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Esta zona de la ciudad, que por muchos años fue epicentro de consumo de drogas, planea convertirse en un articulador de la industria cultural y creativa.
Esta zona de la ciudad, que por muchos años fue epicentro de consumo de drogas, planea convertirse en un articulador de la industria cultural y creativa.
Entre la avenida Caracas y las calles 10 y 9, en la localidad de Los Mártires, se encuentra el corazón del centro de Bogotá. El que por muchos años fue un punto marginado, hoy reescribe su historia con una narrativa que propone hacer del Bronx un Distrito Creativo.
El proyecto, liderado por la Alcaldía de Bogotá por medio de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño –FUGA– en alianza con la Empresa de Renovación Urbana (ERU), plantea convertir este sector de la ciudad en un espacio de encuentro para la creación, la memoria y el reconocimiento de las poblaciones locales.
Desde 2016, cuando se realizó la intervención al Bronx, se comenzó a planear un modelo que permitiera recuperar este sector. Hoy ya existe una primera fase definida, denominada Módulo Creativo 1, que se centra en la recuperación de los bienes de interés cultural.
Con un estilo neoclásico y republicano, la antigua Facultad de Medicina de la Universidad Nacional y el edificio La Flauta –que en su momento fue el Laboratorio de Minas del Gobierno Nacional– serán restaurados para convertirse en espacios que puedan ser disfrutados por los bogotanos y visitantes. La Milla, la calle que separa a ambas edificaciones, pasará a ser un corredor peatonal que conectará este gran centro cultural abierto a la ciudad.
A la par del avance del proyecto arquitectónico, la fundación, en cabeza de su directora Margarita Díaz, adelanta la estructuración del modelo de sostenibilidad de este megaproyecto. En este punto se hace indispensable la economía cultural y creativa, ya que, distante de ser un espacio privatizado, el Bronx será una incubadora de nuevos emprendimientos que podrán encontrar en la localidad espacios para crear, producir, circular y comercializar sus productos o servicios.
“Ya los arquitectos trabajan en los estudios y diseños. Estos espacios serán ocupados por actores de las industrias culturales y creativas. Soñamos con que aquí se puedan realizar conciertos, ferias gastronómicas, eventos académicos y desfiles de moda”, explica Margarita Díaz.
La segunda fase de este proyecto consistirá en la construcción de una nueva edificación en el espacio que se liberó tras la demolición de varias edificaciones de la zona. La Esquina Redonda, el único edificio que quedó en pie, será un espacio articulador de todo el proyecto.
Esta esquina, que conserva las características propias de las casas del antiguo barrio Voto Nacional, servirá además como un laboratorio de cocreación y lugar de memoria, con espacios expositivos que narrarán la historia del Bronx.
Para esto, la FUGA desarrolla proyectos artísticos en alianza con el Museo Nacional y el Museo de Bogotá. “Entendemos que el arte y la cultura son herramientas para contar historias. Por eso queremos crear un museo con exposiciones itinerantes que, a la vez, nos permita arraigar el proyecto a la comunidad de Los Mártires”, dice Díaz.
Una de estas actividades fue “Historias al piso: mosaicos del Bronx”. Durante una semana, la comunidad recibió la visita de la artista brasileña Tania Borges, quien lideró a los artistas, gestores, comerciantes y población en general de la localidad a contar sus historias y plasmarlas en mosaicos.
“Estos mosaicos serán el cimiento de lo que hemos nombrado como el Pabellón de Socialización. Sobre ellos construiremos un espacio que servirá como guía de lo que sucede en el Bronx. Allí estará una gran maqueta que explicará todo el proyecto a la comunidad. También será el epicentro de talleres y sancochos comunitarios que nos acerquen a la población”, comenta la directora de la fundación.
Junto al arte, el emprendimiento es clave en esta nueva era del Bronx. El primer paso de la organización en esta dirección es el reconocimiento de la vocación productiva local, mediante la identificación de oficios como la carpintería y el trabajo del mármol.
“El Bronx Distrito Creativo es el mejor ejemplo de cómo la industria cultural y creativa puede impactar los territorios. Ese arraigo en lo local permite propiciar una economía de escala basada en el potencial creativo. Aquí llegarán personas de toda la ciudad para obtener productos y servicios, y así mover esa cadena que impacta en términos económicos la ciudad”, plantea Díaz.
Mientras se planean y llevan a cabo construcciones y restauraciones arquitectónicas, el equipo de la FUGA adelanta actividades con la comunidad, que la preparan y consolidan para lo que será el Distrito Creativo.
Cada semana, por ejemplo, se realiza Fúgate al Bronx, un espacio de intercambio para la ciudadanía que fusiona música, actividad física y lúdica. Cada miércoles por la mañana se dispone una tarima para que los artistas de la localidad –en la que predomina el hiphop– puedan realizar presentaciones abiertas al público. Además, se realizan talleres de lectura en los que participan niños y jóvenes que viven en residencias de pago diario.
“Ha sido muy bonita la respuesta de la comunidad, porque poco a poco ha entendido que esto no es un proyecto para grandes marcas de entretenimiento, sino que tiene una vocación local que quiere reconocer ese potencial creativo que hay en Los Mártires”, cuenta Díaz.
Sin embargo, la invitación está abierta para todos los ciudadanos de Bogotá. En diciembre, el Bronx presidirá su primera feria de emprendimiento, como parte de la estrategia Bogotá 24 horas. Con esta iniciativa, los emprendedores locales podrán mostrar sus productos y servicios a los pobladores de otras localidades. Además, en enero, el Festival Centro llegará como una celebración de la reapertura de la industria musical en el país.
De esta manera, afirma Díaz, “el Bronx no se convierte en un imaginario lejano. No es un proyecto que arranca en tres años sino que desde ya la ciudadanía forma parte de este Distrito Creativo y ayuda a construirlo”.
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