Louis C.K.: el comediante que la crítica define como genio
Adolfo Zableh
Lo curioso es que C.K. sí es del montón (así se autoproclama). Es un hombre pragmático (tanto, que el C.K. es una simplificación de su apellido, Székely, de origen húngaro) que ha sabido ganar fama, prestigio y dinero haciendo lo que le gusta: decir lo que se le dé la gana en la forma en que se le dé la gana. Sus observaciones sobre la vida cotidiana abarcan todo: el trabajo, la familia, Dios, el dinero, y hasta las mujeres, tema en el que muchos hombres se declaran ignorantes. Puede que C.K. no tenga todas las respuestas de la vida, pero se acerca mucho a ellas.
Coordenadas básicas
C.K. nació en Washington hace 46 años, pero vivió en México D.F. hasta los siete porque su padre nació allí. Su familia se trasladó a Boston, donde fue mecánico. A los 19 años se presentó en un bar de stand up comedy para aficionados y no le pudo ir peor: una rutina de dos minutos donde no logró sacarle una sola risa al público. Volvió a la carga con el stand up comedy en Nueva York, adonde inicialmente fue a estudiar cine, pero, en sus palabras, aplicar a la universidad le pareció tan difícil que prefirió claudicar. Entre ese par de fracasos y ganar los 100.000 dólares por presentación que cobra actualmente pasaron muchas cosas, entre ellas escribir para televisión para David Letterman, Conan O´Brien, Chris Rock y el programa Saturday Night Live. Hoy habla español, mantiene aún su nacionalidad mexicana y de hecho, en ocasiones los medios de su país se refieren a él como “el comediante mexicano Louis C.K.”.
Sacarles rentabilidad a los problemas
En los videos de C.K. en Internet se puede ver que el sexo y la escatología son lo suyo. El humorista habla con igual destreza de engordar, llegar a los 40 años o divorciarse. Asuntos comunes del hombre promedio que precisamente por cotidianos, pocas veces se abordan con humor y autocrítica. C.K. no se calla nada, y para asegurarse de ello, él mismo produce, dirige, edita y monta sus videos. Así tiene total control de su obra.
Y el público lo adora aunque trate temas como el abuso de las drogas, el racismo y la homofobia. Reconoce su crudeza y así lo aceptó en una entrevista donde declaró: “Me gusta hacer chistes sobre todo, voy a ir a un extremo para plantear mi posición: decir que un tema es demasiado horrible o doloroso como para hacer un chiste, es como decir que una enfermedad es demasiado horrible como para ser tratada”.
Pero no importa qué tan agresivo sea, C.K. es un malo blando, un personaje ofensivo pero de buen corazón que siempre logra arrancar risas y aplausos, don que supo maximizar gracias a la influencia de leyendas como Lenny Bruce, Richard Pryor y George Carlin. Y la prensa se lo reconoce. Entertainment Weekly lo eligió como artista del año, The New Yorker afirma que es el mejor comediante de Stand Up de Norteamérica, el también humorista Robin Williams lo compara con los tres personajes mencionados arriba y Chris Rock pone la figura de C.K. al nivel de los músicos Prince y Jimi Hendrix.
De la mano de la fama vino el dinero. Ha hecho dos especiales para la cadena HBO, en abril de este año fue portada de la revista Rolling Stone y su show de televisión Louie, emitido por la cadena FX, va para su cuarta temporada. Él mismo vende las entradas para sus shows en su página de Internet, buy.louisck.net, y allí mismo sube noticias, anuncia fechas y lugares de sus giras y se pueden descargar sus shows. Live at the Beacon Theater, grabado en Boston en 2011, cuesta 5 dólares y a la fecha ha tenido más de 250.000 descargas. C.K. ha eliminado los intermediarios y agentes para quedarse con todo el dinero. Aun así, sostiene que no es avaro y asegura que ganaría más si tuviera un representante.
Su relación con el sexo opuesto
Nadie sabe cómo un gordo calvo de 46 años que se sabe feo y vive ventilando sus fracasos con las mujeres sabe tanto de ellas. O quizá precisamente por haberse estrellado repetidamente con ellas es que sabe tanto al respecto. Habla con una maestría excepcional sobre la monotonía del matrimonio. C.K. estuvo casado durante 13 años con la artista Alix Bailey y la marca fue tal que aún hoy, trece años después del divorcio, sigue hablando de ella en público. Alguna vez reconoció que a ella no le gustaban sus presentaciones y dijo que lo lamentaba. “Me hubiera gustado ser más cuidadoso y asegurarme de que ella se sintiera bien al respecto, pero la verdad es que nunca le pregunté”.
También menciona a sus dos hijas y esa fue una de las razones de la separación ya que el comediante habla descarnadamente de jóvenes, maduras y de sus propias hijas, y las describe con tal maestría y violencia que es imposible mantenerse indiferente. De una de ella dijo alguna vez “es una cabrona porque no me deja tener sexo. Cada vez que intento tener sexo con mi esposa, ella entra al cuarto a pedir algo”.
Otra frase recordada es una en la que asegura que “un hombre puede robar tu carro, quemar tu casa, cortarte un brazo, pero una mujer arruina tu vida. Las mujeres no son violentas, pero defecan en tu corazón”. Por ser una frase ofensiva dicha a la mitad de un show de stand up comedy no significa que no tenga algo de cierto y que resuma la forma en que un hombre herido ve al sexo opuesto. De hecho, cuando lanza afirmaciones así, C.K. es aplaudido a rabiar.
Pero al mismo tiempo puede ser benévolo con el otro género. Reconoce que las mujeres son mejores que los hombres en casi todos los aspectos, y que no es cierto que ellas no tengan el mismo nivel de deseo sexual, sino que les toca tener sexo con los hombres, que son terribles en el tema.
El ganador fracasado
Autoproclamarse como un perdedor empedernido y masturbador compulsivo le ha generado dividendos, pero nada de eso sería sobresaliente sin el contenido de sus rutinas, las cuales rara vez repite, un caso extraordinario en un oficio donde la reiteración es la regla. Jerry Seinfeld, por ejemplo, repite hoy monólogos que se ideó en los ochenta.
Pero C.K. no solo ha ganado dinero y elogios, sino que obtuvo tres premios Emmy y un Grammy. Confiesa que no sabe nada de música y que está obsesionado con los carros y las cámaras de fotos.
Pero por mucho que se queje, nada mal le ha ido para ser un padre soltero que está por pisar los 50 años y ha sabido sobrevivir a punta de lo que le gusta hacer. Louis C.K. podrá parecer poca cosa de entrada, pero te mata en sus rutinas de dos minutos. Una vez en ellas, se puede uno meter de lleno en sus shows de más de una hora. Eso sí, se recomienda hacerlo gradualmente, tanto veneno puede terminar matando.
LOUIS C. K. EN FRASES
Para entender mejor a C.K., lea estas frases del comediante y juzgue usted mismo.
• Yo no paro de comer cuando me siento lleno. Una comida no se acaba cuando estoy lleno, se acaba cuando me odio a mí mismo.
• Es bueno hablar de cosas negativas y que la gente se ría de ellas.
• Esta es la diferencia entre los niños y las niñas: los niños joden todo; las niñas están jodidas.
• Más tarde me voy a masturbar pensando en ti, y no hay nada que puedas hacer al respecto. (A una presentadora de la cadena FOX).
• Las drogas son tan buenas que terminan arruinando tu vida.
• Ofender es sano y necesario. Cada vez que dices algo ofensivo, causas una discusión. Entonces has obligado a las personas a pensar.
• Siempre que tiene sexo con una mujer, el hombre piensa que es lo mejor que le ha pasado en su vida. Una mujer, el 40 por ciento de las veces piensa: “No es lo peor que me ha pasado, me recuperaré de esto en una semana. No voy a llorar esta vez”.