Cinque Terre: un lugar especial en Italia
Alejandra Meléndez
Para el poeta Lord Byron, el olor a mar y albahaca simbolizaban la más bella expresión de un lugar del que solía decir que las palabras se quedaban cortas para describir su belleza. Navegaba en sus aguas en un pequeño velero donde le daba vida a sus poemas que marcaron la época del Romanticismo inglés. Para el emperador Napoleón Bonaparte, que recorrió sin descanso las tierras europeas, no había un lugar más hermoso en el universo como ese que nacía de las entrañas del mar y que contemplaba por horas, extasiado por sus empinados riscos, repletos de olivos y viñedos. Para el pintor Giuseppe Caselli, las estrechas calles empedradas, el golpe de las olas en las rocas y los colores vivos de sus construcciones, fueron suficiente musa para retratarlo en sus cuadros y haber sido uno de los mejores expresionistas de Italia.
Una larga historia
Cinque Terre, conformado por cinco pueblos bañados por el mar de Liguria, fue declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1997. Cinco pueblos donde todavía se escuchan las leyendas de piratas y corsarios, un lugar donde al caer la tarde, se puede disfrutar un helado de albahaca en alguna de sus gelaterias, al tiempo que contempla los colores cálidos del sol poniente mientras ilumina las fachadas de las viviendas medievales construidas en los peñascos.
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Las casas de colores en Vernazza.
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Este destino es un rincón romántico y fascinante que despierta los cinco sentidos en su máxima expresión: todo huele, todo se degusta, todo se palpa, se observa y se escucha, como una ópera de Giuseppe Verdi que va y viene cuando se mecen sus olas y se estrellan contra los riscos repletos de vida.
Esas rocas que emergen del mar son precisamente el sello de uno de los destinos más llamativos del noroeste de Italia, a donde se puede llegar desde la provincia de La Spezia o por el puerto de Génova, de donde partió el descubrimiento de América. Solo basta con tomar un tren y descubrir a pocos kilómetros de distancia que existe vida en esas empinadas paredes de acantilados y que con el paso de los siglos mantienen un suave equilibrio con la naturaleza.
Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso al Mare son los pueblos que conforman el Parque Nacional de Cinque Terre. Se pueden recorrer por sus senderos, sin prisa. Conociendo cada uno de sus rincones llenos de historias y leyendas. Dejando perder la vista en sus tierras productivas de olivas y viñedos que dan vida a vinos que refrescan las noches de este lugar. Porque así es la vida nocturna en este oasis que parece sacado de una de las películas de Roberto Rosselini, que mostraban una Italia hermosa en su estética y romántica en su esencia.
Estos pedacitos de tierra están uno pegado del otro, pero cada uno con su sello personal. Monterosso, es generoso en sus playas; Vernazza, de calles estrechas, lleno de vida y pescadores; Corniglia, el más lejano del mar; Manarola, apiñado a las rocas como abejas al panal y Riomaggiore, el más pintoresco de todos.
En estos acantilados, donde se unen construcciones multicolores, no todo ha sido belleza y esplendor. Durante varios siglos estuvieron en el ostracismo y poco o nada se conocía de ellos hasta que en el siglo XVI, bajo la hegemonía política y militar de Génova, se convirtieron en grandes fortificaciones militares para combatir los ataques de los turcos. Años después con la construcción de la vía férrea en La Spezia su suerte cambió para siempre.
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Vista de Manarola.
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La naturaleza fue bondadosa con estas villas que hoy son un destino predilecto de los viajeros que se internan por el noroeste de Italia, en busca de los más bellos paisajes y las delicias gastronómicas que garantiza la Toscana Italiana. Los riscos están bañados por aguas cristalinas que cambian de tonalidad a medida que el sol la ilumina.
Cómo llegar
Para visitar las “Cinco Tierras” se debe llegar primero a La Spezia, una pequeña localidad famosa por conectar con los pintorescos pueblitos desde su Estación Central. Para llegar desde ciudades como Pisa o Florencia el tren es lo más recomendable y la distancia es corta, una o dos horas respectivamente. Sin embargo, también se puede llegar en bus, automóvil o por vía marítima.
No existe un orden para recorrerlos, aunque es recomendable arrancar esta travesía por Riomaggiore que es el más cercano a La Spezia y continuar en la dirección a Monterroso al Mare que está ubicado en la parte norte.
Sus encantos
Manarola es considerado el pueblo más bonito de todos por su belleza arquitectónica y la exquisita gastronomía que se encuentra en sus estrechas calles, especialmente en la “Vía di Mezzo, donde además hay un gran número de almacenes que ofrecen una variedad de artículos artesanales y cuadros de pintores nativos.
Es una enorme roca, salpicada de pequeñas casas en cascada, adornada por una vaga vegetación y rodeada por el mar. El camino desde la estación del tren está repleto de tienditas, bares y restaurantes donde se puede comer un elaborado plato italiano, tomar el típico y refrescante Aperol Spritz o elegir un snack de pescado con mariscos fritos.
Al atardecer, las luces de este terreno escarpado se encienden y dan paso a un cuadro romántico que invita a contemplar la quietud, sentir la brisa, probar los sabores locales como el tradicional vino Sciacchetrà, producido en sus colinas y que va muy bien con postres o quesos.
Corniglia, está ubicado en lo más alto. Rodeado de viñedos y olivares, ofrece una vista panorámica donde sobresale el mar, repleto de embarcaciones de pescadores. Es el más pequeño, el menos poblado y el único que no tiene acceso al mar, pero está plagado de historia y en su recorrido se puede apreciar las ruinas del Castillo de Corniglia, la Parroquia de San Pedro, que fue construida en 1334 y la plaza Taragio. Para recuperar el aliento después de andar sus callejuelas, se hace una parada para degustar los vinos que producen sus viñedos.
Las típicas casas-torre de Riomaggiore que solían construirse en la Edad Media, encaramadas sobre la montaña, pintadas de color rosa, ocre, arena o aceituna, invitan a deleitar la vista y caminar por sus empinadas calles. Subir a la Torre del Reloj, pasearse por el centro histórico, entrar a la iglesia de San Juan Bautista erigida en 1340, o tomar el sol en sus playas pedregosas también permite degustarla.
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Las calles de Manarola.
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Vernazza es un pueblo de pescadores de callecitas empinadas, -como todos, pero cada uno con su magia- casas de grandes ventanales y balcones con toldos, macetas y flores. Está pegado al mar y en su recorrido se encuentra una antigua iglesia de estilo románico – genovés y un viejo castillo.
Una gigante estatua sobresale en este sencillo pueblo que se caracteriza por sus playas. Un monumento de Neptuno: el Dios de los mares, identifica a Monterosso Al Mare que sobresale por su infraestructura hotelera. Es pequeño, se conoce a pie, recorriendo sus rincones y apreciando lugares como la Torre Aurora, construida en el siglo XVI desde donde se combatían los ataques de los bárbaros. Este lugar también parte en dos el pueblo: lo antiguo y lo moderno. Es una zona privilegiada por la vista que ofrece a los turistas.
Allí, en medio de tantos siglos de historia, en la zona que se conoce como el casco histórico, está la casa del poeta italiano Eugenio Montale, quien fue premio Nobel de literatura en el año 1975. Otro lugar para recorrer es la iglesia de San Juan Bautista y los oratorios de las fraternidades de los blancos y negros.
Cinque Terre, es real. No es un escenario de una película de Fellini o de una escena de Sophia Loren. Es un hermoso lugar de la naturaleza, que se conserva en armonía con el hombre. Uno de los tesoros más preciados de Italia, un destino para andar a pie, explorarlo y enamorarse de cada rincón que lo conforma. Un destino para dejar volar los sentidos y sentir en cada paso y cada respiro lo que este edén tiene para mostrar.
Información de interés
¿Dónde dormir?
La oferta hotelera en las Cinco Tierras es limitada, sin embargo cada uno tiene opciones entre hoteles, hostales y bed & breakfast por precios que oscilan entre los 90€ hasta los 300€. Otra opción es La Spezia, tiene mayor variedad de alojamientos, diversidad de precios y acceso a parqueaderos para quienes llevan automóvil.