‘No repetición’, la exposición recomendada del Museo de Arte Contemporáneo

De manera virtual puede recorrer las obras de ocho artistas en la exposición ‘No repetición’, que representan la historia de la violencia en el país.
 
‘No repetición’, la exposición recomendada del Museo de Arte Contemporáneo
Foto: Cortesía Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá
POR: 
Maria Camila Botero

Un MP3 en forma de pistola con el que puede reproducir los registros sonoros de balaceras en varias ciudades de México y elementos realizados con base de panela, como lingotes de oro, son algunas de las obras que puede encontrar en la exposición No repetición, organizada por el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá.

Como han venido haciendo desde hace dos años, primero presentan la exposición virtual – que se encuentra en el Instituto Cultural de Google – y luego de manera presencial. En línea solo hay ocho artistas, pero en la galería serán casi 35. El Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá abrirá sus puertas al público la segunda semana de marzo y la exposición estará disponible hasta la primera semana de mayo.

Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá Foto cortesía Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá


Esta es la tercera muestra relacionada con el proceso de paz donde se resumen las causas y los hechos que han marcado la historia reciente del país. La primera fue Cuerpos políticos, en el 2019 y el año pasado expusieron Identidades híbridas.

Los artistas que participan en esta muestra son los colombianos Fernando Arias, Ómar Castañeda, Darío Ortiz, Diana Farfán y Fernando Pareja. Además de tres artistas internacionales: la mexicana Luz María Sánchez, el holandés Niels van Iperen y el italiano Ericailcane.

Hablamos con Gustavo Adolfo Ortiz Serrano, el director del museo y curador de la exposición No repetición, acerca de los aspectos más relevantes de la muestra.

Esta exposición muestra varios puntos de vista y coordenadas del mapa de la violencia, ¿encontró alguna relación entre el holandés, el italiano, la mexicana y los colombianos?

El siglo XXI tiene muchas de estas coincidencias y relaciones que se van tejiendo precisamente por la gran facilidad en que viajamos y nos comunicamos. También es cierto que hay unos puntos en común, como la lucha de las personas por sus derechos, por tener un empleo y esta época se ha caracterizado por la incertidumbre.

Un punto coincidente es la resistencia. Creo que todos, desde su práctica artista, plantean un sentido de fortaleza frente a las situaciones que se presentan en el mundo globalizado, que también está plenamente fragmentado.

Lo vemos con la pandemia, por ejemplo, los países más desarrollados han acaparado las vacunas comprando de 2 a 3 veces el nivel de su población, mientras los países africanos, e incluso nosotros en América Latina, quedamos totalmente abandonados. Eso muestra también las desigualdades que tiene nuestro mundo y cómo los artistas a través de sus obras plantean ese tipo de resistencia.

Foto cortesía Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá


La exposición estaba planteada desde hace un año y medio, pero por la pandemia no se pudo presentar, ¿cambió algo durante ese tiempo en el proceso de curaduría?

Realmente la exposición muestra obras de la colección permanente. Lo que hemos querido hacer con estas tres curadurías es una relectura de la colección del Museo de Arte Contemporáneo.

Por decir algo, las obras que estarán presentes en el Museo reúnen muchos elementos importantes que nos hacen interrogarnos sobre procesos industriales, sobre nuestra realidad y sobre el proceso de paz.

Puede que algunas de las obras que se presentan acá no fueran hechas para el proceso de paz, pero la ventaja del lenguaje plástico y artístico es que no tiene tiempo. Como maneja un lenguaje universal y atemporal, tú puedes trasladarlo y adaptarlo.

Uno de los principales aspectos que tuvo en cuenta durante la curaduría fue la diferencia…

En el arte las aproximaciones a las realidades no están mediadas por un solo lente. Por decir algo, Niels van Iperen, el fotógrafo holandés, ve una realidad de Colombia a través de las madres de los falsos positivos, mientras que Ana María Sánchez, la mexicana, la compara con las madres de los mafiosos en Guanajuato, Guadalajara y otras ciudades de su país y con cosas que de pronto también hay en Colombia.

Creo que son esas diferentes aproximaciones a la realidad las que nos hacen ver la complejidad y creo que nosotros, como colombianos, en la medida en que nos entendamos, podemos aceptarnos, crecer y generar una convivencia diferente.

Foto cortesía Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá


¿Qué lo motivó a repetir algunas de las obras presentadas en el museo, en esta exposición?

El proceso de paz en Colombia. Porque se firmó en el 2016, pero ha cambiado muchísimo. Creo que son más los logros que los desaciertos y valoro mucho lo que ha pasado con la Comisión de la Verdad, porque ha permitido que se conozcan verdades para la opinión pública y también voces que nunca han sido escuchadas, como las de las víctimas.

Desde la cultura nos es más fácil entender y explicar eso, porque el arte se nutre de las diferencias, y mucho más el contemporáneo, porque no hay un estilo definido, sino que conviven muchas tendencias.

Así que el mensaje es que somos un país con diferentes opiniones, pero no tenemos que matarnos por eso. Es precisamente esa diferencia la que nos hace ricos.

¿Hay alguna obra que para usted esté más relacionada al momento que estamos viviendo?

Las ocho que están en la plataforma virtual son las que marcan ciertos ejes interesantes por destacar. Por un lado, la del holandés acerca de los falsos positivos, por otro, la de Ómar Castañeda que ve el alimento como una forma de lucha de toda la población rural.

También está Ana María Sánchez con todo lo que es la cultura de los “traquetos” y el microtráfico en las regiones. Además, el trabajo de Darío Ortiz, quien hizo una serie de los versos apócrifos de Dante y muestra una versión mucho más contemporánea de lo que sería ese infierno.

exposición Foto cortesía Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá


Está Diana Farfán, quien toma a través de la cerámica una especie de payasos y dice Colombian circus para hablar del manejo político y los intereses de algunas entidades.

Leidy Chávez y Fernando Pareja nos muestran, a través de una instalación de tocadiscos, cómo la protesta muestra la resistencia. Y el artista italiano, que a través de su metáfora con los animales dice: “No somos nada”, y está poniendo en relevancia que el ser humano se cree el rey de la creación, pero hoy nos damos cuenta de que somos solo una parte de ese engranaje. No somos el centro y la naturaleza no nos necesita, pero nosotros sí.

¿Qué es lo que le parece más importante para destacar de la exposición?

Foto cortesía Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá


Lo más importante es destacar la estrategia digital. Aunque nosotros veníamos trabajando en eso desde el 2012, ya hoy ningún museo, ninguna biblioteca ni institución cultural queda ajena a la necesidad y la posibilidad de difundir sus contenidos a través de las plataformas digitales. Tenemos que adaptarnos, muchos dicen que solo tendremos una cierta normalidad hasta dentro de tres o cuatro años, así que hay que seguir.

Aprovecho para decir que después de esta viene una exposición que también es muy importante, se llama Cíber Era y está relacionada con las nuevas tecnologías y las apropiaciones de lo digital.

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febrero
18 / 2021