La leyenda de María Barilla
Enrique Patiño
Hay algo que la obra María Barilla no deja nunca en claro: quién fue este personaje mítico de la cultura sinuana. Y sin embargo, hay algo que sí deja muy en claro: el talento de los intérpretes de la obra y la alegría musical de un país que ha vivido de espaldas a su riqueza cultural.
María Barilla fue una fandanguera que se hizo célebre por la intensidad de su baile, la manera en que rescató el folclor de los departamentos de Bolívar, Córdoba y Sucre para darles una dimensión nacional, y que además se dio a conocer por su liderazgo femenino a principios del siglo XX.
Un libro sobre su vida, publicado en el año 2000 por el periodista sincelejano Lelis Movilla, hablaba sobre esta mujer que adquirió proporciones míticas bajo el apellido del esposo que la abandonó (Perico Barilla, quien la dejó furioso porque ella no pudo darle un hijo). Pero ella pariría otros hijos: miles de seguidores y admiradores que reclamaban que bailara sin pausa y que la convertirían en una especie de figura mítica del bullerengue, el porro y el fandango, al punto de que uno de los himnos de Córdoba lleva su nombre.
María de los Ángeles Tapias, su verdadero nombre, nació en el municipio cordobés de Ciénaga de Oro. Fue empleada del servicio, al igual que su madre, pero se distinguió porque no dejó jamás de luchar por los derechos sindicales de la sociedad sinuana, así como por luchar contra la discriminación que se ejercía entonces y aún hoy contra las mujeres.
Ese es el personaje que da origen a la obra musical con la que se inauguró el Festival Iberoamericano de Teatro 2012. Un personaje fuerte que en la obra rebosa seguridad al extremo, y que es interpretado por Natalia Bedoya, quien cambia su habitual registro de blues para ofrecer un papel protagónico intenso, bellísimo en su baile y en su voz fina de bullerengue, ataviada con espléndidos vestidos rojos y acompañada por un grupo de mujeres que bailan y cantan con ella y elevan el nivel de la obra a momentos de alegría intensa y marcada nostalgia. Verla a ella es un placer absoluto. A ella y a todas las mujeres que explotan en risas y cantos por encima de la humildad de sus oficios.
Pero esa fortaleza de la protagonista y de la obra trastabilla cuando entran otros hombres en escena, en especial el líder sindical italiano que irrumpe sin fuerza ni credibilidad, así como la sensación del público de no saber al final de tantos actos de música y alegría, de enfrentamientos hilados musicalmente y de parrandas y amores, quién era María Barilla y por qué era imprescindible un homenaje a este ícono musical colombiano.
Julián Román, el grupo de bailadoras, las cantaoras y en especial la fuerza escénica de Natalia Bedoya, junto con la banda musical y el montaje escénico le dan vida a esta obra. La estructura y el libreto patinan por quedarse en lo superficial y no ahondar en las emociones de una buena historia, más allá de la buena música y algunas magníficas interpretaciones. Pero vale la pena por el esfuerzo, la apuesta de inaugurar un Festival de Teatro con algo propio, y también vale la pena porque por fin trae a colación al personaje de María Barilla. Y además, porque allí, en medio de tantos porros y fandangos, sobresale un talento que pocos han visto: el de la protagonista que es capaz de desdoblarse cada vez más y a la cual le debemos buena parte de los aplausos.
¿Dónde y cuándo?
Temporada: hasta el domingo 14 de octubre
Funciones: jueves a sábado 8:00 p.m. Domingo 6:00 p.m.
Boletas: $60.000 Platea, $50.000 Luneta y $30.000 Balcón
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