Sablazos de Zableh: los hinchas colombianos somos una plaga
Adolfo Zableh
Dicen que 60 mil hinchas colombianos viajaron a Brasil a ver el mundial, pero yo creo que deben ser más porque en nuestro país las estadísticas no es que sean muy confiables. Pónganle que fueron 80 mil, que ese no es el punto; el punto es que los colombianos somos una plaga.
60 mil (u 80 mil) en un país de 200 millones de personas y fanáticos de 30 selecciones más no se deberían sentir, pero se sienten. Yo he visto en las calles más hinchas colombianos que de cualquier otra nacionalidad, más que mexicanos, incluso, que es de las plagas más insoportables que existen a la hora de jugar un torneo de estos. De lo que más me acuerdo es estar en la fila del Subway de la estación de buses de Sao Paulo luego de la inauguración y en una fila de 28 personas, haber contado 16 colombianos. Y así es en todo lado.
Y bien que vengan y que se gocen Brasil, que disfruten con la selección y la pasen bueno, pero ve uno cada personaje que da miedo. Nos hemos acostumbrado a andar entre colombianos porque allá somos 44 millones y lidiarnos es cuestión de todos los días, pero uno mira bien, y nosotros somos una cosa muy pesada. Yo ando con susto en Colombia todo el tiempo, y eso que soy un don nadie. Hasta las calles de un solo sentido las atravieso con susto, mirando hacia ambos lados porque no sobra el que viene en contravía, se lo lleva a uno y dice que la culpa no fue de él. O peor, se vuela, porque somos expertos en cagarla y no dar la cara.
No se trata de crucificar a los personajes que salen en el video de la pelea de platos en un restaurante en Río de Janeiro, que pelear hemos pelado todos alguna vez. La diferencia entre ellos y nosotros es que son famosos y quedaron grabados.
No es mentira que seamos un país violento, y ya no solo producimos violencia en casa, ahora la estamos exportando. Y por violencia no hablo de la bala que se dan en el monte, “por allá lejos”. Al revés, en nuestro país la violencia es una espiral descendente que empieza en el estrato seis, como se vio en el video. Yo fui a esa churrasquería del problema de los platos, queda en Ipanema, se llama ‘Porcão’ y el puesto (sin incluir bebidas ni propina) vale 105 reales, unos cien mil pesos colombianos.
Yo les digo a mis compañeros periodistas con los que comparto el apartamento que se abstengan de usar cualquier prensa distintiva de Colombia durante el mundial, y la razón es sencilla: uno va en la calle con la camiseta de la selección, un compatriota lo reconoce, se pone feliz, empiezan a hablar, todo es risas, y en cualquier momento empieza el desencuentro. Si uno es de Millonarios y el otro de Santa Fe, tropel; si uno es santista y el otro uribista, tropel. Y todo puede empezar como una discusión pendeja y terminar a los golpes, porque también nos caracterizamos por formar grandes guerras de pequeños conflictos ideológicos.
Somos una plaga. La humanidad con sus 7000 millones de habitantes y los colombianos con nuestros 44 millones de belicosos. Mientras en casa aplicamos el “Déjese zarandear el carro, déjese echar harina, déjese apuñalar, que hoy ganó Colombia”, acá en Brasil nos estamos acabando a platazos. Una vergüenza.