Spyder, Mustang y De Lorean: la interesante historia detrás de los nombres de automóviles

La denominación de un vehículo puede ser una de las claves para que el comprador se interese por un auto. Vea aquí de dónde salen los nombres de sus modelos favoritos.
 
Spyder, Mustang y De Lorean: la interesante historia detrás de los nombres de automóviles
Foto: Brad Hammonds / Wikimedia Commons /CC-BY-2.0 /Auto de James Dean
POR: 
Daniel Medina

El nombre de fábrica de un automóvil va atado al destino del propio vehículo. Puede hacerse tan famoso como el carro, e inclusive entrar en la leyenda con él. Y si el auto llega a las alturas de la mitología popular, su nombre le habrá ayudado a alcanzarlas. El apelativo resulta determinante para simbolizar a la máquina y comunicar su espíritu y sus virtudes. Bautizar un modelo nuevo de carro es entonces tan crucial como bautizar una persona. Las especulaciones dicen que el nombre de pila de un ser humano puede terminar definiéndolo a él, y esto mismo se aplica a los carros.

En el mundo ruedan aproximadamente 200 modelos básicos de más de 50 marcas, que con sus nombres sonoros compiten por entrar en la memoria de la gente y tomar su lugar en el mercado. Por ello las casas fabricantes se esfuerzan cada una por convertirse en la mejor pila bautismal. Están orgullosas de sus modelos, y sueñan con incluirles en la dote un bello nombre que contribuya a sacarlos adelante. Saben que si éste atina a describir las características y los atributos de la nueva creación, representará bien la imagen corporativa.

¿Siglas o nombres?

Dos sistemas emplean las casas fabricantes para bautizar sus automóviles: una consiste en utilizar términos formados por cifras y letras que más que un nombre son un código de referencia. Es el caso de la francesa Peugeot, que desde 1929, con la introducción del modelo 201, ha designado sus carros con una cifra de tres dígitos –siempre un cero en el medio–.

El primer dígito hace referencia a la familia del vehículo –su tamaño dentro de la gama respectiva– y va del 1 (autos pequeños) al 8 (grandes sedanes y monovolúmenes), y asigna el 9 a prototipos deportivos vencedores en Le Mans. Aunque una leyenda cuenta que el cero en la mitad se debe al orificio que se hacía en el frente de los vehículos antiguos para introducir la manivela y encenderlos, lo cierto es que hoy tal número se asume como elemento de enlace entre los dos dígitos de los extremos.

El tercer dígito designa el año del modelo: series 1 y 2 (1930-1940), serie 3 (años 50), serie 4 (hasta 1980), serie 5 (años 1980-1990), y series 6 y 7 (finales del milenio). Así, el Peugeot 206 corresponde a una gama de carrocería compacta (2) cuya generación data de finales de los años noventa (6). Dentro de poco tiempo se empezará a introducir una nueva numeración con un doble cero en el medio para bautizar modelos inéditos que ampliarán la gama, encabezados por el nuevo Peugeot 1007.

Este sistema de código, usado comúnmente por las marcas alemanas de gran lujo, sirve también para otorgar una jerarquía dentro de cada gama de vehículos. Verbigracia, el C5 de Citroën se sitúa en un segmento superior al del C3, así como el A8 de Audi está por encima del A6. La ventaja de estas denominaciones es que son de carácter universal, no tienen barreras de idiomas o culturas, y en especial le dan prioridad a la imagen de la marca por sobre el modelo.

 

El otro sistema consiste en asignarle al vehículo un nombre que evoque una serie de características específicas. En este caso se deben tener en cuenta tres aspectos: que el término subraye el nacimiento de un nuevo modelo, denote la pertenencia a una marca y dé algunas pistas sobre su aplicación. De esta forma, el fabricante puede orientar al público hacia lo que considera las fortalezas de su producto.

Para crear los nombres, las marcas de automóviles contratan por lo general agencias especializadas. Éstas utilizan diversos procedimientos, entre los que se encuentran las encuestas y el uso de programas informáticos. Se suele buscar una palabra inédita que pueda ser registrada internacionalmente, y cuya recordación y pronunciación resulten fáciles en todos los idiomas.

En Chevrolet Colmotores, el nombre de los modelos surge de lo que allí llaman Clínicas de mercadeo o estudios que se realizan entre los consumidores. Estos escogen, de una larga lista de opciones preparada por el fabricante, el nombre más efectivo por su impacto, afinidad con el producto, gusto y otros criterios de marketing. Ejemplos de este ejercicio son los nombres Esteem, que surgió de la idea de premiar la autoestima del conductor, y Épica, que alude a la grandeza y el poderío que caracteriza a los temas épicos.

 

Aunque algunas palabras no tienen literalmente ninguna significación, como en el caso de Optra, la marca del corbatín está en la ola de los nombres globales, de manera que poco a poco ha venido sustituyendo las denominaciones locales de sus productos. Y para evitar confusión de identidades, al nombre une el de la casa de origen: Chevrolet Spark, Chevrolet Trail-Blazer o Chevrolet Vitara.

La firma Renault cuenta con una comisión que se encarga de estudiar los nombres según el tipo de vehículo, las características que lo definen, los mercados en los que va a ser vendido y lo que significa en distintos idiomas. Este comité está asesorado por abogados de marcas y patentes, semiólogos, diseñadores y numerosos expertos de múltiples disciplinas del conocimiento.

Desde 1984, Renault decidió cambiar poco a poco la denominación de sus vehículos y empezó con el modelo Espace, debutante en la historia del automóvil con tales características de arquitectura o espacio interior. Twingo literalmente no quiere decir nada pero su fuerza expresiva hace referencia a la originalidad del modelo y le asigna un carácter simpático y familiar; Mégane, derivado de la raíz latina mega que significa gran, expresa fuerza, grandeza, seguridad y fiabilidad, mientras que el nombre Kangoo, proveniente de la palabra kangourou, que en francés significa canguro, traduce agilidad, ritmo, energía y espíritu familiar.

En Mazda, un comité de la casa matriz se encarga de crear nombres sonoros y atractivos. Por razones prácticas se ha venido concentrando en los vehículos que se comercializan en el propio Japón (Spiano, Verisa, Carol), mientras que a los que se exportan o se ensamblan en otros países, les asigna un código referencial que se adapta fácilmente a cualquier mercado. Por ejemplo, en Japón se denomina Atenza al modelo que mundialmente se conoce como Mazda6, mientras que al internacionalmente vendido como Mazda3 lo llaman Axela.

Existen casos excepcionales de esta regla, como el súper deportivo RX-8, que conserva su nombre original en todas las latitudes; el Demio (en japonés, Mi carro), llamado así en Colombia; y el Asahi (Sol Naciente), Matsuri (Carnaval) y Allegro, que se crearon exclusivamente para nuestro país por parte de los directivos de la CCA: son el aporte nacional a la cosecha mundial de nombres de vehículos.

Subaru es el nombre oriental de un grupo de estrellas de la constelación Alfa Centauro –Pléyades, en Occidente–, que tiene seis estrellas visibles y es adorada por los japoneses. El nombre se lo dio el propio presidente de la casa fabricante –la Fuji Heavy Industries Ltda.–, curiosamente resultante de la fusión de seis compañías.

Cuestión de personalidad

Según especialistas de marketing, los nuevos modelos se hacen muy atractivos al público si se los dota de una personalidad propia, y la mejor forma de hacerlo es otorgarles nombres de seres, personas o entidades relevantes.

El Renault Clio, por ejemplo, usa el nombre de la musa griega de la historia; el Citroën Xsara Picasso ostenta la firma del ilustre pintor español; Volkswagen eligió la denominación Phaeton para su sedán de máximo lujo porque es el nombre del hijo del dios Sol en la mitología griega y traducido quiere decir El brillante, al mismo tiempo que su modelo todo terreno, diseñado para soportar condiciones de manejo extremas, se llama Touareg, como las tribus del desierto del Sahara.

 

Kia Motors asigna los nombres tratando de diferenciar su producto. En este sentido, sus nombres se convierten en una forma de expresión de la marca, determinada por su posicionamiento en los mercados. De su portafolio surgen nombres como Kia Sorento, con el cual invocan una región del sur de Italia y la del valle de San Diego de California, aunando así los conceptos de elegancia y tecnología de vanguardia; Carens, extraído de las palabras car (carro) y renacens (renacimiento), para señalar que con este modelo se inició una nueva etapa de la vida de la compañía; de igual manera, el Kia Picanto nos habla de picante, color y vistosidad, mientras que el Preggio dice que está presto para todas las condiciones de trabajo.

 

No obstante la evolución de los vehículos y la infinita creatividad al bautizarlos, existen palabras cuya connotación es tan especial que han trascendido las fronteras y el tiempo sin alteración alguna. Tal es el caso del Ford Mustang, el Ford Fiesta, el Volkswagen Golf, el Honda Civic, el Toyota Corolla y otros tantos, cuyos nombres se asocian de inmediato con calidad del producto y éxito comercial.

De puertas para adentro

-Hasta hace poco, Citroën usaba palabras con la letra X en todos sus modelos familiares: AX, Saxo, Xantia, Xsara.

-Seat tiene por costumbre asignar a sus vehículos nombres de ciudades o lugares emblemáticos de España: Ibiza, Arosa, Córdoba, Alhambra, Toledo.

-En algunas ocasiones los nombres tienen que cambiarse según el país de destino, ya sea por sonar mal o adquirir una significación negativa. En este grupo se encuentran por ejemplo el Mitsubishi Pajero (que para los países hispanohablantes resultaba ofensivo y tuvo que rebautizarse Montero), los Mazda Laputa y Axela, el Volkswagen Fox (no se podía vender con ese nombre en México por corresponder al apellido del Presidente de la República) y el modelo deportivo de Toyota, el MR-2 (que en Francia sonaba muy parecido a la palabra merde).

Así es el mundo de los nombres de los carros: curioso, anecdótico, un tanto misterioso, recursivo e interesante. Mezclando raíces de palabras para crear otras nuevas, usando nombres de personas sobresalientes, inventando de la nada términos muy pegajosos, empleando programas de computación o apelando a la creatividad del público consumidor, todo es válido para darle al automóvil, con su nombre de pila, el toque final que complementa y adorna el diseño y que puede despertar en la gente un rechazo o su completa veneración.

Historia y leyenda

Unos cuantos nombres han sido bendecidos con la inmortalidad por diversas circunstancias:-El conquistador francés y fundador de la ciudad de Detroit, Antoine de la Mothe Cadillac, dio su nombre al automóvil símbolo de la opulencia norteamericana y del cual el rey del rock’n roll, Elvis Presley, fue un fanático al adquirir más de cien ejemplares y contribuir así a la leyenda del Cadillac.

-El Porsche Spyder 550 adquirió popularidad gracias a su depurado estilo deportivo, e ingresó al hall de la fama el 30 de septiembre de 1955 cuando el rebelde sin causa, James Dean, perdió la vida a bordo de su bólido plateado al que llamaba cariñosamente “Pequeño bastardo”. La magia del cine les endosó vida eterna a varios modelos de ensueño:

 

• El Interceptor, de la película Mad Max, protagonizada por Mel Gibson (1979), le dio el estrellato a un Ford Falcon XB GT “envenenado” hasta la médula para combatir el crimen.

[diners1]Wikimedia Commons: CC-BY-2.0.[/diners1]

• Pintado de blanco y con un gran número 53 sobre el capó, un Volkswagen Escarabajo modelo 63 llamado Herbie conquistó el corazón del público en su papel de Cupido Motorizado.

 

• El Aston Martin DB5 militó en el servicio secreto de Su Majestad bajo el comando del agente James Bond 007 (Sean Connery) en la película Goldfinger (1964), con asiento del copiloto eyectable, ametralladoras y placas intercambiables.

 

• En 1985, Marty McFly (Michael J. Fox) y el doctor Emmet Brown (Christopher Lloyd) nos deleitaron con un De Lorean DMC-12 fantásticamente acondicionado, en la cinta Volver al futuro. Llamado así en honor de su creador, John Z. De Lorean, sólo se fabricaron 8.500 unidades, y para la filmación se emplearon cuatro.

 

• Un Lincoln Futura modelo 55 era el terror de los malhechores de Ciudad Gótica, pues en él debutó el legendario Batman para la pantalla chica.

 

-Un aura de misterio y glamour se cierne sobre la marca italiana Bugatti, no sólo por construir costosos y potentes modelos (el Veyron tiene mil caballos de fuerza), sino también porque a bordo de uno de ellos, la ninfa de la danza, Isadora Duncan, falleció ahorcada cuando su largo chal rojo se enredó en los radios de las ruedas traseras mientras conducía a gran velocidad por el Promenade des Anglais (Paseo de los Ingleses) en Niza, Francia, el 14 de septiembre de 1927.

-El Austin Mini, más conocido como Mini Morris y luego Mini Cooper, es otra leyenda viviente que hacia 1948, gracias al diseñador Alec Issigonis, dictó cátedra sobre disposición mecánica, aprovechamiento del espacio y maniobrabilidad. Demostró gran fortaleza al ganar los más importantes circuitos y rallies del mundo.

[diners1] Wikimedia Commons: CC-BY-SA-2.0-DE[/diners1]

-Un Porsche 930 Turbo, un Jaguar XJ6 y un Ferrari 348, entre otros, están en el garaje del presidente de Microsoft, Bill Gates. El sultán de Brunei, Hasanal Bolkiah, posee en su colección personal más de 5.000 unidades, lo que le permite estrenar carro todos los días.

 

-Mustang, el caballo salvaje de las llanuras norteamericanas que convertía en líder de la tribu a quien pudiera domarlo, encarna el que ha sido el más emblemático modelo de la Ford, no sólo por las enormes cifras de ventas (400.000 unidades en el primer año), sino también por el estilo de vida que generó. Nació oficialmente el 17 de abril de 1964 sobre la plataforma del ya conocido modelo Falcon, por iniciativa de Lee Iacocca, quien quería fabricar no el mejor sino el más barato auto deportivo.

 

-De Dion Bouton es la marca del primer vehículo del que se tiene referencia en Colombia, importado por don Carlos Coriolano Amador. Llegó a lomo de mula el 19 de octubre de 1899 a Medellín, equipado con un motor monocilíndrico de 2,75 HP y capacidad para cuatro personas sentadas en dos bancas frente a frente. El primero en rodar en Bogotá fue un Cadillac A de 1903, traído por don Ernesto Duperly.

[diners1]Wikimedia Commons: CC-BY-2.0[/diners1]

En 1966 apareció en el mercado nacional el primer automóvil producido en Colombia, el Dodge Coronet 440, ensamblado por Chrysler Colmotores.

[diners1]Wikimedia Commons: CC0 1.0 Universal Public Domain Dedication[/diners1]

         

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noviembre
7 / 2017