Crónicas desde Rusia: Izmailovo, el mercado de las pulgas de Moscú

Adolfo Zableh
El mercado Izmailovo es un lugar común al que es imposible no ir. Es de esos sitios turísticos de los que te dicen que, si no fuiste, no estuviste en Moscú. En términos prácticos, y para el ojo del turista, es un mercado de las pulgas enmarcado en un escenario de Disney, con castillos de colores fabricados en madera.
Afueras del kremlin de Izmailovo.
Funciona en el Kremlin de Izmailovo, una zona de Moscú, y acá es donde hay que aclarar que no es “El Kremlin” donde funciona el gobierno ruso. En Rusia el Kremlin no es como La Casa Blanca o el Palacio de Nariño, sino que es una palabra que significa fortaleza y no es otra cosa que una ciudadela amurallada construida para defender las ciudades. Así, en Rusia hay varios de ellos.
El mercado se deja ver a lo lejos apenas se baja en la estación Partizanskaya, en la línea tres del metro, identificada por el color azul oscuro, y se reconoce a la distancia por sus altas torres blancas. Suele ser muy concurrido, principalmente los fines de semana, pero en pleno mundial cualquier día es congestionado.
Antes de entrar hay un camino lleno de vendedores ambulantes a lado y lado y que sirven de abreboca a lo que se encuentra en el interior. Por un lado, lo típico: matrioskas, cajas de música y todo tipo de artesanías típicas rusas, pero también antigüedades y objetos que recuerdan la época de la Unión Soviética.
Si va a comprar antigüedades en este lugar, lo mejor es que se tome su tiempo y regatee. Podría encontrar muchas cosas a un buen precio.
Gorros, abrigos, esculturas, ropa hecha con pelo de camello, hasta joyas y armas; con la ciudad llena de turistas atraídos por el fútbol, los precios suben. El idioma también juega en contra del visitante y los vendedores se hacen los que no entienden para cobrar de más. En días sin fútbol en Moscú el lugar se llena todavía más. Usted le pregunta en un día de descanso a un hincha qué va a hacer, y le responde que va a ir a la Plaza Roja o al mercado Izmailovo.
Por sus corredores se pueden encontrar libros en español y hasta discos de José Luis Rodríguez ‘el Puma’, que ni idea cómo llegaron allí, y matrioskas adecuadas para estos días de mundial: muchas están pintadas con futbolistas como Neymar y Cristiano Ronaldo, y los colombianos Falcao y Bacca. No está James. También las hay decoradas con las caras de líderes mundiales como Putin, Trump y los venezolanos Hugo Chávez y Nicolás Maduro. No está Juan Manuel Santos.
Hay matrioskas con al cara de líderes mundiales, futbolistas y personajes de películas.
Pero el plan de visitarlo no solo se trata de comprar. La visita vale la pena solo por conocer el lugar, fotografiarlo y hasta dar un paseo en barca en la laguna que tiene a un costado. También hay un restaurante al aire libre donde la especialidad son los pinchos de carne. Tienen de res, cerdo, cordero y hasta salmón, que en Rusia es como comer chorizo en Colombia y se va a la fija con su calidad y sabor.
Pero si no solo quiere visitar, sino que se quiere llevar un recuerdo de allí, varios consejos: no compre de primerazo, dé vueltas no solo para conocer sino para encontrar lo que le guste, no compre de más y regatee. Si no aplica estas reglas, puede salir de allí sobrecargado y quebrado. Un último consejo: trate de ir un par de días después de que termine el mundial, fijo encuentra las cosas a mitad de precio.