El legado de Girls en su última temporada
Gabriela Sáenz Laverde
Que la protagonista es demasiado gorda para estar en televisión. Que solo hay personajes blancos. Que el sexo es demasiado explícito. Que representa una “hipsteridad” privilegiada de los millennials. Que Lena Dunham creó un producto feminista como pocos. Que es una visión mucho más realista de Nueva York que Sex and the City. Que Girls cambió por siempre la televisión.
Buscar “Lena Dunham Girls” en Google produce 1.070.000 resultados en menos de un segundo. “HBO Girls” produce 17 millones. “Lena Dunham”, 9’750.000. Esa es la cantidad de veces que alguien en alguna parte del mundo, ha escrito sobre la serie de HBO y su creadora desde el estreno en 2012.
La comedia, producida bajo la sombrilla de Judd Apatow (el genio de comedia detrás de Knocked-Up, The 40 year-old virgin y Trainwreck) narra, en 10 episodios de media hora cada año, las aventuras y desventuras amorosas, profesionales, sociales y familiares de cuatro jóvenes veinteañeras en una Nueva York posterior a la gran recesión de 2008, representantes de una generación que enfrenta la incertidumbre económica y política “sobreeducada y subvalorada”. En realidad es una sátira de Dunham a su propia generación, una forma de burlarse de sí misma y de sus amigos. Muchos recuerdan aún la frase de Hannah Horvath, su personaje, en el primer capítulo de Girls: “Creo que soy la voz de mi generación. O al menos una voz, de una generación”. Esa frase, que Dunham escribió como un chiste, ha sido una de las favoritas de sus detractores.
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Judd Apatow, productor ejecutivo de la serie
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Una comedia apolítica llena de poítica
Sin embargo, Girls también es uno de los documentos más fieles de la época pre-Trump, de una generación de mujeres que son conscientes de su sexualidad, de su cuerpo, y que no está dispuesta a dejarse humillar por las expectativas de lo que Hollywood y la industria de la publicidad espera que sean.
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“Realmente yo solo quería hacer una serie sobre gente que yo conocía”, cuenta Lena Dunham, la actriz y guionista de 30 años.
“En muchas formas creía que era apolítico, y me preguntaba ¿qué puede ser político acerca de narrar la vida como la conocemos? Y a medida que pasaba el tiempo me di cuenta de que mostrar mujeres que son imperfectas y complicadas es en sí mismo un acto político. Habiendo dicho eso, yo sí trato de mantener separada mi relación con la política de mi trabajo en el cine y la televisión.
No quiero hacer nada que se sienta como algo didáctico, pero creo que si uno ve el programa y se fija en el subtexto del programa se da cuenta de lo que es nuestro sistema de creencias.”
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Desi (Ebon Moss-Bacharach) y Marnie (Allison Williams)
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Un sistema de creencias que, para muchos, está desconectado de la realidad. Las primeras críticas de “Girls” se centraron en la falta de diversidad, pues las cuatro protagonistas (Allison Williams, Jemima Kirke, Zosia Mamet y la misma Dunham) son mujeres blancas de clase media, que medios como la revista New Yorker interpretaron como una desconexión con el mundo real. Seis años después, y con el mundo en las puertas de una nueva era, Girls empieza una última temporada distinta a la que soñó su creadora: una última temporada bajo la primera mujer presidenta de la historia.
Cuando se le pregunta cómo vivirán las chicas de Girls bajo la presidencia de Donald Trump, Dunham no pierde la oportunidad de reflexionar sobre sus propios privilegios: “El hecho real es que las mujeres del programa son cuatro chicas blancas de clase media, así que la mayoría de los temas que está proponiendo la administración de Donald Trump finalmente no las van a afectar.
Históricamente, las mujeres de clase media alta blancas siempre han tenido acceso a cuidados reproductivos, incluso antes de Roe v. Wade (la sentencia que despenalizó el aborto en Estados Unidos) y eso no va a cambiar. La gente que será afectada son inmigrantes, mujeres de color, mujeres que viven bajo la línea de pobreza, esas son las mujeres que perderán con la falta de financiación a Planned Parenthood, o a un bloqueo de inmigrantes musulmanes, o un desmonte de Obamacare. Esa es la población que se va a ver afectada.
Así que a pesar de sería muy interesante ver a estas niñas tener un despertar político… la triste realidad es que ellas tendrán una vida bastante cómoda, sus vidas no son las que se afectan más gravemente por lo que está pasando. Eso es lo más injusto.”
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Zosia Mamet es Shoshanna Shapiro, la voz de la razón en el grupo
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Apatow, quien se involucró con el proyecto desde su gestación pues era fanático de Tiny Furniture, la primera película de Dunham, confiesa que la respuesta del público ante una comedia que consideraba inofensiva lo sorprendió. “Desde el principio creí que estábamos haciendo algo bueno y entretenido. Hablamos de lo que la gente iba a comentar, tuvimos largas conversaciones con Lena al respecto, y estábamos listos para que sucediera. Creo que no nos imaginábamos la importancia que iba a tener, y la intensidad del debate que íbamos a generar. Todavía estábamos pensando que cada capítulo iba a ser divertido y resultó que cada tercer día estábamos en una sección distinta del New York Times. Ha sido bueno para el programa porque mantuvo a todo el mundo interesado todo el tiempo.”
Jenni Konner, la productora de la serie, quien hoy en día maneja junto a Dunham el newsletter Lenny Letter, un medio semanal que explora temas de género y resalta el trabajo de las mujeres en las industrias creativas, añade: “La idea no era hacer un planteamiento o un programa feminista, pero inherentemente lo es. Creo que tener a una mujer en tantos roles es político y su relación con su cuerpo es política, su activismo por los derechos reproductivos es política, y todos están inherentemente presentes sin ser didáctico”.
La libertad creativa
El cambio en la forma de ver televisión con el surgimiento de cadenas ‘alternativas’ como Netflix y Amazon ha sido, en palabras de Apatow, muy positivo para la creatividad. Hoy ya no es necesario tener audiencias superlativas (que solo alcanza Game of Thrones), y el resultado es que las series de nicho, como Girls, tienen más posibilidades de éxito. “HBO nos dio permiso de hacer algo innovador y arriesgado, y creo que ahora está sucediendo algo en televisión que es rentable hacer productos originales. Antes estaba enfocado en el mínimo común denominador en las cadenas, y ahora, como no se necesitan 40 millones de personas como antes, podemos ser fieles a nosotros mismos, encontrar nuestro nicho, y el público agradece esto. Es muy nuevo y es un cambio muy radical en el panorama de la producción televisiva. Es muy bueno para la creatividad, aunque sea triste que 40 millones de personas no vean nuestro programa”.
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Sin embargo, tanto Apatow como Jenni Konner, la productora del programa, reconocen que su deseo por llevar a los personajes al lado más extremo asustó, incluso, a los ejecutivos de la cadena más controversial en el mercado. “Lo más famoso es que en la primera temporada tuvimos una escena de sexo explícito entre Adam (Driver, hoy Kylo Ren en la saga Star Wars) y Hannah. HBO tuvo objeciones porque no tenía nada que ver con los personajes, aunque nos permitieron hacerla la temporada siguiente cuando demostramos que sí tenía que ver con la historia, pero tuvimos que ajustarnos a ciertas exigencias estéticas: no pudimos mostrar la eyaculación. Aunque dimos la batalla, perdimos, porque, según HBO, podrían perder su licencia. Pensamos ‘ah, encontramos la línea que ni siquiera HBO puede cruzar’” cuentan, entre risas.
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Para Dunham, la libertad creativa significó un cambio en la idea de la belleza ‘digna’ de salir en televisión. “Cada vez vemos más formas de cuerpos, más diversidad racial. Vemos mujeres trans, hombres trans, gente que no se queda con un solo género, cosas como que la marca Cover Girl tiene ahora a un chico como su imagen. Esta temporada estuve en la portada de Glamour y no le pusieron photoshop a mi celulitis, para mi es un triunfo porque aunque al principio de mi carrera me celebraban por tener un “cuerpo normal”, cuando salía en revistas mi “cuerpo normal” era borrado”.
¿Y ahora, qué?
El futuro para las chicas de ‘Girls’ es incierto, como lo es para el resto del mundo. Sin embargo, Dunhan, Apatow y Konner no descartan la idea de una película, al estilo de Sex and the City, en unos años, “para ver cómo han evolucionado los personajes”.
Lo que está claro es que Dunham no descansará en su lucha por la igualdad de las mujeres. “Creo que los hombres asumen que pueden avanzar en sus carreras de una forma que las mujeres no lo hacen, creo que pueden pedir lo que quieren, que pueden salirse de relaciones nocivas y funcionar bien como individuos. Hay un estigma alrededor de las mujeres solteras, por ejemplo. Los hombres dan por sentado que así tengan 10 kilos de más o de menos, van a ser atractivos para el sexo opuesto, y creo que los hombres dan por sentado que tienen autonomía corporal. Y la razón por la que es tan importante que en este momento tengamos unidad es porque así tus derechos no estén amenazados, los de otra mujer sí lo están. Y tú no eres libre si ellas no lo son.” Palabras fuertes para concluir una entrevista.
Mientras tanto, esperamos ver la serie decantada en constantes repeticiones, y recordar cómo, en un pasado casi remoto, una serie sobre mujeres liberadas, fuertes y poderosas, fue considerada controversial.