El primer paso de la separación: aceptarlo

Juanita Boada
La abogada Juanita Boada publicó recientemente el libro Separación por las buenas: Descubre las herramientas para transitar con sentido este camino, en el que, como bien muestra el título, es una guía para lograr terminar una relación de pareja de la mejor forma posible.
Diners comparte el primer fragmento del libro:
¿Por dónde comenzar?
La separación no es algo que planeemos o que contemplemos siquiera mientras nos sentimos enamorados; si así fuera, nadie iniciaría una relación en primer lugar. Aun así, ocurre. Y con mucha más frecuencia de la que nos imaginamos. Le pasa a gente que ha trabajado en su relación, a personas enamoradas, a parejas que se juraron que solo la muerte las separaría e incluso a nosotros mismos…
Empecemos por aceptar ese hecho: jamás nos imaginamos que algún día estaríamos pensando en esto, leyendo esto. Lo lógico es que en los momentos buenos no pensemos en lo malo. Eso sería como llevar una nube gris a un día soleado: nos incomoda y nos saca de la zona de confort. ¿Por qué pensar en eso cuando la estoy pasando bien? ¿Acaso no es ser negativo y atraerlo?
Otro dilema existencial radica en la idea, muy respetable, de que el matrimonio debe ser “hasta que la muerte los separe”; si no es así, fracasamos, incumplimos, fallamos, mentimos. Todos, verbos peyorativos y dolorosos.
Sé que este planteamiento puede sonar desafiante, pero considero que, sin importar el credo o religión, la idea debería ser que el matrimonio se mantenga unido “hasta que la muerte del amor los separe”. Y cuando reconocemos el amor en un sentido más amplio —tema en el que ahondaré más adelante—, la perspectiva cambia.
Como se suele decir en logoterapia, la finitud, la muerte, le termina dando sentido a la vida. De igual modo, la separación nos puede permitir poner la realidad en perspectiva y reflexionar sobre cómo manejamos nuestras relaciones y trabajamos en ellas.
Preguntas claves
¿Qué tal si, así como iniciamos la relación desde el amor, planeamos la separación desde el mismo lugar? ¿Cómo sería organizar una separación con la persona a la que amo? ¿Qué haría y qué no? ¿Qué esperaría que hiciera mi pareja y qué no?
Al ver el ejemplo de otras separaciones, ya sea de conocidos o en la ficción, ¿qué admiro y qué critico de la manera en que otros han afrontado este proceso? Cuando elegimos una pareja, trabajamos en esa relación y decidimos construir un futuro juntos, valdría la pena que nos preguntáramos cómo sería separarnos de esa persona.
Y, más aún, que pudiéramos hablar y planear con amor y confianza cómo manejaríamos la situación y cuáles son nuestras expectativas en caso de que algo deje de funcionar. Es como cuando iniciamos un emprendimiento: elegimos un socio por sus cualidades y afinidades con nosotros, pero también nos proyectamos en escenarios adversos.
Por eso existen acuerdos previos de disolución, liquidación, venta, derechos de preferencia, etcétera, para que quede claro a qué procesos tendríamos que enfrentarnos ante ese panorama. Y estoy segura de que cuando se prevén los problemas, hay mayores probabilidades de que una sociedad funcione.
Pero, sin duda, ese no es el proceder típico en una relación de pareja. De ahí el duro dicho que reza: “Uno sabe con quién se casa, pero no sabe de quién se separa”.
Quiero creer que, sin embargo, en medio del enamoramiento, la ilusión y el deseo de comenzar una familia, es posible construir una relación con los ojos abiertos y contemplar (sin que ese sea nunca el plan) esa posibilidad, más aún teniendo en cuenta que la separación es una realidad que afrontan cientos de parejas cada año.
Así como al casarnos contratamos a alguien para que organizara la boda y le invertimos meses de trabajo y dinero, pensemos en que el cierre de este ciclo necesita, por lo menos, respeto, planeación, acompañamiento e información. Mi invitación en este primer capítulo es a que pensemos más en la separación y le demos al asunto la relevancia que requiere, para que, de ser el caso, podamos llevar un proceso consciente y con sentido.