“Todavía me es difícil escribir bien”, Gay Talese

Después de una carrera de 60 años y de ser catalogado como uno de los padres del nuevo periodismo, Gay Talese dice que aún le cuesta escribir bien. Recordamos su charla en Bogotá.
 
“Todavía me es difícil escribir bien”, Gay Talese
Foto: Cortesía Random House/ © Natan Dvir, December 13, 2016
POR: 
Edna Juliana Rojas

Publicado originalmente en Revista Diners Ed. Abril 2012

Su madre le enseñó el arte de las buenas entrevistas y su padre, el respeto por la profesión. Sin embargo, ninguno de los dos era periodista y mucho menos llegaron a ser siquiera universitarios. Él era un inmigrante italiano que a los 17 años pisó Estados Unidos y se empleó como sastre; ella fue la vendedora que le ayudó en el almacén a vestir esposas de alcaldes, políticos y empresarios de Ocean City, donde se formó la familia Gay Talese.

Cada vez que le preguntan a Gay Talese por su origen, no tiene reparo en contar que su familia era humilde y desde los 11 años trabajó con sus padres en el almacén ayudando a organizar vestidos y cajas. Y así lo recordó en la primera de las dos charlas que dio en Bogotá, en la Feria del Libro 2012, ante estudiantes de periodismo.

La elegante herencia

Siempre impecable. Siempre maestro. Siempre tranquilo. Siempre cautivador. Así llegó a Corferias, vestido con un traje color aceituna y su infaltable sombrero, a una cita con embriones de periodistas y la guía del escritor Guido Tamayo.

En ese escenario habló de la observación de los detalles en torno a una historia y sus personajes, como se lo enseñó Catherine DePaolo, su madre, quien debía resaltar la belleza en mujeres no tan agraciadas, a través de telas confeccionadas en vestidos por su esposo. “Mi madre conversaba con ellas para poder saber cómo eran, qué necesitaban y así recomendarles la mejor prenda”, recordó Talese.

Su padre le enseñó el valor de la elegancia. Por eso va vestido con una herencia: la de las medidas justas, los colores apropiados y las prendas adecuadas, que le dan un sentido ceremonioso a todos sus encuentros, sin importar si son con un presidente o un saxofonista de bus.

Una fraternidad de reporteros

Una tarde, a la 1 p.m., recuerda Talese que se paró frente a la entrada de la redacción de The New York Times. Tenía apenas 21 años y estaba comenzando en el oficio; entonces se perdió en las largas hileras de periodistas entre los 30 y los 40 años, que escribían aceleradamente sobre sus Olivetti acerca de economía, política o justicia y se dio cuenta de que ninguna otra carrera ofrecía tanta y tan variada acción simultánea; precisamente, uno de los valores por los que ama el periodismo.

Esa profesión que él cataloga como la que “más vale la pena de todas”. En ese momento se prometió hacer parte de esa fraternidad de reporteros y no perdió la apuesta.

Sin embargo, las noticias parecían retratos cortos de una realidad que él quería explorar a profundidad y sobre todo, descubrir en un submundo tan ignorado por los medios, como el de deportistas fracasados, empresarios en bancarrota o músicos anónimos.

Pero a los editores no les cayeron en gracia esas historias de desconocidos, por las que Talese se dio ‘lapo’ y empezó a trabajar hasta ubicarlas en un buen espacio del periódico. Su respaldo fueron las cartas de lectores que pedían más artículos de ese estilo, una mezcla entre lo noticioso y la ficción, con algo de imaginación, pero con hechos absolutamente reales y verificables.

Ese estilo le ha valido el apelativo del padre del Nuevo periodismo, crédito que comparte con otros grandes como Tom Wolfe o Truman Capote. Una historia que le ha ocupado 50 años y que aún, con la humildad del sastre, le permiten decir que todavía le es difícil escribir bien.

Ahora, cuenta, está trabajando en un artículo para The New Yorker desde hace tres meses y todos los días lo revisa, le cambia comas, le quita puntos y lo lee una y otra vez hasta encontrar la palabra justa que se acomode a lo que desea expresar.

En ese estilo no caben el celular ni la grabadora. El primero, porque para escribir sobre algo hay que estar ahí, para escribir sobre alguien hay que estar con él.

“Los editores en NYT me decían, jamás levante el teléfono para hablar con alguien, vaya hasta allá”. Y la segunda no la emplea porque cree que es facilista poner la grabadora y permitir que el personaje hable, pues de esta manera es más factible perder la atención.

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Wise words from this man, Gay Talese, who was practically born in a suit. Amen! "I …espouse the importance of investing in quality—if you get something well cut and well made, it not only lasts longer but also withstands the vagaries of the fashion cycle. The drape and fit of a fine bespoke suit will pay for itself many times over after your fashionable high street ones have gone out of fashion. If bespoke is out of your budget, I would recommend buying off-the-rack and then getting them tailored." #style #gentleman #gentlemen #lifestyle #dandy #dandystyle #dandylife #tailoring #luxury #quotenet #esquire #gq #fragrance #eaudetoilette #nicheperfume #perfume #sotd #eaudecologne #eaudeparfum #pittifragranze #esxence #yvra #yvra1958 #nicheperfume #nichefragrance #gaytalese #suits

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Si no está el aparato, el periodista debe aguzar el oído y convertirse en una especie de artista que vaya hilando la historia sin ser lo textual que una grabación le obliga.

Por eso aconseja, como un abuelo sabio, como el padre del Nuevo periodismo, que los periodistas deben tener sensibilidad artística –dice-, para escribir no solo lo que los personajes dicen, sino lo que uno cree que ellos piensan.

Imagen tomada de Negro & White (negrowhite.net)

Gay Talese tiene gripa

         

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noviembre
10 / 2019