Gastronomía, aventura e historia: la ruta definitiva para disfrutar de Santander

En Diners realizamos una ruta por Santander para que disfrute de la mayoría de pueblos y corregimientos que están entre Bucaramanga, Barichara y Guane.
 
Gastronomía, aventura e historia: la ruta definitiva para disfrutar de Santander
Foto: Unslash/ C.C. BY 0.0/ Instagram, 2021
POR: 
Óscar Mena

El avión llegó al Aeropuerto Internacional de Palonegro a las diez y media de la mañana. En las calles aledañas, el aire silvestre envolvía a los viajeros, creando una atmósfera de celebración; como si un director de cine acabara de gritar acción y los conductores estuvieran listos para llevar a los recién llegados a Bucaramanga por una carretera envuelta en árboles, flores y el paso espontáneo de tucanes y otras aves exóticas.

Con un poco más de 600.000 habitantes, Bucaramanga se ha convertido en una de las ciudades más desarrolladas del norte de Colombia. Es el epicentro de ciclistas y amantes del arte, de gastrónomos y chefs en busca de frutas y verduras exóticas para sus restaurantes.

Bastaron 30 minutos para llegar al centro de la ciudad amenizada con la natural algarabía de voces, platos y cubiertos de los bares y restaurantes. La escenografía está puesta para maravillar desde el primer minuto. En medio de tantas opciones para almorzar en la capital de Santander, puede optar por Penélope, una apuesta gastronómica que rescata los sabores del departamento con técnicas culinarias de talla internacional.

Pida un ceviche de carne oreada o de pescado blanco y deje que su paladar le muestre un mundo diferente de sabores y texturas. De postre puede elegir entre una milhoja de cacao y aguacate o una mantecada de maíz con arándanos.

El arte de Santander

En el taller de Juan José Cobos.

A 30 minutos de Bucaramanga se encuentra Piedecuesta, uno de los secretos mejor guardados de Colombia. Su panorama está adornado por valles, mesetas, montañas y la vista del páramo Juan Rodríguez, ideal para encontrar inspiración como lo hace Juan José Cobos, el arquitecto creador del Santísimo, la escultura más alta de Colombia, con 37.5 metros de altura.

Desde uno de los condominios privados del municipio, el artista santandereano abre las puertas de su taller para revelar su próximo proyecto: el Monumento de la Batalla del Pienta, conocida como una de las acciones claves para lograr la independencia de Colombia.

“La batalla se originó para vengar la muerte de Antonia Santos, una de las líderes que se opuso a las leyes impuestas por el español Lucas González, conocido como uno de los gobernadores más sanguinarios de la colonia española”, comenta Cobos, quien en su obra resalta la figura femenina, la cual fue clave en la victoria, para luego llegar a Boyacá y reunirse con el ejército libertador de Simón Bolívar.

Con plastilina especial, icopor y acrílico, Cobos da vida lentamente a sus personajes ultra realistas, los cuales aprendió a hacer a pulso, gracias a sus 16 años de estudio en The Florence Academy of Art, en Italia. Cada rostro, músculo y prenda de sus personajes tienen algo que comunicar. De hecho, el propio artista confiesa que hay mensajes ocultos que solo los detallistas podrán encontrar.

Cobos se prepara para abrir su propio museo en los próximos seis meses para que el mundo pueda conocer de cerca su proceso creativo y encuentre en sus esculturas la inspiración, junto al paisaje inigualable de Piedecuesta.

Barichara, un viaje al pasado

Parroquia de la Inmaculada Concepción y capilla de Santa Bárbara.

A tres horas de Piedecuesta está uno de los pueblos declarados patrimonio cultural de Colombia por su belleza e historia. Durante el trayecto puede parar en el restaurante El Chiflas (Aratoca), conocido por preservar la gastronomía típica de Santander desde 1957. Desde su mirador observe el río Umpala y la grandeza del Cañón del Chicamocha.

Cuando llegue a Barichara se encontrará con un pueblo suspendido en el tiempo, donde el silencio y la tranquilidad reinan sobre todas las cosas. Sus calles empedradas y casas coloniales con puertas de madera evocan a un pasado próspero que se mantiene aún en estos días.

Para descansar, puede quedarse en La Posada de Juan Pablo, que queda al frente de la capilla de Jesús y a dos cuadras de la plaza principal, donde está la parroquia de la Inmaculada Concepción.

Cocina de lujo en Barichara

Lo mejor para recorrer Barichara es caminar a paso lento para que las inclinadas calles no agoten su energía, de esa forma puede detallar la arquitectura que data del siglo XVIII y descubrir restaurantes de lujo como Elvia, del chef Rafael Buitrago, que abre sus puertas de miércoles a domingos para que los turistas locales y extranjeros prueben el sabor ancestral de Santander en preparaciones de alta cocina.

Deléitese a la hora del almuerzo o la cena con unas croquetas de carne oreada servidas en una olla de barro para preservar su calor; un lomo de res a las brasas, servido con cremoso de papa, huevo de codorniz frito, vegetales asados y jus de res.

Pruebe también el cochinillo con arracacha ahumada, pepino de guiso y salsa de jabuticaba, y acompañe este plato con un par de mazorcas jóvenes a las brasas, bañadas en limón criollo curado con emulsión de hormigas culonas, hierbas y flores locales, toda una mezcla de sabores que resaltan las cocinas del norte de Colombia.

A dos cuadras al norte de Elvia, no deje de visitar la icónica capilla de Santa Bárbara, construida hace más de 280 años y donde recientemente se suelen celebrar los conciertos del Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá.

El secreto de Barichara

El tiempo pasa más lento en este pueblo de Santander, donde los artistas parecen encontrar sus ideas y el punto ideal para generar nuevas obras. Este es el caso del mítico pintor David Manzur, quien vive en el pueblo y cuenta con un estudio y galería personal, donde atiende a sus visitas y hace del paso por Barichara una experiencia inolvidable.

A 10 minutos caminando al sur de Barichara se encontrará con el mirador Salto del Mico, donde identificará el cauce del río Suárez que colinda con el Parque Nacional Natural Serranía De Los Yariguíes, una vista panorámica que lo hará sentir diminuto comparado con la vasta naturaleza de Colombia.

La ruta Guane

A 20 minutos al norte de Barichara encontrará un pueblo tan desconocido como ancestral para los turistas del mundo. Se trata de Guane, el corregimiento que fue territorio ancestral de los indígenas del Santander y que fue fundado en una meseta de 700 metros de largo y 350 de ancho. Allí puede visitar el Museo Arqueológico y Paleontológico de Guane y descubrir a fondo las comunidades ancestrales de la región. 

Una vez en Guane, no se puede ir sin probar el típico sabajón de Santander en la tienda Hato Grande, donde hay una variedad de postres típicos del país como torta de tres leches, leche asada, arroz con leche, miel me sabe y postre de natas.

Un regreso con nuevos lugares para ver

Si pensaba que el viaje de regreso eran tres horas en carro hasta Bucaramanga, está equivocado. A una hora de Guane llegará a San Gil, la capital turística del departamento, donde podrá conocer el famoso Parque El Gallineral que los cantautores Silva y Villalba homenajean en su canción Si pasas por San Gil.

Aquí encontrará árboles antiguos con musgo en sus troncos y un verdor sin igual. También puede aprovechar el caudaloso río Fonce para practicar canotaje, rafting, bungee jumping y hasta parapente. Le aconsejamos reservar con anticipación porque la infraestructura del pueblo es pequeña en relación con la cantidad de turistas que llegan para pasar el fin de semana.

En el centro del pueblo encontrará gastronomía típica, que va desde la carne oreada, la sobrebarriga al horno, hasta la sopa de mute o la icónica arepa amarilla. Y por si le faltaba experimentar un nuevo sabor, cómase un par de hormigas culonas fritas.

Si desea puede hacer un alto en su regreso y visitar diferentes pueblos coloniales que están cerca de San Gil como: Pinchote, Socorro, Villa Nueva Cabrera, Páramo, Valle de San José, Charalá, Mogotes y Curití, donde encontrará un encanto propio y único en el país.

Cañón del Chicamocha y Mesa de los Santos

Cañón del Chicamocha. Foto: Ludwig Snider Suárez/ Wikimedia Commons/ CC BY 4.0.

A una hora y media llegará a Panachi, conocido mundialmente como el Parque Nacional de Chicamocha, donde podrá ver el enorme cañón y disfrutar del teleférico, los restaurantes y las terrazas que hay a su alrededor para contemplar el paisaje.

Después de 45 minutos, sin desviar su camino de Bucaramanga, encontrará la ruta para la Mesa de los Santos, la meseta de 1.600 metros de altura donde se perciben, en mayor o menor medida, movimientos telúricos.

El lugar tiene complejos vacacionales, fincas campestres, casas de campo y hasta clubes náuticos. También es la casa del café más valioso de Colombia: Café Mesa de Los Santos, los cuales se cultivan en la hacienda El Roble, desde hace más de cuatro generaciones de caficultores.

Floridablanca y Girón

A 29 minutos de la Mesa de los Santos -y atravesando Piedecuesta- llegaremos a Floridablanca, donde se comen las mejores obleas del país. Aquí la parada obligatoria es el Obleas Floridablanca donde sus curiosos nombres atraen a los que no conocen qué es un amor eterno (arequipe, queso y mora); mi primer beso (arequipe, crema y mora) o un amor de tres (arequipe, queso y pera).

Después de saciar su apetito, diríjase al occidente y contemple la escultura del Santísimo, ubicada dentro del Ecoparque cerro del Santísimo, en el cerro de los Helechos a una altura de 1450 metros sobre el nivel del mar.

A tan solo 25 minutos en vehículo, llegue a Girón y disfrute de la arquitectura colonial y republicana. Las imponentes edificaciones hacen juego con su Catedral, en donde por error pusieron el reloj al revés. Y su capilla Las Nieves, icónica por tener encima de su entrada los 10 mandamientos en mármol, haciendo alusión a las tablas que recibió Moisés en el libro de Éxodo, de la Biblia.

De nuevo en Bucaramanga

Es aquí donde el director de cine grita corte, pero la magia continúa vigente. Si desea puede quedarse una noche más en el hotel Dann Carlton, de cinco estrellas. Una vez allí, aproveche el tiempo para comer en Cotiza Longaniza, un restaurante que se precia por armar sus embutidos a la orden de los comensales con los mejores cortes de carne del país.

Nuestros platos recomendados están entre la cotiza longaniza que viene envuelta en un plátano maduro y queso crema o la hamburguesa de chorizo santandereano con crema sour.

Diccionario de un santandereano

Lo retamos a pasar como un santandereano más con este mini diccionario de palabras y frases que lo pueden sacar de apuros:

Un santandereano no se disgusta ni es un experto en lo que hace, es más bien un arrecho. No dice que está muy bueno, dice mucho lo bueno.

Un santandereano no come arroz atollado, sino arroz ‘putiao’. No disfruta de los snacks americanos porque tiene hormigas culonas. No usa sandalias, sino ‘chanfainas’. Tampoco dice que es poquito sino que es un ‘pilincho’. Y un santandereano no le dice lento a otra persona, prefiere usar la palabra pingo.

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enero
6 / 2023