“Sueño, pienso y trabajo como abeja”, así es la vida de un apicultor

Diners conversó con Juan Camilo López, conocido como Apiman, sobre su trabajo como apicultor en el municipio de Sesquilé.
 
“Sueño, pienso y trabajo como abeja”, así es la vida de un apicultor
Foto: Bianca Ackermann en Unsplash
POR: 
Óscar Mena

Juan Camilo López es un hombre alegre que presta atención a los detalles y sobre todo es apasionado por su trabajo. Tiene fama de poeta y es un campesino orgulloso de su profesión. En los últimos cinco años se ha dedicado a cuidar de las abejas en el municipio de Sesquilé por lo que se ganó el apodo de ‘Apiman’. Debajo de su traje amarillo de goma se esconde un tipo afable de ademanes graves y precisos. Cuando es necesario sonríe y explica los detalles de su trabajo colmando de sabiduría a quien lo escucha sobre la naturaleza y la importancia de cuidar a las abejas en Colombia y en el mundo.

“En este trabajo me la paso aprendiendo cosas todos los días. Las abejas son mi proyecto de vida. Sueño, pienso y trabajo como abeja por ellas. Gracias a esta labor he podido concientizar a muchas personas para darle la importancia que se merecen y preservar la especie”, explica López.

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Gracias al trabajo de Apiman y otros cientos de miles de apicultores en el país, el sector se ha venido consolidando con cifras de producción histórica de miel en el país con hasta 7.000 toneladas, provenientes de más de 200 mil colmenas en todo el territorio nacional, según cifras de la Federación Colombiana de Apicultores y Criadores de Abejas (Fedeabejas).

Sin embargo, para llegar a este récord, los apicultores deben aguantar aguijonazos, calor excesivo dentro del traje y sobre todo explicarle una y otra vez a la gente que evite fumigar las colmenas que se forman en los postes cerca a sus casas.

Lo que no cuentan de ser polinizador

Apiman es un hombre enormemente feliz. Eso se nota, particularmente, cuando está frente a un panal: lo mira con amor, recolecta la miel con cuidado de no lastimar ninguna abeja y provee de medicina a todo el panal para que sobreviva al frío y la contaminación.

“Actualmente los apicultores luchamos con dos cosas: la falta de terrenos ideales para la apicultura debido a la expansión urbana en Sesquilé y lo segundo en la falta de conocimientos y equipos, porque necesitamos suplementos vitamínicos, dulces, gomitas y antibióticos para las abejitas”, explica López.

Por otro lado, Apiman busca que los apicultores le puedan dar un valor agregado a la miel, el polen, el propóleo y la jalea real, ya que estos productos llegan al mercado sin transformar, lo que afecta la producción de miel en el país. 

“Hay que crear conciencia de que una cucharada de miel representa toda la producción de una abeja en su vida. Usualmente no le solemos dar el valor que merece a este dulce natural por lo que en el mercado debemos darle un valor muchísimo más alto pues se trata de un producto natural y sanador”, comenta Apiman.

Creando conciencia con la apicultura

Apiman también ha forjado su fama gracias a su amor por la enseñanza sobre las abejas a los más pequeños y ofrece técnicas para enseñar en casa sobre la importancia de estos antófilos productores de miel.

“Yo haría unos disfraces en material reciclado de cada una de las funciones que realizan las abejas en la colmena. Mostraría a las niñeras, las guardianas, las pecoreadoras (las que recolectan el polen), los zánganos y la reina”, comenta López.

Por otro lado, Apiman explica que a los adultos se les debe llegar por el sentido del gusto, mostrándoles la diferencia entre una miel real y una falsa. “Los productos reales de la abeja crean conciencia ambiental, cuando alguien invierte en una miel de verdad está apoyando directamente la apicultura en Colombia. Estas son herramientas que nos ayudan a darle la importancia que tienen las abejas como eje fundamental del ecosistema”, explica López.

Gracias a estas acciones y con ayuda del cuerpo de bomberos, Apiman ha logrado rescatar colmenas que se han formado en lugares inadecuados para su desarrollo, como por ejemplo: casas, troncos y postes de la luz. “En el último año hemos podido reubicar alrededor de 10 enjambres de abejas”, explica.

¿Cómo apoyar a los apicultores de Colombia?

Cada año se realizan diferentes festivales gastronómicos relacionados con la producción de miel y la apicultura. Uno de los más famosos es el Apifest, donde diferentes productores se reúnen para compartir su producción e incluso hay catadores especializados en calificar los diferentes tipos de miel que llegan al festival. 

En la última edición, celebrada el 18 de mayo, Apiman ocupó el segundo lugar a nivel nacional, tan solo por debajo de Let It Bee, quienes también están comprometidos por la sostenibilidad de la apicultura en Colombia.

“Deseamos que se abran más espacios para seguir compartiendo esta pasión por las abejas. Y que más empresas, como Efecty, sigan apostándole a la apicultura en el país, pues ellos se han encargado de capacitar a más de 50 mil emprendedores y campesinos. También destacamos el trabajo de la Fundación Zua, que adoptó a medio millón de abejas en sus propias colmenas que polinizan aproximadamente 7 mil flores diarias”, concluye Juan Camilo López, Apiman. 

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junio
19 / 2024