“El Día de los Pueblos Indígenas se debe celebrar desde la crítica”
Maria Camila Botero
De niños, cuando nos hablan de la conquista, nos muestran a Cristóbal Colón como un salvador. Vilma Almendra —hija del pueblo nasa y misak y miembro de Pueblos en camino— recuerda que cuando aprendió a leer lo primero que le hicieron repetir fue que este español descubrió América el 12 de octubre de 1492 y que gracias a él “no somos indios primitivos trepados en un árbol”. Entonces, ¿qué se puede celebrar en el Día de los Pueblos Indígenas?
No fue sino hasta hace 20 años que su pensamiento cambió debido a la lucha indígena, según comentó en el conversatorio que sostuvo junto a su compañero Emmanuel Rozental —activista, médico cirujano y miembro de Pueblos en camino— y el escritor e investigador Miguel Rocha en el marco de la Feria del Libro.
“Lo que han hecho las escuelas es nefasto porque no nos educa. Nos vuelve ciudadanos modernos y civilizados. ¿Pero hasta dónde esto es negar a nuestra madre, que es la tierra? ¿Hasta qué punto nos oculta que Cristóbal Colón fue un genocida, un violador y un asesino?”, aclara Almendra, autora de Entre la emancipación y la captura, además de muchas otras obras críticas.
De tal manera, la escritora propone incidir en los espacios educativos desde todas las aristas para que haya una discusión sobre nuestros saberes ancestrales y así podamos reconstruir la memoria histórica.
¿Cómo celebrar el 9 de agosto, Día de los Pueblos Indígenas?
Miguel Rocha asegura que el Día Internacional de los Pueblos Indígenas se debe celebrar desde la crítica ya que si hay un día específico es porque hay algo que se debe visibilizar y que enfatiza que han sido históricamente olvidados y discriminados.
“Se requiere una visión más global y heterogénea porque cuando hablamos de lo indígena usualmente se generaliza a través de una serie de estereotipos. Así que debemos ser críticos para abrir la conversación, romper esos imaginarios negativos y establecer diálogos de igual a igual”, dijo Rocha para Diners.
Agrega que debemos dejar de ver a los pueblos indígenas como algo externo. “Cuando se celebra este día como el de ‘ellos’ y nosotros acá aparte, no estamos reconociendo todos sus legados culturales, lingüísticos, sociales y botánicos. Debemos recordar en qué lugar estamos, cuáles son nuestros orígenes y romper esa división entre lo nativo y lo foráneo”.
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Resignificar los monumentos
Desde un tiempo para acá el derribamiento de monumentos ha tomado más fuerza. El 16 de septiembre de 2020 miembros del pueblo misak tumbaron la estatua de Sebastián de Belalcázar en Popayán, Cauca, y lo declararon culpable por genocidio, apropiación de tierras y despojo. Luego, el 28 de abril del 2021, en el marco del Paro Nacional, derribaron por segunda ocasión un monumento a este conquistador español, pero esta vez en Cali. El 7 de mayo del 2021, el turno fue para Gonzalo Jiménez de Quesada en Bogotá.
Estas acciones, según Vilma Almendra, son importantes porque “reconocen los 5.000 años de patriarcado que nos han impuesto, los más de 500 años de colonización y la existencia, desde hace 200 años, de un Estado profundamente racista y saqueador. Que tumben a estos símbolos de la muerte, del dolor, de la violencia y del despojo nos está recordando —como dijo el mandato guambiano en los años 80— que debemos rescatar la tierra y la memoria para recuperarlo todo. Pero más allá de derrumbar una estatua, tenemos que remitirnos a esa memoria milenaria de nuestros ancestros e incluirla en nuestra cotidianidad”.
Este tema ha sido polémico para la academia, ya que algunos consideran que derribar los monumentos atenta contra la historia y que, por el contrario, deberían resignificarse. Frente a esto, Emmanuel Rozental asegura que tumbarlos es resignificarlos porque se les está diciendo que nunca debieron haber estado ahí. “Sin embargo, en otro sentido, no debemos olvidarnos de Belalcázar ni de Colón, pero en el lugar en el que están ahora, en el que deben estar”.
Rozental agrega que como la palabra ‘indio’ la usaron los colonizadores para someterlos, los movimientos indígenas se autodenominan indios e indias a manera de resistencia, para cuestionar la historia. “Si con la palabra indio nos inferiorizaron, con esta misma nos vamos a emancipar”, complementa Rocha haciendo referencia a una frase dicha por un colectivo ecuatoriano. Así, Rozental afirma que indianizarnos es volver a ser hijos de la tierra. Para él no es solo tumbar la estatua sino levantarse y buscar en lo “indio” cómo deshacerse de ese destierro. Concluye citando un texto de Pensaré Cartoneras: “Indio es en primer lugar el arraigo al territorio, a la Pachamama. Indio es luchar por la liberación de la Madre Tierra, madre encadenada, torturada, violada, envenenada y que está muriendo en los tentáculos codiciosos de la hiedra en estos territorios que solo lo indio nombra”.
En conclusión, el mensaje que dejó la charla en la Feria del Libro y el que Miguel Rocha enfatizó a Diners es que los pueblos indígenas fueron deshumanizados por el proceso colonial. Por lo tanto —dicen—, para cambiar ese discurso debemos crear diálogos desde el compartir, pero siempre devolviendo la mirada, reconociéndonos y aprendiendo a mirar a los otros. “Como escribió el poeta Humberto Ak’abal después de tener una conversación con su abuelo, ‘habla con cualquiera, pero ten cuidado: que no te vuelvan otro’”, afirma Rocha. También le puede interesar: FilBo regresa en 2021 digital, diversa y más cercana a los lectores“Indianizarnos”