Anímese a cuidar su propia huerta
Revista Diners
A pocos kilómetros del peaje de La Calera, y luego de caminar por un camino pedregoso, se llega a un lugar llamado Ecohuerta La Caleruna. El cielo está despejado, las montañas de un verde profundo se ven muy cerca, hace mucho viento, y el aire se siente muy distinto al de la ciudad.
Hace un lustro, Omar Ayala decidió dejar su trabajo y su vida estable en la ciudad para irse al campo. Junto con su esposa construyeron su propia huerta y luego decidieron alquilar terrenos para aquellos que quieren sembrar su propio alimento, pero no cuentan con el espacio suficiente en sus hogares.
Es sábado en la mañana y, poco a poco, van llegando jóvenes, señoras, personas mayores y niños. Con pala y azadón, remueven la tierra, recogen frutos, siembran semillas, se saludan y se hacen preguntas entre unos y otros. Una mujer española confiesa que le encanta venir al lugar con su pequeño hijo, que corre de un lado para otro. Sonríe, corta un racimo de cilantro abundante. Hay cultivos de rábano, cebolla, lechugas. Otros tienen hierbas, como romero e hinojo. Más arriba de la montaña está un corral, que tiene un particular letrero que dice ‘Gallinas felices’.
Ayala conversó con Diners sobre cómo funciona este proyecto y lo que ha significado en su vida.
¿Desde cuándo y por qué se le ocurrió la idea de rentar huertas?
En 2014 iniciamos con este emprendimiento que descubrimos en Europa, y lo aterrizamos en Colombia, ajustándolo a las condiciones naturales de nuestra región y cultura.
¿Cuánto vale alquilar un terreno y qué incluye el precio?
Se constituyen contratos de arrendamiento en modalidades de tres, seis y doce meses; con base en ese tiempo de permanencia se ofrecen los productos que son cultivables en esos periodos y que podrán cosechar los nuevos hortelanos.
Además del alquiler de la tierra, se incluye un sistema de riego por aspersión que se activa automáticamente en épocas secas, asesoría permanente de nuestro personal para el desarrollo del cultivo, un control orgánico semanal de plagas y el préstamo de herramientas de labranza.
Al iniciar el contrato se cancelan $60.000 pesos para un taller de iniciación y material vegetal de siembra; y luego, de acuerdo al contrato escogido, se paga el arriendo. Por ejemplo, el canon de arriendo mensual para veinte metros cuadrados (el espacio más pequeño) es de $120.000; $110.000 para seis meses y $100.000 para un año.
¿Qué tipo de asesoría reciben las personas?
Contamos con una ingeniera agrónoma que asiste una vez por mes y realiza recomendaciones sobre el mantenimiento de cada huerta; durante las visitas que realizan los hortelanos nuestro personal despeja dudas sobre las recomendaciones dadas por la agrónoma.
¿Qué es lo primero que debe tener claro una persona que quiere sembrar una huerta?
La huerta, como cualquier proyecto en la vida, exige disciplina, persistencia y paciencia. Lo importante de todo es disfrutar el proceso ya que los frutos vienen por añadidura.
¿Cada cuánto hay que ir?; en caso de no poder ir ¿qué opciones hay?
Se recomienda asistir dos veces al mes y dedicar dos horas al cuidado del cultivo; si el hortelano no puede asistir, nos informa y se realiza el mantenimiento correspondiente y el costo se le suma al canon de arrendamiento.
¿Cuántas huertas tiene actualmente?
A la fecha tenemos alquiladas 23 huertas y contamos con otros treinta lotes disponibles. Nuestra oferta para sembrar a cielo abierto, es de 60 variedades entre hortalizas y frutales. A petición de nuestros hortelanos hemos ampliado nuestra oferta a 80 productos, sembrando bajo techo, para lo cual también ofrecemos el alquiler de invernadero por metro cuadrado.
Aparte de sembrar sus propios alimentos, ¿qué otros beneficios se obtienen de esta actividad?
Los beneficios de tener su propia huerta son bastantes, pero basados en los testimonios de nuestros hortelanos, podemos enumerar algunos como que es un lugar para realizar una actividad física moderada y combatir el sedentarismo; es un escenario para la integración familiar y social en medio de la naturaleza; es un sitio para liberar el estrés de la semana y reconectarse con lo natural; es el mejor lugar para llevar a los niños e instruirlos sobre la producción de alimentos y la sana alimentación.
¿Considera que las personas de una ciudad como Bogotá son más conscientes de las ventajas de sembrar su propio alimento o piensa que todavía nos falta aprender del tema?
Afortunadamente estamos siendo más conscientes de la necesidad de alimentarnos mejor y proteger el medioambiente, lo que está llevando a los bogotanos a buscar alternativas a la hora de adquirir sus alimentos. No obstante, nos falta mucho camino por recorrer y ante todo permitir que la sana alimentación sea un derecho de todos los estratos.
¿Cuál es el mayor reto al que se han enfrentado con este proyecto?
La desinformación de las personas, quienes perciben el campo como un escenario de pobreza y no valoran la riqueza invaluable que existe en nuestro país. Desconocemos la variedad de productos y sabores que existen en nuestra tierra y nos dejamos influenciar por las modas y los productos introducidos por multinacionales.
También alquilan gallinas. ¿Cómo funciona el tema?
El interesado compra su gallina en nuestra finca y paga una mensualidad para su manutención. Nosotros nos encargamos de cuidarla con los mejores sabores de la naturaleza y semanalmente son entregados los huevos al dueño del ejemplar; transcurrido un año la gallina detiene su postura y esta se entrega para que su dueño la pueda disfrutar en un delicioso sancocho.
Es una actividad que surge como complemento de tener un mercado limpio y saludable; así mismo, venimos desarrollando talleres de cocina mensual, caminatas y jornadas de picnic para que cualquier citadino se reconecte con lo natural.