“Los caricaturistas ya trabajábamos desde el encierro”, X-tian
Arantxa Díaz
“Cristian Sánchez quiere ser caricaturista, actor y poeta por siempre”, afirmaba una publicación del diario El País de Cali en 1994 en un especial sobre niños genios. Aunque estas dos últimas profesiones nunca las desarrolló, la de ser caricaturista pasó de ser solo una idea de un niño de 6 años, a una realidad.
Cristián, más conocido como X-tian y en redes sociales @UnCaricaturista, atiende mi llamada en su hogar actual en Valencia, España.
Desde septiembre del año pasado viajó al país ibérico para hacer un máster en Nuevos Periodismos y Comunicación Política, y pronto cumplirá 50 días en cuarentena, tiempo en el que ha descubierto sus dotes culinarios, ha disfrutado del viento desde un pequeño balcón y ha dibujado día a día nuevas caricaturas que reflejan la vida en estos tiempos extraños que estamos viviendo.
El caleño de 31 años habla con su acento marcado, con una tranquilidad y sencillez que facilitan el diálogo, y con mucho humor, el gran protagonista de su vida. Afirma entre risas que lo más difícil de ser caricaturista es que paguen y que este tiempo le ha servido para inspirarse mucho más.
“Los días se parecen mucho, pero me gusta mi trabajo porque cada día hago una caricatura diferente y eso me hace entender que el tiempo pasa y que no estamos en un constante lunes”, afirma X-tian.
Jugando a ser caricaturista
“Mi primera caricatura fue un vampiro que chupaba la sangre de un noticiero, era como una crítica a una noticia”. Desde octavo de bachillerato Cristian dibujaba en la misma libreta todos los días. Inicialmente la rotaba entre los compañeros de salón, pero luego lo empezaron a pasar por diferentes cursos del colegio Berchmans en Cali.
“Uno se enteraba de compañeritos que los habían sacado de clase en otro salón por estar riéndose con alguna de mis caricaturas”, comparte Sánchez. Incluso llegó a dibujar sus caricaturas en un espacio que el mismo colegio le dio.
Asegura que fue un nerd que marcaba sus cuadernos con un dibujo del profesor correspondiente. Una vez le encontraron una historieta erótica donde estaban todos sus compañeros de clase, y por supuesto terminó en la basura, “¡Una lastima! Porque hoy en día sería una hit poder ver ese comic. Cuando citaron a mis papás lo tomaron muy bien, para ellos solo era arte erótico”, (risas).
Un camino hacia la caricatura
Lo que empezó como una simple marca de colores por parte de su mamá, Alba Liliana Jaramillo, terminó siendo su firma insignia: X-tian. “Mi mamá estudió filosofía y ellos suelen usar esta abreviación en la lengua anglosajona. Siempre se leyó como Cristián, porque nunca se pensó en ser pronunciado, era una marca y así empecé a firmar desde bachillerato”.
Aunque quería estudiar Teatro terminó en las Artes Plásticas de la Universidad Javeriana. Allí fue donde su pasión empezó a cobrar un poco más de sentido.
“Nunca supe exactamente qué era lo que estaba haciendo, no es que hubiera dicho ‘quiero ser caricaturista’, bueno, a los seis años sí, pero después no era mi objetivo en la vida. Al principio no tenía el sueño de publicar en un periódico, simplemente lo hacía por pura catarsis y amor al dibujo, porque no podía dejar de hacerlo y era apasionante”.
Desde el primer semestre de carrera compartía diariamente caricaturas en Facebook. En quinto semestre entró a la clase de humor gráfico del también caricaturista Betto, y en ese momento pensó que sí se podía vivir de lo que le gustaba hacer, así que decidió convertirlo en su oficio de vida.
Su primera publicación fue en la revista de la Javeriana, seguida de la del Rosario, todas inspiradas siempre en la política y con mucho humor gráfico. Desde el 2011 X-tian empezó a publicar los días festivos en El Espectador una caricatura que se ha convertido en un reflejo de muchos jóvenes: Anfabio. Un personaje melancólico, sufrido y reflexivo, que no se parece en nada a su creador.
“Anfabio nació siendo opinador, para poder expresar pensamientos y opiniones”. Esta rana depresiva está inspirada en algunos de los amigos literatos del grupo de teatro de la universidad al que perteneció Cristián, quien afirma que estos vivan de la tristeza, y aunque esta no es una característica común en él, quiso plasmarla en sus viñetas.
“Yo puedo estar feliz, triste, angustiado, cansado, lo que sea, y llego a dibujar, no solo por el deber de cumplir sino porque lo necesito. De estos 10 años de carrera posiblemente estuve ocho o siete sin recibir un peso de esto, a excepción de Anfabio. Dibujaba todos los días, hacía caricaturas todos los días y lo hacía y hago por el mero amor”.
Foto: @uncaricaturista
Caricatura en cuarentena
Frente a la pregunta de cómo vive esta pandemia, Cristián considera que es interesante ver el sentido de reinvención que muchos han tenido en estos tiempos.
“La gente se ha preguntado hacia dónde va la función de sus oficios. En mi caso, y para los que trabajamos en la parte creativa, no estamos padeciendo mucho, porque siempre hemos sido los que estamos encerrados creando en nuestras casas”.
Su trabajo no se ha afectado por la cuarentena, pero sí su tranquilidad mental por no poder salir y hacer esas otras cosas que lo nutren creativamente, como ver a la gente, escuchar sus opiniones y la interacción social que le permiten sentirse bien y tranquilo.
“Dibujar este momento me hace sentir especial, es decir, hay caricaturistas que han tenido que hacer cosas sobre guerras o desastres naturales, y a mí me tocó ser uno de los caricaturistas en una pandemia, y eso de alguna manera me pone una responsabilidad para poder documentar esa historia desde la opinión pública, y es más fácil aún porque hago parte de esas personas que están encerradas”, comparte Cristian.
La caricatura más especial que ha hecho durante la pandemia es la de ‘Paciente vs paciente’, ya que “tenía una intención que normalmente no tiene este trabajo y es la pedagógica. Nuestra función no es ser pedagogos, pero en este caso estábamos hablando de un problema de salud pública y sentía que era parte de mi responsabilidad como caricaturista”.
Esta imágen tuvo traducción al inglés, portugués e italiano, cosa que no es común en su trabajo, pues su humor y opinión es más sobre asuntos nacionales y locales del país. “Y esta fue una caricatura que cruzó fronteras y se viralizó como el coronavirus”, afirma entre risas.
Unas horas después de la publicación de esta caricatura, algunos internautas empezaron a compartir que otras personas estaban eliminando su firma y reemplazándola por otros nombres de creativos, editaban su nombre y ponían otro. Pero esto no impidió que se sintiera satisfecho por su trabajo y que muchos de sus seguidores denunciaran el plagio.
Foto: @uncaricaturista
Una vida de caricatura
Pero así como hay caricaturas satisfactorias, hay algunas que hubiera deseado que no existieran, como la de los héroes, que dibujó al inicio del confinamiento, “le metí mucho tiempo y después me cuestioné hasta qué punto estaba siendo un idiota útil por considerar a las personas de salud, aseo y vigilancia como héroes, simplemente para no reconocer la precariedad y la falta de seguridad que se escudan en el heroísmo para no ver el punto de abandono que estos trabajadores viven”.
Siente que fue un poco idealista y que romantizó una situación compleja, y afirma con certeza que si tuviera la oportunidad de no hacerla, no la hubiera hecho.
Muchos consideran que X-tian es uno de los caricaturistas más talentosos que existen en el país. Su sencillez, humor, alegría y pasión lo han llevado a ser cada vez más mediático. No se considera una persona problemática, le gusta dar su opinión y sabe que dibujar es lo que ama y lo que hará por el resto de su vida.
“Creo que lo fantástico de la caricatura es que te envía el mensaje en segundos. Te sintetiza una opinión profunda en trazos que convencen, que están combinados con un lenguaje humorístico. Alguna vez escuche que esto se convierte en veneno dulce porque te estás tomando algo que habla de la realidad nacional y de cosas difíciles, pero te lo están diciendo a partir de un dibujo con humor. Llega un poco más a la gente e interpreta la realidad de una manera que quizá la seriedad no lo permitiría”.
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