¿Qué es la ociofobia o el temor a aburrirse?
Revista Diners
Aunque usted no lo crea, hay personas que le tienen miedo al tiempo libre, conocido también como ociofobia. Esto se debe a la cantidad de estímulos a los que estamos sometidos diariamente como las redes sociales, los mensajes, las noticias y las actualizaciones constantes dificultan la privacidad, y en muchas ocasiones, desconectarse totalmente de lo que pasa en nuestro alrededor.
Esto ha llevado a que se hagan diferentes estudios, que han derivado en este trastorno, que se traduce en la necesidad de mantenerse ocupado constantemente, lo que puede generar estrés y ansiedad.
¿Es bueno mantenerse tan ocupado?
A diferencia de lo que se piensa, que es mejor mantenerse ocupado, en ocasiones es bueno darle espacio al ocio. Para Peter Toohey, de la universidad de Calgary, en Canadá, el aburrimiento puede proteger a las personas de situaciones sociales infecciosas, aunque en ocasiones vivirlo puede llevar a las personas a sentirse mal.
Según el profesor Thomas Goetz, de la Universidad de Konstansz, en Alemania, hay diferentes formas de reaccionar ante el ocio: con indiferencia, calibrando, buscando, de forma reactiva o con apatía. De todos ellos el más dañino es la reactiva, ya que de esta forma las personas que caen en el aburrimiento buscan desesperadamente la forma de ocuparse en algo. La mejor manera de enfrentarlo, entre tanto, es la indiferencia, porque consigue que las personas sientan calma y su periodo de relajación dure más.
Los otros efectos de la ociofobia
Otro de los aspectos que hace ver el ocio como algo malo es la culpabilidad que, incluso, puede llevar a las personas a sentirse mal. Pero resulta que los períodos de creatividad surgen en el cerebro cuando una persona está relajada. Es difícil que aparezcan cuando se está ocupado resolviendo problemas, ya que se necesita de un momento de distensión y un ambiente propicio para que las ideas afloren.
Teniendo en cuenta esto, muchos expertos recomiendan pasar por lo menos una hora al día sin hacer completamente nada, o dedicarlo a alguna actividad que produzca alguna motivación en la persona, ya sea dibujar, tocar un instrumento o aprender algo nuevo.