribirla y a sus problemas de memoria. El narrador de En agosto nos vemos “ya no tiene voz para engrandecer personajes secundarios, tal como sí lo hizo en las novelas anteriores. La poesía está, pero es usada con la mesura de un escritor que está consciente de que se le está acabando”.

Pero en En agosto nos vemos –que es despedida o bienvenida, según se vea– el lector encontrará “una literatura acogedora para la sensibilidad contemporánea”, como dice Pernett, y al igual que otras piezas del nobel, los lectores se asomarán a una “lectura del corazón femenino y humano en general”. Lara concluye que es “una novelita sabrosa de leer”, que cautivará a muchos lectores por tratar de “dos temas universales: el amor y la muerte”. Y también la vida, dice citando los versos de Miguel Hernández: la que ya late en las páginas de Ana Magdalena Bach.

*Kirvin Larios (1993). Escritor y periodista cultural, es autor del libro de relatos Por eso yo me quedo en mi casa (Destiempo, 2018). Trabajó en las redacciones de El Heraldo, Infobae y El Colombiano. Ganó el Tercer Concurso de Crítica Literaria de la revista Letras Libres. Actualmente es coordinador editorial en la Fundación Gabo.

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marzo
6 / 2024