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En el Día Mundial del whisky, Diners le trae algunos consejos para tomar esta bebida espirituosa en casa.
Para tomar whisky en casa debemos concordar con que Escocia es el punto de partida más reconocido, pero también es cierto que existen whiskies en casi todos los continentes, cada uno con características propias, captadas fácilmente por los consumidores avezados, aunque los menos expertos también pueden notarlas.
Como ha ocurrido con todas las bebidas inventadas por el hombre, el whisky tuvo un origen agrario y un uso inicialmente medicinal. Se le descubrió, muy posiblemente, al intentar refinar la producción de cerveza, que también utiliza granos como materia prima.
Este proceso de convertir bebidas fermentadas en espirituosos se llama destilación, y los primeros intentos se realizaron en Babilonia, hace más de 4.000 años. La práctica se extendió por los confines orientales y occidentales del mundo antiguo, hasta llegar a Escocia e Irlanda.
El uso del whisky como medicamento le valió el mote de l’eau-de-vie o agua de vida. En gaélico ese es, precisamente, el significado de “whisky”. El tradicional escocés utiliza cebada como principal materia prima. El rol secundario corresponde a otros granos y productos afines como avena, maíz, trigo o centeno.
Los granos germinan y se secan utilizando turba vegetal (proceso de malteado), y luego se fermentan. Por último, el líquido se destila dos o tres veces antes de añejarse en barricas de roble.
Los whiskies escoceses y de otros orígenes transmiten con facilidad las condiciones climáticas y geográficas de sus lugares de elaboración. Por ejemplo, un escocés de las Islas Hébridas insinúa aromas y sabores salinos y yodados, mientras que uno de las Tierras Bajas exhibe perfumes más delicados, que recuerdan frutas y flores.
De malta: es ligero, de color amarillo pálido, con atractivas expresiones en nariz y boca. Cuando se elabora solo recibe el nombre de Single Malt Whisky.
De mezcla: aquí, el whisky de malta se combina con uno de grano para obtener una bebida más suave y amable.
De grano: utiliza cereales distintos de la cebada, como centeno o maíz por ejemplo.
El escocés es visto como el original. Se identifica por su equilibrio, logrado tras siglos de experiencia, y también gracias a la utilización de componentes exclusivos como granos cuidadosamente cultivados y agua natural de deshielo.
Otros países productores incluyen Irlanda, Gales, Estados Unidos, Canadá, Finlandia, Alemania, Japón, India y Argentina. El whisky norteamericano se conoce, igualmente, por nombres tales como Bourbon, Corn o Rye. Al igual que el irlandés, se escribe con una “e” entremezclada (whiskey). Tiende a ser menos seco y un tanto más dulce.
Degustación intervienen los sentidos de la vista, el olfato y el gusto.
En la nariz pueden detectarse sugerencias a especias, flores, frutas frescas y secas, lo mismo que aromas amaderados y avainillados.
El paladar, además de registrar toda la gama de los sabores primarios (dulce, salado, ácido y astringente), los whiskies se clasifican desde ligeros hasta viscosos y rugosos, dependiendo del origen.
Tomar whisky en casa debe ser todo un placer. Por eso en Diners lo aconsejamos beber puro, con un poco de agua, un cubo de hielo o mezclado con soda o Ginger Ale. Pero siempre sabiendo que debido a su pureza y elegancia, el de malta exige tomarse puro.
El Chivas 18 Años es producto del ingenio y la creatividad del maestro mezclador Colin Scott. Su éxito es haber logrado incorporar en su fórmula 20 whiskies de malta de distinta procedencia. Se nota especiado, con toques de piel de naranja, cebada malteada y vainilla.
Dentro de la familia de The Balvenie, el DoubleWood es un proyecto revelador, puesto que combina aguardientes de 12 años, guardados en barricas de roble americano, con procesos de maduración en recipientes de un solo uso, comprados en Jerez. Es especiado, ligeramente seco y dulzón.
El mayor encanto de este Single Malt de Glenfiddich es su maduración en barricas utilizadas previamente para envejecer rones caribeños. Por tanto, se le sienten evocaciones a azúcar morena, piel de naranja y chocolate negro, con un final largo y recuerdos a mocachino y mermelada.
Este whiskey realiza su proceso de maduración en un mismo barril. La selección de cada recipiente es hecha por el maestro mezclador, cuyo propósito consiste en elaborar un producto más puro. Este Jack Daniel’s presenta sugerencias a maíz, especias y una clara nota ahumada.
Otro representante legendario en la familia Buchanan’s es Red Seal, el más alto estandarte de la casa escocesa. Envejecido durante 21 años en barricas de roble, presenta un color dorado intenso y reminiscencias a cáscara de naranja y otros cítricos. Se disfruta solo. Todo un clásico en un nuevo envase.
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