Siete secretos para aprender a pensar como artista y ser más creativo
Revista Diners
El tema de la creatividad está de moda. Es un asunto que interesa a los políticos en el discurso de la economía naranja, del que se ocupan intelectuales de Silicon Valley y sabios de todo el mundo. Dicen que es muy importante, que desempeñará un papel fundamental en la prosperidad del futuro, y eso está muy bien. Pero, ¿qué es exactamente la creatividad? ¿cómo funciona?
Así comienza el libro Piensa como un artista, de Will Gompertz, director de arte de la BBC y periodista para periódicos como The Times y The Guardian. Durante años se ha encargado de ver al arte como un motor de cambio dentro de la sociedad y como un vehículo para analizarla.
En su libro, Gompertz describe cómo la forma de pensar de los artistas puede hacer que las personas adopten nuevos patrones y formas de comportarse para volverse más eficientes, ser más valientes y hacer de la creatividad una herramienta eficaz en su día a día.
Estos son siete rasgos de un artista que debería poner en práctica en cualquier oficio al que se dedique, según Gompertz.
Los artistas emprenden
Para el autor, hay un imaginario romántico alrededor de los artistas. Muchas personas se ganan la vida haciendo trabajos que no les gustan, cumpliendo horarios y metidos en una rutina que se vuelve casi eterna, mientras los artistas no. Ellos siguen su propio camino, se dedican a hacer lo que quieren y a desarrollar su arte. Todo esto es verdad hasta cierto punto.
Gompertz dice que los artistas “no son más valientes ni más nobles ni más resueltos que un criador de ovejas que acompaña a su ganado enormes distancias soportando adversas condiciones climáticas”. Para él, todas las profesiones y los oficios se encuentran en las mismas condiciones, pero hay algo en los artistas que los caracteriza, por lo menos a los que son exitoso: son emprendedores.
Aquí toma como ejemplos a Andy Warhol, Peter Paul Rubens e a incluso Van Gogh, quienes buscaban dinero para poder hacer sus obras, comprar materiales y hasta para el alquiler de sus estudios.
“Tienen que demostrar gran sensibilidad para la mercadotecnia y conocimientos implícitos de la marca: feos conceptos empresariales de los que jamás hablarán en presencia de personas de bien, pero que les son fundamentales”, finalmente el objetivo de los artistas es crear algo de la nada, convencer a la gente de que es un buen producto y hacer que lo compren.
Los artistas no fracasan
Gompertz entiende el fracaso desde otra perspectiva. Habla de este desde el contexto de la creatividad, en este caso no tiene que ver necesariamente con estar equivocado o cometer un error, más bien lo ve como un elemento motivador.
Entonces habla de Monet, Manet y Cézanne, que durante años fueron rechazados por el Salón de París y que, después de unos años, se les comenzó a considerar como unos visionarios y pioneros del arte. ¿Quién fracasó entonces?
El fracaso se puede convertir en una herramienta para perseverar. Muchos artistas convierten su fracaso en una forma de aprender y una oportunidad para perfeccionar su arte. “Una lección aún más importante que debemos aprender de los artistas es la de que los artistas no solo no fracasan, sino que además vencen. Los Artistas hacen”, afirma Gompertz.
Los artistas se toman su curiosidad muy en serio
La necesidad es la madre de la invención y la curiosidad, el padre. Gompertz dice que ser curiosos es parte fundamental de la creatividad, pero esta también necesita de una motivación.
La curiosidad es necesaria para emprender proyectos que se sustenten y que perduren en el tiempo. Caravaggio es muestra de esto. Durante años el pintor italiano investigó la óptica, tipos de lentes y la manera como esto podía aplicarse a la pintura.
Pero no fue solo eso, para el trabajo con colores, nuevas técnicas y en general para su proceso creativo nunca paró de investigar y de alimentar su curiosidad. “Las ideas nacidas de la ignorancia o poco maduradas son siempre endebles y la mayor parte de las veces, inútiles” escribe Gompertz.
Los artistas roban
Pero Gompertz no se refiere a robar en el sentido literal de la palabra, se trata de transformar la realidad y fabricar ideas. En el libro da como ejemplo del caso a Picasso.
En julio de 1901 Picasso se encontraba en una profunda crisis tras no encontrar su voz, sin embargo, estaba obsesionado con las ideas de Van Gogh y su estado melancólico.
Precisamente fue su melancolía y la del pintor neerlandés lo que lo llevó a encontrar un estilo, una nueva idea para sus pinturas, a simplificar trazos, rebajar tonalidades y llevar su paleta a lo que sería el inicio de un momento creativo que se conoce como “periodo azul”. “No hay creación sin destrucción. Y las ideas completamente originales no existen” escribe el autor.
Los artistas son escépticos
Así como son curiosos, dudan. Siempre están preguntándose sobre el resultado que van a obtener.
En el caso de Edgar Allan Poe, el autor norteamericano escribió un ensayo en el que dejaba en claro que la creatividad no es un acto de inspiración divina y que ningún trabajo u obra de arte es un accidente.
En este ensayo describe cómo aplicaba con precisión cada uno de los cuestionamientos que se hacía y los plasmaba en la historia, incluso explica cómo decidió que El cuervo tendría exactamente ciento ocho versos.
Acerca de esto Gompertz dice que “tener ideas es fácil, lo difícil es tener buenas ideas. Estas son joyas preciadas que hacen acto de presencia solo cuando de verdad ponemos a prueba nuestra capacidad de reflexión, sometiéndose al método socrático”.
Los artistas piensan en conjunto y en el detalle
Cuando están creando su obra es inevitable imaginar cómo se verá al final, pero también hay que pensar en los detalles para llegar a ese resultado.
Por ejemplo, algunos artistas están pendientes de cada detalle que pueda influir en su obra. Gompertz ilustra esto con el artista Luc Tuymans, quien planifica sus exposiciones “antes siquiera de que el pincel toque el lienzo”.
Esto habla del cuidado que un artista tiene con cada detalle, de cómo está pendiente de lo micro y lo macro y cómo puede influir en su trabajo.
Los artistas son valientes
Los artistas exitosos no temen en lanzarse a terrenos desconocidos. Coco Chanel decía que “el acto más valeroso sigue siendo pensar por uno mismo. En voz alta”. Esto quiere decir que hay que hace falta valor para recibir críticas sobre su trabajo.
Los artistas están siendo juzgados constantemente y se requiere ser fuerte para aguantar eso, seguir adelante y sacar algo nuevo, un elemento que puede aplicar para cualquier otro oficio.