La sorprendente historia de Amelia Earhart, la aviadora que desapareció en los cielos
Revista Diners
“Querido George, debes saber que soy consciente de los peligros, pero esto es lo que quiero hacer. Las mujeres debemos intentar hacer cosas como los hombres. Cuando ellos fallan, nosotras debemos estar ahí para superar ese reto”, escribió Amelia Earhart el 29 de junio de 1937 a su esposo y publicista George Putnam, desde Lae (Papúa Nueva Guinea).
Esa fue la última carta que escribió Earhart luego de perder la comunicación con Itasca, el buque estadounidense que esperaba su llegada a la isla Howland (Honolulú). La bitácora del barco muestra que Earhart estaba a 232 kilómetros de las Islas Nukumanu, que se estaba quedando sin combustible, y que su gastroenteritis (disentería) no mejoraba.
A las 9:30 a. m. del 2 de julio de 1937, el Itasca reveló que el avión Lockheed Electra 10E, modelo 1935, se estrelló a 160 kilómetros de la isla Howland. Pese a que el presidente Franklin D. Roosevelt dispuso de 9 barcos y 66 aviones para su búsqueda, Earhart desapareció sin dejar rastro hasta hoy.
Luego de su pérdida, crecieron los rumores alrededor de aviadora, como por ejemplo, que sobrevivió y se quedó en una de las cientos de islas del Pacífico; que murió en el naufragio; que desapareció en el triángulo de las Bermudas o que murió en cautiverio en las Islas Marianas del Norte luego de ser capturada por tropas japonesas.
¿Realmente encontraron a Amelia Earhart?
Sin embargo, la revista Forensic Anthropology reveló el hallazgo de unos huesos incrustados en el arrecife de Nikumaroro, que corresponden fisiológicamente a la aviadora en un 99 % con otros huesos que se encontraron en 1940.
“Los huesos son más largos que cualquiera de los habitantes de la isla y son similares a los hallados en los años 40; esto nos hace pensar que la aviadora de 39 años estuvo a punto de llegar. No se sabe si sola, o acompañada por su copiloto Fred Noonan”, contó Richard Jantz, profesor emérito de Antropología de la Universidad de Tennessee.
Entre tanto, esta teoría se suma a las que ya existen. Aunque los huesos son de una mujer de aproximadamente 40 años, no sirven para determinar la identidad de Earhart.
“Muchos no van a reconocer mis hallazgos, e incluso van a negarlos. Pero eso no importa, seguiré en mi búsqueda sobre la aviadora”, concluye el profesor Jantz, 86 años después de la desaparición de Amelia Earhart y en su aniversario 92, fecha en la que se le rinde homenaje por su valentía en los cielos.