¿Por qué en Japón premian a los empleados que más duermen?
Revista Diners
Desde hace años, 1987, para ser más precisos, se conocen registros de hombres y mujeres en Japón que han dejado las últimas fuerzas de su cuerpo sobre a la mesa de oficina, contestando una llamada o viendo una pantalla. Karoshi es el nombre que le dieron los japoneses a la muerte por exceso de trabajo.
En 1989 el Japan Times reportaba la situación con preocupación. En el editorial de diciembre El ritmo que mata decía que más de 1,300 familias buscaban asesoramiento para reclamar a las compañías por el caso de hijos y cónyuges que habían muerto por exceso de trabajo.
En la actualidad el karoshi es tan común que cada que ocurre, la familia recibe una compensación de unos 20.000 dólares por parte del gobierno y pagos de hasta 1,6 millones de dólares por parte de la compañía donde trabajaba el fallecido.
La disciplina japonesa, la concentración inalterable, tan envidiada y referenciada entre expertos y coachs que imitan el método laboral japonés, ha costado la vida de 2.310 personas. Según el Consejo Nacional en Defensa de las Víctimas de karoshi, la verdadera cifra puede llegar a 10.000 anuales, que es, más o menos, el número de personas que mueren cada año en accidentes de tránsito.
Cary Cooper, experto en manejo del estrés de la Universidad de Lancaster en el Reino Unido dijo para la BBC de Londres que “después de la Segunda Guerra Mundial los japoneses eran los que tenían las jornadas de trabajo más largas del mundo. Eran unos adictos al trabajo de marca mayor”. Con el tiempo trabajar se volvió en un aspecto cultural que correspondió con los tiempos más álgidos del capitalismo financiero, el corporativismo y los avances tecnológicos.
Según el estudio realizado por Rand Europe Why Sleep matters the economic costs of insufficient sleep “una persona que duerme en promedio entre 6 y 7 horas por noche tiene un riesgo de mortalidad 7 % más alto que una persona que duerme dentro de un “rango de sueño saludable” (entre 7 y 9 horas). Este riesgo aumenta al 13 % si una persona duerme menos de 6 horas por noche”.
El estrés laboral y la falta de sueño son dos características que, en exceso y, como se ha comprobado en numerosos estudios, acaban con la salud del corazón y del cerebro. Quienes han muerto por karoshi han sufrido accidentes cerebrovasculares o infartos.
La falta de sueño es tan común en Japón que, con la epidemia del karoshi ya se han tomado medidas para revertir la tendencia de no dormir porque afectan la productividad. Según un estudio de Rand Europe, la falta de sueño tiene costos económicos. En Japón, cuyo promedio de horas de sueño es el más bajo en el mundo —6 horas y 35 minutos— el costo económico podría ser de 138 billones de dólares, lo que corresponde al 2,92 por ciento del PIB de anual.
Por eso, desde hace algunos años, muchas empresas japonesas buscan incentivar descansos en la jornada laboral. La empresa de tecnología Nexbeat dispuso habitaciones para que sus empleados duerman. Está prohibido el uso de celulares, tabletas y computadores. Además, por norma, los empleados deben salir antes de la 9:00 de la noche y están prohibidas las horas extra. Además, se promueven las microsiestas en la oficina, o inemuri, en japonés.
También hay premios a los empleados que registren más horas de sueño. Crazy, una firma que se encarga de organizar bodas lo mide a través de una aplicación instalada en los celulares. Si los empleados registran más de seis horas consecutivas, la empresa los recompensará con una cifra que alcanza hasta los 500 euros al mes.
La preocupación por el tema ha trascendido las barreras marítimas y terrestres de Japón. En China mueren al día unas 1.600 personas por guolaosi, que es como se conoce a la muerte por exceso de trabajo en ese país. En India, Corea del Sur y Taiwán también se conocen casos similares.