El reto de pensionarse en Colombia

Más allá de la actual reforma pensional, está claro que el país requiere un cambio profundo en el sistema para asegurar su sostenibilidad. ¿Qué hacer para contar con una mesada cuando llegue el momento?
 
El reto de pensionarse en Colombia
Foto: Ilustraciones Sindy Elefante
POR: 
Adriana Macías

Tengo que reconocer que la propuesta de subir el umbral de cotización obligatoria en Colpensiones de 2,3 a 4 salarios mínimos me generó cierto alivio, aunque también me sembró ansiedad por el futuro de mis hijos. En términos del monto de la mesada pensional, la reforma no me impacta de manera directa, pues ya estoy a pocos años de cumplir la edad para acceder a este beneficio, pero sí va a reducir la mesada de mi marido, a quien le faltan todavía más de trece años para llegar a la edad requerida en Colpensiones. 

Sin embargo, es innegable que sí tengo cierta incertidumbre por la sostenibilidad del sistema, pues de no producirse un cambio de fondo en la estructura actual, incluso mi pensión podría estar en riesgo.

Frente a este panorama, rápidamente concluí que para estar más tranquilos en ese nuevo escenario es fundamental diseñar una estrategia de inversiones para cubrir los gastos educativos de nuestra hija menor, que este mes cumple trece años, y pagar el crédito hipotecario de nuestra vivienda.

Y ahí fue cuando pensé en mi hijo de 26 años, que hace poco comenzó su vida laboral, y me di cuenta del egoísmo con el cual yo y, con seguridad, el 99 % de los colombianos en edad productiva estamos siguiendo la reforma pensional, ya que, infortunadamente, mientras mejor les vaya a los cotizantes mayores de 45 años peor les irá a todos los trabajadores de la generación de mi hijo.

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El déficit pensional no tiene reversa

El cambio propuesto por el primer mandatario no le gusta para nada a Mauricio Olivera, quien fue presidente de Colpensiones y se ha convertido en la vedette de los medios de comunicación en estas semanas. El motivo es de tipo técnico: mientras más se aporte a Colpensiones mayor será el déficit de la nación, puesto que prácticamente todas las pensiones de esta entidad reciben un subsidio estatal.

La matemática —dice él— es simple: un trabajador que recibe el salario mínimo no alcanza a aportar en 25 años de vida laboral más de $60 millones para su pensión, pero esa mesada en el régimen de prima media (el de Colpensiones) vale $180 millones, por lo que el Estado debe aportar $120 millones para cubrir el faltante. “Tengamos en cuenta que, en Colombia, el 80 % de los trabajadores formales gana un salario mínimo mensual y otro 10 % percibe dos salarios mínimos. Eso significa que el monto de los subsidios que se deberán otorgar a esos colombianos cuando se pensionen va a poner en riesgo la sostenibilidad del sistema”, explica Olivera.

La recomendación de los expertos es que se baje al máximo el umbral, de tal modo que los trabajadores de clase media —que por lo general ganan más de dos salarios mínimos— aporten un porcentaje mínimo a Colpensiones y complementen con un aporte mayoritario en un fondo privado de pensiones. De esa manera, lograrían combinar dos pensiones, aunque al final el valor de la mesada sería, en promedio, entre el 30 % y el 35 % del ingreso base de cotización que reportó.

Olivera me explicó que desde el año 1999 el país perdió las reservas pensionales que estaban depositadas en el Banco Central Hipotecario (BCH), entidad que se reventó con la crisis del sistema UPAC. Por lo tanto, la principal fuente de pago de mesadas en Colpensiones son los impuestos. 

Las pensiones en Colombia / Ilustraciones de Sindy Elefante
Las pensiones en Colombia / Ilustraciones de Sindy Elefante

Tendencias que impactan las pensiones

En este tema tan complejo, hay dos tendencias demográficas evidentes no solo en Colombia, sino también en el resto del mundo, que desempeñan un papel clave en la evolución del sistema pensional. La primera es el acelerado envejecimiento de la población, lo que se denomina la ola plateada, que supone la jubilación de una gran masa de trabajadores, que además viven más años gracias a los avances de la ciencia.

Y la segunda es la caída de la natalidad, que supone un debilitamiento de la fuerza laboral en el futuro. De acuerdo con cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en el año 2023 el número de nacimientos en el país fue de 510.357, lo que representó una caída del 11 % frente al 2022 y una reducción del 23,7 % si se compara con el 2014. “La gente que dice que no va a tener hijos no cae en cuenta de que los hijos perrunos y gatunos no trabajan y no van a poder contribuir para que a ellos les paguen su pensión en el futuro”, dice con algo de ironía Rodrigo Castillo, actuario que ha sido asesor del Ministerio de Hacienda y lidera una firma de asesoría pensional.

El chiste, por cierto, es bastante sarcástico pero totalmente real. Mi esposo tiene cuatro hermanos, pero dos de ellos están convencidos de que no quieren hijos; en su lugar, decidieron adoptar una perrita y un gato, respectivamente. Sin embargo, ellos no son la excepción; por el contrario, entre mis vecinos es cada vez más frecuente escuchar que sus hijos mayores de 30 años están decididos a no dejar herederos.

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La leyenda urbana de las pensiones

Hace unos cinco años, le pregunté a un contratista conocido cómo estaba en sus aportes a pensión. “Uy, la verdad es que pago sobre el mínimo porque tengo claro que nunca voy a recibir una pensión”, me contestó. La misma frase la escucho de manera recurrente entre jóvenes que recién empiezan su vida laboral y ven tan lejano el día de su jubilación que dudan de la posibilidad de obtenerla. 

Y, claro, esta idea se afianza con las cifras tan dramáticas que alertan sobre la bomba pensional para impulsar la actual reforma que hace trámite en el Congreso, así como las afirmaciones de quienes vaticinan que a la vuelta de unos quince años se va a requerir otra reforma para asegurar la sostenibilidad del sistema.

Para Olivera, “este cuento de que no se van a pensionar es un mito urbano, ya que en toda la historia de Colpensiones jamás se ha dejado de pagar una pensión; además, esta reforma se está impulsando para darle sostenibilidad al sistema”. Eso sí, lo más seguro es que en el futuro las edades de pensión sean mucho más altas, puesto que esa es la práctica más común en países como España, donde la edad de jubilación está en los 65 años y con mínimo 38 años de cotización. En Colombia, actualmente, la edad de jubilación de las mujeres es de 57 años y la de los hombres de 62 años, y se requieren 1.300 semanas de aportes, en promedio.

Obviamente, esto supone un desafío a la empleabilidad de los adultos mayores, porque son evidentes las barreras que se levantan cuando el calendario anuncia que estamos cerca de los 50 años.

Las pensiones en Colombia / Ilustración de Sindy Elefante.
Las pensiones en Colombia / Ilustración de Sindy Elefante.

Opciones para pensionarse

¿Qué hacer, entonces, en este nuevo escenario en el que sí o sí se va a presentar una reforma pensional? La primera recomendación de Olivera es continuar haciendo aportes a pensión, porque es necesario contar con un ahorro para el futuro. “Los humanos tenemos un sesgo por el presente, y por eso preferimos gastarnos el dinero antes que ahorrarlo, así que aportar para una pensión en el futuro es una buena decisión”, afirma.

Otra buena práctica es ponerle orden a la vida económica y entender que está atada al ciclo de la vida de todos los seres humanos, donde las primeras décadas son de crecimiento laboral y alta productividad, mientras que después de los 50 años se presenta una curva decreciente de los ingresos, así como de la disposición física para trabajar con el mismo empeño que cuando se tienen 25 o 35 años.

Otra tendencia creciente es aplazar la maternidad para después de los 40 años, lo que supone tener un plan financiero que permita sustentar la crianza y la educación de esos niños, que ingresarán a la universidad cuando sus padres se acerquen a los 60 años.

Rodrigo Castillo, por su parte, sugiere desarrollar habilidades financieras que permitan tener diversas fuentes pasivas de ingresos en la edad adulta, aunque este es un enorme desafío en Colombia a causa de los bajos niveles de educación en dicha materia. “Las personas pueden invertir en finca raíz, por ejemplo, pero tendrán que estar pendientes de su inmueble, pagar impuestos, resolver los temas de los arrendatarios y demás”, advierte el experto.

Y para quienes deciden vivir en el exterior, la sugerencia es mantener activos sus aportes en Colombia y revisar si existen convenios que permitan hacer aportes en el país de residencia y luego trasladar esos aportes para obtener la pensión, como ocurre actualmente con España.

         

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junio
26 / 2024