Crónicas desde Rusia: Postales del partido Colombia – Inglaterra

Nuestro corresponsal en el mundial vivió y sufrió, como todos los hinchas, el partido de Colombia e Inglaterra. Esta es su fotocrónica de una eliminación dolorosa pero digna.
 
Crónicas desde Rusia: Postales del partido Colombia – Inglaterra
Foto: Adolfo Zableh
POR: 
Adolfo Zableh

Faltaban dos horas para el partido y yo nunca había visto una sala de prensa tan llena. No solo porque Inglaterra y Colombia mandaron bastantes periodistas a cubrir el juego, sino porque el espacio era pequeño. Las salas de prensa de los estadios suelen ser para 500 o 600 personas, a la del estadio del Spartak de Moscú si acaso le cabían 350. El lugar fue un caos antes y después del juego y conseguir un puesto dónde trabajar fue imposible.

La solución fue irme a la tribuna de prensa. Al estadio entré temprano, al menos dos horas antes del partido. Y aunque el frío pegaba (16 grados centígrados y bajando), era lo que tocaba. Me tocó en la segunda fila, cosa que pocas veces pasa, muy cerca de la cancha. De los estadios que he conocido en este mundial, el del Spartak es mi preferido. Pequeño, moderno, funcional, se puede ver el partido desde muy cerca y a la altura de la cancha, algo muy parecido a lo que ocurría en 2006 con los estadios de Dortmund y Munich. El Luzhniki, escenario de la final, es casi el doble de grande, pero la cancha está a kilómetros de la tribuna para periodistas.

Sale Inglaterra a conocer el campo. Falta una hora para el juego. Así al vuelo se alcanzan a reconocer Walker, Maguire y Rose. Detrás de ellos, Henderson y Trippier, y más retrasados aún, Vardy y Keane. Se veían tranquilos, los nervios iban por dentro.

Suenan los himnos. El de Colombia retumbó en todo el estadio (una costumbre en los cuatro juegos del equipo durante el torneo), mientras que el de Inglaterra fue más sobrio. En los juegos que me han tocado entre equipos sudamericanos y europeos siempre ha habido más hinchas de los primeros que de los segundos. Raro teniendo en cuenta la situación geográfica y el nivel de ingresos.

Esta foto la tomé en el descanso del partido, después de los primeros 45 minutos, y la incluyo solo por un detalle: vean la pantalla del estadio y comparen la imagen con los monitores en la tribuna de prensa. Mientras los hinchas ven en vivo a los animadores del juego acomodados a un lado de la gramilla, los periodistas vemos las repeticiones de las jugadas polémicas. Siempre es así. En las pantallas de los escenarios se pasan los juegos y se repiten los goles, pero las faltas y decisiones controvertidas no, con el fin de evitar conflictos.

Fin de los 90 minutos, el tiempo extra por venir. A un lado de la foto, Pékerman habla con Néstor Lorenzo. En la cancha, a la derecha, Muriel toma agua, mientras que a la izquierda, Mojica hace lo mismo pero tirado en el suelo mientras recibe un masaje en las piernas. A los treinta minutos suplementarios llegamos gracias al gol sobre la hora de Yerry Mina, del cual no tengo ningún registro. Ese gol lo grité como hincha y no me dio tiempo de sacar el celular. Normal.

Hora de los penales. A lo lejos se ve Falcao yendo a cobrar el suyo (el primero de toda la tanda). Más cerca, todo el equipo unido, empezando por Pékerman. Después, viendo los resúmenes del juego, pude ver al entrenador de frente, tapándose los ojos durante los penaltis como si fuera un fanático más, lleno de miedo y ansiedad, en una imagen que será legendaria. Conmovedor para alguien tan frío y con tanta experiencia como el argentino. Solo por eso mereció mejor suerte.

Pero por otro lado Inglaterra también sufrió con el yerro de Jordan Henderson y logró redimirse con el palo de Mateus Uribe y la atajada de Pickford. Encabezando la fila, el entrenador del equipo, Gareth Southgate. Si se quieren regalar algo, traten de ver la semifinal de la Euro 96 entre Inglaterra y Alemania. No solo fue un partidazo, sino que llegó a la tanda de penales y ganó Alemania gracias a un cobro que falló Southgate. La vida da revanchas y solo por eso, Inglaterra también merecía mejor suerte.

Bacca llora desconsolado con la eliminación del equipo. Al momento de la foto ya todo estaba consumado. No solo el atacante había visto a Jordan Pickford detener su cobro, sino que Eric Dier había convertido el suyo para señalar el 4-3 final. Próximo a cumplir 32 años, todo apunta a que los días del jugador con la selección Colombia están contados. Él lo sabe, de ahí que el desconsuelo no fuera solo por su disparo.

Desde mi lugar en la tribuna solo se podía ver a Jordan Henderson, volante del Liverpool y único hombre de Inglaterra que no pudo convertir en gol su penalti, acercarse al banco de Colombia, entrar en él, estar unos segundos y luego salir para dirigirse al vestuario de su equipo. Esa misma noche viendo los resúmenes lo pude entender: el jugador se acercó para consolar a James Rodríguez, que solo y enfundado en la sudadera del equipo, lloraba la eliminación. El del Bayern Munich llegó tocado al mundial, entró de emergencia contra Japón, fue figura frente a los polacos, se rompió contra Senegal y ni siquiera estuvo entre los suplentes del juego contra Inglaterra. Bello gesto, triste final.

         

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julio
5 / 2018