Renunciamos y viajamos: una historia de amor de colombianos que recorren el mundo
Revista Diners
Andrés Felipe Álvarez y Lina Marcela Ruiz hacían parte de ese porcentaje de la población que después de culminar una carrera profesional, encuentra un trabajo estable que les daba para vivir juntos y en el que podrían aprender y ganar un poco de experiencia profesional.
Andrés en una sala de redacción o en la calle cubriendo noticias de ciudad, conflicto armado y otros temas digitales para el diario El País, y Lina como gerente de logística en una de las empresas de lácteos más grandes de Colombia.
Se conocieron cuando Lina tenía 15 años y Andrés 17, en Palmira, Valle, su ciudad natal. Se enamoraron y 19 años después siguen sujetando sus manos con firmeza. Son amantes, fotógrafos, rockeros desenfrenados, vegetarianos y actualmente compañeros de trabajo.
“Cuando nos fuimos a vivir juntos el trabajo nos absorbía, trabajábamos mucho, nuestra rutina nos estaba consumiendo. Tú te das cuenta de que el sistema te absorbe y te termina llevando por un río del que después no puedes salir, así sepas nadar”, expresa Andrés con su acento vallecaucano mientras Lina responde con una risa a su comentario.
Ambos trabajaron durante ocho años en sus respectivas compañías. Este tiempo se pasó volando y desde las primeras vacaciones laborales su monotonía diaria empezó a tener otro sentido.
La propuesta
En el 2009 decidieron aprovechar unos días libres para viajar por carretera desde Cali hasta Buenos Aires, Argentina, solo con mochila a cuestas y la seguridad de tener un boleto de avión de vuelta a Colombia varios días después. Con esta sensación de aventura por haber llegado hasta Sudamérica con el pulgar arriba y recibiendo la ayuda y hospitalidad de la gente, quisieron retribuir esos favores y dos años después, en 2011 abrieron las puertas de su hogar para recibir a viajeros de diferentes partes del mundo, principalmente argentinos.
“Imagináte vos esas historias de libertad y de una vida ‘mágica’ que nos contaba cada uno de ellos. Empezamos a entender que había una vida distinta fuera de la oficina, y yo le dije a Lina, ‘entonces qué, ¿solo vamos a ver gente pasar y que nos cuenten sus experiencias viajeras? Y nosotros qué’” comenta Andrés entre risas.
Gracias a la dosis de energía de los extranjeros, Andrés le propuso a Lina emprender su propio proyecto: viajar por el mundo contando historias. Lina estaba recién ascendida a su cargo de gerente logística, así que le pidió un año para ganar experiencia y no desperdiciar el voto de confianza de la empresa.
“Al principio no le creí. Le dije que sí como por seguirle la corriente al loquito” asegura. En septiembre de 2013 Andrés renunció. Seis meses después lo hizo su esposa. Luego empezaron a crear un proyecto que les permitiera narrar sus experiencias, tomar fotografías y contarle al mundo sus recorridos por el mundo.
Una de esas noches de diálogos e ideas bajo sábanas, decidieron combinar dos de los verbos más deseados por la gente: renunciar y viajar. “Fue un voto de confianza”, concuerdan los dos.
Aventura en La Jebi
Con la plata de la liquidación, de las vacaciones acumuladas y cesantías dejaron de lado sus comodidades, aprendieron a manejar y adecuaron una camioneta tipo van, para convertirla en una casa rodante que bautizaron como ‘La Jebi’, por su intenso amor al heavy metal.
“Teníamos en nuestra cabeza que lo que primero que queríamos conocer era nuestro país”, se apresura a decir Lina. Y aunque para sus familias y amigos parecía una total locura, el 6 de agosto del 2014 emprendieron su primer gran viaje por Colombia.
Comenzó desde Bogotá hasta Medellín y luego partieron de la Guajira hasta Casanare. Duraron seis meses explorando algunos rincones del país, enfrentando sus miedos, subiendo contenido al blog renunciamosyviajamos.com y mostrando la cara bonita de los paisajes, la gente y la cultura colombiana.
“Este viaje nos enseñó que se puede y nos empezó a mostrar de qué estamos hechos y para qué sirve Renunciamos y Viajamos” sentencia Andrés.
Lo que sería un viaje por el país se convirtió en un recorrido por Centroamérica y el norte del continente. Pero para ese momento el dinero ya escaseaba. “El rebusque fue nuestra estrategia para tener recursos, imprimimos nuestras fotos y las vendíamos como postales, hablamos con algunas agencias de tours para darles publicidad en nuestras redes”, comenta Andrés, y recuerda que alguna vez les pagaron 100 dólares por una fotografía.
Pasaron de Colombia a Panamá, luego fueron a Cuba y México, donde, como buenos amantes del rock and roll, disfrutaron el concierto de sus ídolos: The Rolling Stones. Luego siguieron su camino con la expectativa de llegar a Alaska, pero algo ocurrió.
En la frontera de Estados Unidos no los dejaron pasar y les quitaron la visa. Así que con la nostalgia en las manos y desesperanzados por el cambio de rumbo, planearon su regreso al país después de dos años de aventuras.
Llegaron y comenzaron la construcción de su primer libro: Renunciar y viajar. El trabajo donde brilla el sol, que en 326 páginas y 12 capítulos recoge historias, fotos y relatos de los 10 países visitados en ese tiempo. Su lanzamiento independiente y sin editoriales fue ante más de 200 personas en agosto del 2017, en Palmira.
Camino a Rusia 2018
Sin dejar de soñar y ser ambiciosos con sus deseos, empezaron a pensar en la forma de ir al mundial de Rusia 2018 con ‘La Jebi’. Sin embargo, tras unas complicaciones de salud de Lina, quien en octubre del 2017 empezó un tratamiento médico, la idea de viajar a Moscú se fue diluyendo, pero “nunca tuvimos el deseo de tirar la toalla con el proyecto, así que viajamos al Carnaval de Blancos y Negros en Pasto y luego fuimos a Ecuador” explica Lina.
Una vez en el país vecino, recibieron un mensaje en Instagram que cambiaría el rumbo de su viaje… ‘queremos hacer una videollamada con ustedes’ decía. Así que, desconociendo aún el propósito de esta, agendaron una fecha y esa tarde encontraron internet en un hotel cercano.
“En un momento de la conversación nos preguntaron que cómo iba el tema de ir a Rusia en carro, dijimos que lo único que podía salvar ese viaje era un milagro o una marca que quisiera patrocinarlos. ‘Por eso los llamamos’-dijeron-, queremos que sean embajadores de nuestra marca en el mundial’”. Eran de Allianz, la multinacional alemana de servicios financieros.
Aunque no lograron el traslado de ‘La Jebi’ por el tema del tiempo, vivieron la fiebre tricolor tomados de la mano y en compañía de sus cámaras y micrófonos.
“Eliminaron a Colombia y quedamos eliminados también”, bromea Andrés y comparte que lo último que pensaban era regresar al país, así que empezaron a planear qué hacer.
El viaje continúa
Era el verano del 2018: temporada de conciertos y festivales de rock en Europa. Sus almas rockeras se sintieron atraídas para ir a uno de los festivales de heavy metal más grandes del mundo en Alemania: el Wacken Open Air. Ahí empezó el viaje por Europa.
Pasaron por Holanda, Bélgica, Francia, España e Italia, luego llegaron al Este para recorrer Serbia, Bosnia, Croacia, Montenegro, Albania y Turquía. Todo esto estirando sus brazos en la carretera, levantando el pulgar y esperando la ayuda de quien pasara por su camino.
“Solamente en Roma y en Turquía pagamos un alojamiento, de resto fue puro Couchsurfing, un un servicio de alojamiento familiar gratuito que se basa en la idea de compartir experiencias entre anfitriones e invitados sin cobrar un solo peso”, recuerda Andrés.
En Turquía estuvieron hasta marzo del 2019, luego llegaron a la India, donde viajar en los trenes fue uno de sus momentos de más contrastes: “Vos piensas ‘maldita sea quién me metió acá’ y luego dices ‘mira qué interesante eso’, y luego quieres vomitar” pues el movimiento y la cantidad de gente es desesperante, comparte entre risas Andrés.
Así siguieron su aventura hasta Egipto, donde vivieron una de las peores experiencias de su viaje. “En uno de los trenes descuidamos nuestras maletas por un momento y nos robaron el computador, la cámara, los discos duros, todo” cuenta con tristeza Lina, quien comparte que por esa situación, le quedó un sinsabor en su corazón y es uno de los destinos en su lista negra.
De regreso a casa
El regalo de bodas del hermano de Lina fue tenerla de vuelta. Así que regresaron en el 2019 para estar cerca de su familia. Sin embargo, después del matrimonio se sentían desubicados, todos volverían a sus trabajos, a su rutina y ellos… planeaban otro nuevo viaje por Colombia, “de los dos meses que estuvimos en el país solo estuvimos dos semanas en la casa, ¡estábamos aburridos de estar quietos!”, comparte Lina.
Dieron charlas en Medellín y Bogotá, conocieron a algunos de sus seguidores y dicen que gracias la proceso de paz con las Farc, pudieron conocer el Caquetá. “Cada persona nos contaba una historia trágica del pasado, con muertes o secuestros. Pero para ellos el proceso de paz fue un cambio absoluto, hablaron con emoción, contando cómo recientemente el turismo se está potenciando en esa zona”.
Luego tramitaron la visa para Marruecos, llegaron a Vietnam y para el momento de nuestro diálogo estaban en Camboya, actualmente están en Tailandia.
Renunciamos y viajamos para conocer el mundo
En total han conocido 40 países y más de 500 ciudades. Sus favoritos son México y Turquía, aunque Colombia siempre estará encabezando la lista. Los momentos más difíciles del viaje son tener que escoger dónde dormir, qué comer y qué destino conocer después.
“Nosotros no andamos con afán de conocer el mundo, no estamos chuleando lugares, andamos viviendo la vida, sacándole provecho a esta experiencia única e irrepetible de estar vivos, es el único objetivo. Invertir en nuestra juventud, nuestras energías, neuronas, y las ganas que tenemos en vivir” finaliza Andrés.
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