¿Cómo se relacionan las generaciones en el trabajo?

Los baby boomers, la generación X, los millennials y los jóvenes de la generación Z comparten un mundo laboral que la pandemia reinventó. ¿Cuáles son los retos que enfrentan? ¿Cómo podemos sacar el potencial de cada generación?
 
¿Cómo se relacionan las generaciones en el trabajo?
Foto: Alejandra Balaguera/ @balaguera
POR: 
Andrea Vega

Mientras los jóvenes renuncian a su trabajo por medio de un video de TikTok (#QuitTok) o reducen sus tareas laborales al mínimo necesario como protesta silenciosa a lo que ellos consideran explotación laboral (#quietquitting), muchos de los que ya llevan varias décadas en el ámbito laboral suelen comentar en sus reuniones de domingo lo “difícil que es trabajar con los jóvenes de ahora”.

Si bien no es la primera vez que varias generaciones comparten el espacio de trabajo, sí es la primera vez que lo hacen grupos etarios tan diferentes en su forma de relacionarse con el mundo, en sus prioridades y en sus expectativas. Los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964), la generación X (1965-1980), los millennials (1981-1996) y los Z, también llamados centennials (1996-2010) conviven actualmente en un mundo laboral reconfigurado por la tecnología, los cambios sociales y la pandemia (y prepárense porque los alfa —nacidos después de 2010— ya están en sus últimos años de colegio).

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Las quejas se dan en todas las edades. Las redes sociales están plagadas de cuentas en las que se caricaturiza a unos u otros, y que esconden con humor un problema que está afectando silenciosamente a muchos equipos de trabajo: el abismo generacional.

No es un tema menor considerar la forma como nos estamos relacionando con personas de otras generaciones. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 2021 el Informe mundial sobre edadismo, en el cual alerta sobre el impacto en la salud y en el bienestar que tienen los estereotipos (cómo pensamos), los prejuicios (cómo nos sentimos) y la discriminación (cómo actuamos) dirigidos contra otras personas —o incluso autoinfligido— por razones de edad.

Según la publicación, algunos de los estereotipos negativos sobre las personas jóvenes tienen que ver con que son narcisistas, perezosas, desmotivadas y distraídas. A las personas mayores, a su vez, se les atribuye ser improductivas, reacias al cambio, poco competentes tecnológicamente y más difíciles de capacitar.

La psicóloga estadounidense Jean M. Twenge es una de las investigadoras más importantes de las diferencias generacionales. En su libro Generations, publicado en 2023, afirma que la época en la que se nació tiene una influencia sustancial en los comportamientos, actitudes, valores y rasgos de personalidad. Incluso ella asegura que el momento del nacimiento tiene un efecto mayor en la personalidad y en las actitudes que la familia de crianza.

Desafíos intergeneracionales

Así como existen baby boomers que andan en busca de las últimas tendencias para implementarlas en sus organizaciones, también hay jóvenes centennials que son poco flexibles y no son fanáticos de las redes sociales. Definir las generaciones debe ser una guía para conocerlas y no una sentencia para juzgarlas.

Expertos en recursos humanos, en cultura organizacional y en manejo de equipos han identificado varios desafíos, basados en las diferencias generacionales, que pueden surgir en los ambientes laborales modernos.

Luz Ángela Potes, gerente de Adecco Colombia, consultora en manejo de diversidad, clima y retención de talentos, señala cinco retos, principalmente: estilos de comunicación diferentes, la relación con la tecnología, la preferencia por determinada modalidad de trabajo, la motivación y la apertura a los cambios.

“Un aspecto que hay que tener en cuenta dentro de las fricciones que pueden existir entre generaciones corresponde al concepto de la comunicación. Por ejemplo, los de la generación Z prefieren la comunicación rápida y directa a través de herramientas digitales, las cuales pierden en ocasiones la estandarización y el formalismo, tema importante para las generaciones anteriores”, asegura Potes.

Si usted es un boomer, o un miembro de la generación X, es posible que prefiera las reuniones presenciales para hablar de un asunto que podría haberse tratado en un correo o con una llamada; por el contrario, si usted es un joven Z, podría inclinarse por hablar por WhatsApp sobre temas delicados o complejos que merecen una reunión presencial.

“Somos una generación que está muy expuesta a cosas que nos producen emociones fuertes, en especial porque las redes promueven una visión radical de las cosas. Estamos tan expuestos a los extremos que es normal que seamos hipersensibles a ciertas cosas”, señala Verónica Cendales, una administradora de 26 años que renunció a su trabajo en una plataforma de educación en línea para ocuparse de su cuenta de Instagram @Todoporcontar, en la que comparte libros y ya acumula más de 12.000 seguidores.

“Algo que valoramos mucho es la comunicación asertiva y transparente. Si yo te presento algo y tú me dices que está muy bien, pero en realidad piensas  que está terrible, pues ahí no hay forma de aprender. Hoy en día, uno valora esas conversaciones difíciles y espera que le digan las cosas sin tanto sugarcoat (endulce)”, añade. Para la joven, establecer las expectativas del trabajo y evaluarlo respecto a ellas ayuda a que los más jóvenes reciban mejor la retroalimentación.

Validar las emociones de los demás y saber cómo manejarlas es una habilidad blanda, indispensable para el relacionamiento con los centennials. “Los miembros de la generación X y los baby boomers tienen mucho miedo a ver una persona llorar, mientras que para nosotros es cero grave. Lloramos porque algo nos causó frustración, porque estamos incómodos, porque no sabemos cómo hacerlo, y pues se nos sale la emoción, lo cual está bien”, agrega la joven.

Todo tiempo pasado fue mejor: ¡OK, Boomer!

Otra de las diferencias que rondan por los pasillos de algunas compañías tiene que ver con una aparente necesidad de cuestionar todo por parte de las generaciones más jóvenes. Pero ¿acaso esa no es una característica intrínseca de la juventud?

Los cambios en la crianza de las recientes generaciones, la explosión de las redes sociales, la pandemia y el acceso a la información han hecho que los jóvenes se replanteen cuestiones de fondo en el mundo laboral, lo cual ha generado molestias en los más conservadores. Las jerarquías, la modalidad de trabajo presencial, el horario laboral (de 8:00 a.m. a 5:00 p.m.) o la dependencia de un salario como su fuente de ingresos son algunos de los temas que quieren cambiar y no tienen temor de decirlo.  

Según los expertos, los boomers y los X tuvieron relaciones familiares más estrictas, en las que se hacía caso a lo que dijeran los padres, sin cuestionar la autoridad. Los millennials, y aún más los Z, han tenido estilos de crianza en los que hay más espacio para el diálogo, para expresar los sentimientos y para cuestionar las decisiones.

“Anteriormente, la autoridad y los ‘mayores’ eran quienes tenían la información. Hoy en día, tienes mucha información a tu alcance, incluso te puedes volver más capaz en una habilidad específica que alguien que tenga la experiencia”, señala Cendales.

Los cuestionamientos de la generación Z han impactado incluso el concepto de salud mental en el trabajo, un campo que ni siquiera era importante hace algunas décadas. Anteriormente, los boomers lograban desconectarse cuando terminaban su horario laboral y salían de la oficina, pero ahora esos límites son cada vez más difusos.

Mientras los de la generación X hacen maromas para mantener un equilibrio entre sus responsabilidades y sus actividades personales, los millennials han visto un deterioro significativo en su salud mental tras una búsqueda insaciable por cumplir sus expectativas de éxito laboral y económico. Ante esto, los Z llegaron a poner límites y a decir “no”. Sacrificar su bienestar físico o emocional en pro del trabajo no es un camino que estén dispuestos a recorrer.

“En el momento de la contratación, debo ser muy clara en mi comunicación con ese centennial que está frente a mí y decirle ‘tus funciones son estas y es posible que en algún momento tengas que apoyarnos en esto’. Tanto la persona que busca el trabajo como la empresa que busca el talento deben asegurarse de hacer match y que haya una comunicación transparente”, comenta Ana María Diazgranados, mentora de empleabilidad, con más de catorce años de experiencia en el sector laboral.  

Puentes generacionales

“El desafío está en no estereotipar y en comprender a cada generación con sus capacidades técnicas y humanas. Los miembros de las generaciones antiguas en la empresa deberían tener un acompañamiento para comprender las nuevas dinámicas de las generaciones jóvenes y viceversa, ya que a veces se dan muy duro entre ellos porque no son empáticos, no entienden sus contextos ni se ponen en sus zapatos”, afirma Juliana Liévano, millennial y directora de Fleik, consultora de cultura organizacional que busca resignificar el trabajo para que las personas sean más felices y estén más motivadas.

Por su parte, Diazgranados opina que el mayor reto está en los líderes que tienen centennials a su cargo. “Es clave poder identificar muy bien cómo piensan, qué sienten, cuáles son sus intereses y cómo puedo extraer su mejor talento en el momento en que están desempeñando su rol, y sobre todo, cómo voy a llegar a ellos para motivarlos en la mejor forma posible”, asegura.

Los créditos bancarios, los subsidios para el estudio de los hijos o la salud prepagada que motivaba a las generaciones anteriores puede que no sean incentivos atractivos para los jóvenes. En cambio, tener posibilidades de trabajo remoto, cumplir objetivos en lugar de horarios o incluso llevar a sus mascotas a la oficina son algunos de los nuevos valores que más aprecian los más jóvenes.

El relacionamiento intergeneracional enriquece los equipos y ofrece oportunidades para el crecimiento y el aprendizaje mutuos. La voluntad de conocerse realmente, la capacidad de adaptabilidad, la disposición para colaborar y la cultura de la inclusión son eslabones claves para que los abismos generacionales que parecen separarnos se conviertan en verdaderos puentes de encuentro.

Así son las generaciones

Baby boomers (1946-1964):
estabilidad después de la guerra

Nacidos después de la Segunda Guerra Mundial, crecen con una necesidad de salir adelante. Viven para trabajar: el compromiso, la lealtad y la estabilidad en la compañía son su prioridad. Respetan las jerarquías y, si son jefes, esperan que los traten con el protocolo propio de las figuras de autoridad. Prefieren las decisiones basadas en la experiencia.

El concepto de éxito laboral está ligado a hacer carrera en una empresa, lograr ascensos y tener un buen cargo. La pensión, en muchos casos, es el gran objetivo. Buscan reconocimiento por sus años de dedicación a la compañía.

Generación X (1965-1980):
independientes  y enfocados en los resultados

Esta generación creció en un contexto de muchos cambios políticos, económicos y sociales, razón por la cual se adaptan mucho más fácil a las transformaciones. Son más independientes que sus antecesores y han desarrollado la autonomía y la confianza como el camino para lograr resultados.

Los X empiezan a darles importancia a las habilidades blandas para mejorar su desempeño y productividad. Valoran la flexibilidad horaria y el trabajo híbrido, pero sin perder los espacios de oficina y la interacción con los compañeros. Aunque el trabajo sigue siendo prioridad, el balance con la vida personal es importante para ellos.

Millennials (o centennials) (1981-1996):
emprendedores y aprendizaje continuo

Haber nacido en la era de mayores avances tecnológicos los hace estar muy enfocados en la formación continua, la innovación y el desarrollo de habilidades creativas. Buscan trabajos afines con sus intereses y propósitos, en los que puedan participar en la toma de decisiones y les permitan tener espacio para sus relaciones personales.

Con ellos nace el concepto de “nómadas digitales”: trabajar en forma remota desde cualquier lugar del mundo. Se enfocan en los objetivos y no en los horarios. Son los emprendedores por excelencia.

Generación Z (1996-2010):
diversidad y libertad

– Los “nativos digitales” ingresaron al mundo laboral en plena pandemia, aspecto que ha definido muchas de sus percepciones sobre el trabajo. Están orientados hacia el cambio social, la diversidad y el cuidado del medio ambiente.

– Prefieren el trabajo remoto —local y global—, así como los horarios flexibles. En los trabajos presenciales han redefinido temas como la ropa para vestir en el trabajo y les gusta, incluso, llevar sus mascotas a la oficina.

– Para la generación Z, el éxito yace en combinar su propósito de vida con sus actividades laborales. Quieren producir dinero rápidamente y tener trabajos de ensueño, apoyados por lo que observan en redes. Ser influencers, youtubers o tiktokers son algunas de las ocupaciones más deseadas.

         

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junio
17 / 2024