4 productores que le apuestan a la miel especial en Colombia

Sandra Martínez
El consumo de miel en Colombia es muy bajo –se estima que llega a los 83 gramos por persona–. Este producto, que pocas veces tiene marca, suelen venderlo por las carreteras en botellas de vidrio, o importado, en los supermercados, muchas veces adulterado y más económico. La mayoría de colombianos, que desprecia la miel si está cristalizada, la calienta para tomar con limón, aunque pierda así sus propiedades.
Sin embargo, algo está cambiando en la mente del consumidor. Valorar un producto local, puro, sin mezclas, más saludable que el azúcar, y de paso apoyar al campesino que lo produce, son algunas de las razones para que se dé ese giro.
Además, la miel, como el café, es todo un universo por descubrir. Según el lugar geográfico en el que se encuentre y la especie que la produzca, tiene un sabor, un color y una textura diferentes. Colombia, por ser un país multifloral y sin estaciones, cuenta con una oferta sorprendente.
Varios emprendedores, apasionados por las abejas, le apostaron a ofrecer una miel de excelente calidad. Diners conversó con Biabejas, Luna de Miel, Miel de la Montaña y Vital.
Biabejas
Laura Trujillo y Carlos Orozco
Esta pareja de amigos arrancó su emprendimiento por simple curiosidad. Laura Trujillo es artista plástica. Carlos Orozco, fotógrafo. Ambos son docentes y los une el amor por el campo. Laura hacía un trabajo sobre arquitectura colaborativa y las colmenas constituyen uno de los ejemplos más claros de esto en la naturaleza.
Laura Trujillo y Carlos Orozco crearon Biabejas en 2017.
Decidieron hacer un curso de apicultura. En la finca de la familia de Laura, en Subachoque, instalaron unas colmenas en mayo de 2017. Así se dieron cuenta de que había una gran variedad de sabores de miel, según el lugar de origen, y que para su emprendimiento era mejor contar con la ayuda de apicultores que tuvieran más experiencia. En octubre de ese año sacaron un primer lote con miel de acacia de los Llanos Orientales y fue un éxito.
En la actualidad tienen miel cruda –porque no realizan ningún tipo de transformación–, multifloral de bosque y monofloral de la región andina, Caribe, Llanos, Quindío y Córdoba. Aseguran que son muy estrictos con la trazabilidad de cada producto y en el comercio justo con sus proveedores. Cuando tienen la oportunidad producen mieles preparadas, como la trufada, que hicieron junto con el restaurante Río, y que cuenta con una infusión de aceite de trufa blanca italiana.
La pareja de amigos decidió hacer un curso de apicultura para conocer más sobre las abejas.
“Desde finales del año pasado trabajamos en el sur del país con la producción de miel de las abejas meliponas (las abejas nativas que no tienen aguijón). Es un reto mucho más grande por ser un mundo nuevo, en zonas selváticas, lejanas, con poblaciones indígenas en Putumayo, Guainía y el Pacífico. Ahí se refuerza el tema de la conservación. Esa miel tiene mucha más humedad, es más fermentada y la utilizan a menudo con fines medicinales”, explica Carlos.
Las mieles que ofrecen son de apicultores de varias regiones del país.
Laura manifiesta que para ellos es importante que la miel sea un alimento al que todos puedan acceder. “Cuidamos que el precio sea razonable, pues no nos parece que haya que explotar el mercado. Repartimos por toda Bogotá, desde Las Cruces hasta Los Rosales. Somos más económicos, pero ofrecemos un producto muy premium y nos esforzamos para que los estándares sean altos”.
En medio de la coyuntura decidieron darle un nuevo aire al logo y a la página web, y continúan la comercialización de miel y polen. “Creemos en una manera distinta de hacer las cosas. Este mundo no debería ser de tiburones sino de abejas, emprender implica ser empático y resonar por una causa”, concluye Laura.
Luna de miel
Felipe Sanint
La vida de Felipe Sanint dio un giro de 180 grados en 2015. Una tarde de ese año llegó un amigo a su casa de campo y le dijo que si podía dejarle unas colmenas. Sanint accedió, sin problema, y dos días después se compró el traje especial y los guantes para mirar cómo estaban sus nuevas visitantes. “Fue un momento muy importante. Sentí la energía de estos animales y esa fuerza se apoderó de mí”, confiesa.
Felipe Sanint es el creador de Luna de Miel y se dedica a la apicultura desde 2015.
Sanint, destacado empresario de muebles, no se sentía feliz por completo con lo que hacía, de manera que, en ese momento, decidió dedicarse de lleno al mundo de la apicultura. Con el paso del tiempo ha logrado generar un trabajo cooperativo entre apicultores de Nobsa, Boyacá; Pacho, Cundinamarca, y la frontera con Venezuela. Entre todos tienen más de 1.200 colmenas en la actualidad y producen cerca de una tonelada mensual de miel multifloral de bosque nativo, principalmente con eucalipto, maderosa y de sabor suave.
La miel cremada es una de las características que lo diferencian. “Cuando la miel se cristaliza, la batimos lentamente y le agregamos ingredientes como canela, arándanos o jengibre, y así pasa a un estado cremoso. Utilizamos una técnica secreta, algo muy gourmet. Las probé por primera vez en Aix-en-Provence, Francia, donde las mieles cremadas son todo un tema”.
La miel que producen es de sabor maderoso y suave.
Pero no solo ofrece miel. También tiene polen y un producto llamado “Cinco” –mezcla de miel, polen, propóleo, jalea real y cera–, que acaba de lanzar. Sanint se autodefine como un creativo absoluto y explica que en los próximos cinco años presentará 35 productos relacionados con la colmena. También cuenta que trabaja para obtener la certificación orgánica y la denominación de origen. “Colombia tiene el potencial de convertirse en un gran jugador mundial de exportaciones de polen, porque somos un país multifloral, la producción es muy superior, y tenemos reservas forestales prístinas”, dice, pero aclara que la apicultura no es para volverse rico. “Si lo haces bien, te vuelves millonario en satisfacción, que es mucho más importante”.
En medio de la cuarentena, Sanint continúa ventas a través de la página web, su único medio de comercialización. “Hemos dignificado la miel, porque no le dábamos el valor que tiene. El reto es hacer que la gente entienda que existe miel pura y crear una cultura en torno a este alimento, porque nuestro consumo en el país es uno de los más bajos de la región”.
Miel de la Montaña
Andrés Zuluaga
Este proyecto comenzó a mediados de 2019 gracias a la curiosidad de un excombatiente del Frente 36 de las Farc, al que le encantaba la naturaleza y no solía huir de las abejas, como muchos de sus compañeros. Así que comenzó a leer con avidez sobre apicultura; luego, un profesor del Sena le brindó una capacitación sobre el tema y, después, convocó a 24 exguerrilleros más en todo el país para crear Miel de la Montaña, en la cooperativa del Espacio Territorial y de Reincorporación de Anorí, al nordeste de Antioquia.
“En Anorí hay una riqueza en flora y fauna muy grande porque confluyen dos corredores de biodiversidad del país. Hicimos una expedición de quince días con científicos que descubrieron catorce especies. Esta es una miel pura, pues no modificamos nada para producirla y, de paso, ayudamos a la conservación del medioambiente”, explica Andrés Zuluaga, gerente de la cooperativa.
Miel de la Montaña es uno de los emprendimientos de excombatientes de las Farc. Foto Fabián Penagos.
Hasta el momento, y mientras el gobierno les desembolsa los recursos de la reincorporación, la principal ayuda la han recibido de la fundación Paso Colombia, que les entregó un capital semilla para pagar el arriendo de una tierra y comprar los apiarios. En la actualidad tienen seis con treinta colmenas y esperan llegar a cincuenta en un mes, aunque reconoce que con el tema de la pandemia sus planes pueden sufrir modificaciones.
En enero sacaron su primera producción de 50 kilos y en pocas horas se agotó. “Le dimos mucha importancia al diseño y a comercializar por las redes sociales. Hemos aprendido sobre la marcha porque estamos muy atrasados en el tema. Por fortuna, contamos con el apoyo de muchas personas que creen en el proceso de paz. En este caso, una diseñadora, sin ningún tipo de interés, nos hizo el logo y el concepto de la marca”, explica Zuluaga.
Debido a la buena acogida del producto, para la segunda producción decidieron hacer una alianza con la Asociación de Mujeres Anoriseñas. El resultado también fue muy positivo y vendieron de nuevo todo. Antes del cierre de esta edición se preparaban para su tercera producción en medio de la cuarentena.
Zuluaga confiesa que a mediano plazo planean tener un punto de venta para atender a los clientes, que además funcione como punto de distribución. “Ha sido una experiencia muy bonita. Por una u otra razón nos tocó vivir la confrontación. El cambio que ha tenido Anorí es maravilloso. Hace cinco años esto era un Vietnam, bombardeos a toda hora, asaltos, un territorio de confrontación armada. Y ahora, ver estas cosas lo animan a uno a salir adelante. No ha sido fácil, hemos encontrado muchas dificultades, pero tenemos la voluntad de salir adelante”, concluye.
Vital
Sara Illidge
Esta joven samaria es socia y vocera oficial de Vital, la primera boutique de mieles especiales en Colombia. “Nació de un fracaso empresarial. Teníamos una miel en un envase plástico, de boca angosta, económica, pura, pero no se vendía tan bien, era una marca común y corriente”, afirma.
Entonces, los siete socios de Vital empezaron a darle vueltas al asunto. “Nos dimos cuenta de que teníamos que explicarle a la gente lo que pasa con las mieles. Así como se hace con el chocolate, el café y el vino, necesitas un experto que te explique, por ejemplo, que la cristalización de la miel es un proceso natural y no significa que esté dañada”, dice Illidge.
Para Sara Illidge, una de las socias de Vital, es importante que el consumidor entienda que hay más de 2.500 sabores de miel.
En octubre de 2019 nació la idea de abrir un espacio de aprendizaje en un pequeño local dentro de Café Libertario, en Bogotá. Allí ofrecen quince mieles, “que vamos cambiando porque no queremos ser estáticos”, provenientes de pequeños apicultores de diversas zonas del país, como Santander, Córdoba, Cauca, Magdalena, Huila y la Sierra Nevada de Santa Marta. Les pagan el kilo de miel muy por encima del precio del mercado.
Las quince mieles están divididas en tres perfiles: entorno, sentidos y bienestar. “El entorno se refiere al espacio específico de procedencia: un manglar, un bosque de acacias o un cultivo de reforestación. En el perfil de sentidos nos fijamos en la textura y los sabores. Tenemos unos muy particulares, como la miel del árbol de chilco, que es cremosa y sabe a leche condensada, o la de mielato de roble, extrafloral, pues resulta de un trabajo conjunto entre un cucarrón, que toma la savia del roble, luego la expulsa y la abeja la transforma”.
En el perfil de bienestar crearon mieles infusionadas con productos naturales, como jengibre, cítricos, tomillo, canela y jalapeños, para potencializar sus beneficios o, simplemente, para untarla y disfrutarla en diversas preparaciones caseras.
Vital busca posicionarse como la primera boutique de mieles especiales en Colombia.
Aunque Illidge reconoce que son los más costosos del mercado, asegura que sus objetivos implican que la gente entienda que la miel sabe distinto, pues hay más de 2.500 sabores, y crear conciencia de que el consumo de productos locales no debería ser una alternativa sino una obligación. “Es importante generar ese cambio de hábitos y ayudar desde el consumo a mantener la biodiversidad y a proteger al campesino”.
Debido al aislamiento preventivo obligatorio, en Vital frenaron los planes de expansión y sus catas en la tienda, pero continúan los envíos nacionales a través de su página web y resuelven cualquier duda por WhatsApp.
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