Clases de amor: siete formas en las que vemos este intenso sentimiento

Las clases de amor chocan a 100 kilómetros por hora contra las historias idílicas que vemos en el cine. Aquí una pincelada de la realidad.
 
Clases de amor: siete formas en las que vemos este intenso sentimiento
Foto: La Casa de Papel, 2022
POR: 
Ricardo Aponte

Una cosa es escribir sobre el amor, ver películas románticas o telenovelas y otra, muy distinta, es vivir y padecer el amor. La posibilidad de proyectarnos en esos escenarios –idílicos o catastróficos– resulta infinita lo que complejiza nuestra forma de querer porque, la verdad, hay muchas y diversas experiencias alrededor del amor. Y esto se pone aún más complicado: una sola persona, usted, puede haberlas vivido, muchas de ellas, o todas, en algún momento de su vida. Aquí le traemos las clases de amor a las que no les ponemos atención.

1. Las clases de amor son…

Una y mil cosas a la vez, como por ejemplo, tan sencillo como el amor por los animales. Es tan real como consecuente. El objeto de amor consiste en todo aquello que se puede cargar afectivamente:

La casa, los muebles, los libros, los juguetes, el trabajo, las personas. El amor permite apropiarse y también desprenderse.

Cuántas veces hemos llorado porque un amigo se va a vivir por fuera; ese es amor de verdad. Adicionalmente, una gran propuesta en el mundo escolar es el amor por el planeta.

El amor relacionado con el cuidado del agua. Cuidar y amar son grandes complementos. Cuidar es quizá el mejor sinónimo del amor y se aplica a todas las versiones del amor de las que hemos hablado hasta ahora. Entonces podemos decir que hay muchas clases de amor.

Por último, es difícil pensar hoy que los debates políticos traten de definir cómo nos vamos a querer. Formular qué será prohibido y aceptado en términos de amor, a las parejas, a los hijos, a los otros.

Determinar quién tiene derecho a amar y quién no. Quién a adoptar y quién no. ¿No será que los legisladores buscan que los amen?

En eso es en lo que se convierte todo esto. Porque, al final, las personas seguirán amándose con leyes o sin ellas. El amor tiene sus propias leyes, así como diferentes clases de amor.

2. Me enamoro de la persona, no del género

Diríamos que se trata de la bisexualidad. Sin embargo, el problema conceptual de este término consiste en que alude a la sexualidad.

Pero lo que se ve es un momento de enamoramiento, más allá del impulso sexual, que se puede dar con un hombre o una mujer; ya después se definirá de qué se está hablando cuando el componente sexual aparezca en la relación.

Si es que lo hace. Basta recordar el amor sublimado al profesor o al ídolo, el platonismo, que tantas veces resulta en pareja.

Lo que asusta es la sensación de estar cruzando la raya en términos de identidad sexual y que eso se define como homosexualidad. Los límites cada día son más frágiles en este campo. Me enamoro de la persona, no del género

3. Porque te quiero te aporreo

¿Qué ha pasado con los amores perros? Esos conflictivos y llenos de tragedia. Una canción de Rihanna y Eminem dice:

“Me gusta la forma en que dices mentiras”. Son esas versiones oscuras del amor, muy contradictorias, o como reza el dicho popular: “Porque te quiero te aporreo”.

De esto pueden decirse dos cosas: para muchos, están cayendo felizmente en desuso, ya no se celebra humillar a la novia. Pero otra cosa, que resulta más compleja e interesante, es esa forma del amor en donde se maltrata al otro “por amor”.

Estas son esas parejas que no toleran que el otro diga una burrada o cometa un error manejando. Aparece una delgada línea entre la burla y el desprecio, que puede alcanzar la intolerancia y el odio.

Acá hablamos de sometimiento, pero está claro que no hay víctimas y victimarios: se necesitan ambos, el que somete y el que es sometido, bajo un acuerdo tácito. Mas no se dan cuenta de que es la misma forma del sadomasoquismo, pero sin darle el nombre que es. Este constituye otro acto de amor. Porque te quiero te aporreo

4. Te amo pero no te toco

El amor de pareja tipo roommate sí que está de moda hoy. Algunas parejas se han convertido en excelentes amigos y excelentes compañeros de convivencia. El sexo se deja a un lado.

Viajan delicioso, cocinan y comparten los quehaceres y las cuentas, se admiran y tienen inagotables temas de conversación.

Se quieren mucho y comparten la intimidad –bañarse con la puerta abierta por ejemplo–, pero carecen de vida sexual.

Incluso muchos saben que el otro se masturba, pero no se detona en ellos la pasión sexual. Es como una versión actual del celibato.

Más que aburrimiento, se trata de un estilo de vida que prescinde de la vida sexual y que no podría calificarse de fracaso.

¿Candidatos a infidelidad? Quizá, o, de nuevo, a un acuerdo de convivencia donde cabe el sexo por otro camino. Te amo pero no te toco

5. Querer a dos, o tres…

¿Es posible estar enamorado de varias personas al mismo tiempo? Muchos se lo preguntan. Porque lo sienten. Hace unos años, una colega me decía que ella sí consideraba que el poliamor existía. Yo también lo creo.

Claro, lo primero que se piensa es en infidelidad y lo cierto es que normalmente se lleva todo el crédito. Pero más allá de la infidelidad, que se considera un tema paralelo, realmente existe el amor por varias personas.

Se trata de una decisión de vida, quizá nacida como un escape de una existencia en pareja estática, aunque llena de amor, y puede entenderse como una forma de resistencia o como un deseo de tener afectos y relaciones de carácter totalmente distintos; para otros es un acuerdo. Esta sin duda es una de esas clases de amor en donde no se puede comprometer el corazón porque seguramente saldrá lastimado.

“Quiero a mi pareja y también quiero a mi amante”. Quizá sean amores diferentes, uno más de compañía y de costumbre, el otro más pasional y sexual. Pero reducirlo a solo esto, resulta demasiado simple.

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6. Soy fiel hasta donde me dejen

Aquí la pregunta que debe hacerse es si ese tipo de “infidelidad acordada” se considera resistible, o si va a doler. Y si es así, ¿por qué duele?, ¿por la competencia sexual o porque se enamoró del otro?

Porque, por ejemplo, hay casos en el mundo gay donde son comunes las “relaciones abiertas”. Hay sexo por fuera de la pareja, pero el “contrato” o pacto se rompe si aparece amor en el camino.

Por otro lado, también existen los amores comunitarios. En los sesenta y setenta, con el movimiento hippie y su propuesta del amor libre se vivió una versión interesante sobre el amor sentido por varios.

No era tan descabellado pues en la actualidad queda claro que el amor puede cambiar de sujeto y que ya muy pocos amores son “hasta que la muerte nos separe”.

Hoy, tan pragmático como la sociedad en que vivimos, se quiere a este y mañana será a otro.

7. El amor verdadero es de dos

Adicionalmente, hay amores de pareja que jamás se olvidan. Algunos viudos dicen que nunca dejarán y han dejado de amar a su difunto, pero pueden amar a otro. Y rehacen su vida.

Claramente no amores iguales, tampoco lo buscan, tienen condiciones y características diferentes. Finalmente, y sin tener que poner solo la condición de la muerte a este respecto, cada experiencia de amor es distinta la una de la otra.

Lo cierto es que el amor por una misma persona también va cambiando. E incluso se acaba. El enamoramiento constituye una primera propuesta de amor con cierta locura inscrita, pero el amor que se construye con los años es el amor maduro.

Después de las generaciones de parejas que se divorciaron (hasta el odio), hoy las que sobreviven al divorcio se sienten guerreras y orgullosas de haberlo logrado bien.

Mientras, algunos se habrán arrepentido de no haber podido construir pareja y amor y otros tantos se sentirán libres de cualquier atadura. En cualquier caso, a ninguno le han faltado problemas.

Es como si se necesitara un poquito de desamor para alimentar el amor, para que no se vuelva monótono. Un beso muy largo puede ser baboso, un beso interrumpido da ganas de más, da espacio para respirar. De las clases de amor, más seguras para su corazón.

¿Qué otra clase de amor agregaría a la lista? Escríbanos a nuestras redes sociales

         

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enero
24 / 2022