¿Dónde está la Japón de Sudamérica?

Una crisis en el país nipón generó una migración que llevó a unos cuántos soñadores a fundar la Japón de Sudamérica. ¿Dónde se encuentra y cómo visitarla?
 
¿Dónde está la Japón de Sudamérica?
Foto: @naejjk98/ @valeriajorge1969/ Google Maps
POR: 
Adriana La Rotta

Hay países con rasgos étnicos tan uniformes, que uno tiene la impresión de que todos sus habitantes pertenecen a la misma familia. Sin embargo, eso no pasa con los brasileros, que pueden ser tan escandinavos como Xuxa o tan africanos como Pelé y que, como lo descubrí poco tiempo después de llegar a vivir a São Paulo en los años 90, también pueden ser menudos, tener ojos rasgados y apellidarse Suzuki y fundar la Japón de Sudamérica.

La Japón de Sudamérica está en Sao Paulo

En una esquina enmarañada de São Paulo, una de tantas en esa ciudad colosal, se levanta un torii, un arco rojo de nueve metros de altura que en la religión sintoísta representa una puerta con la función de separar lo profano de lo sagrado.

Lo sagrado, en este caso, es el barrio de Liberdade, un vecindario como ningún otro en Latinoamérica, un auténtico trasplante de Japón en medio de la megalópolis, en donde hasta el aviso del McDonald’s está escrito en ideogramas.

Las calles de Liberdade podrían estar en Tokio. Cruzar ese umbral es encontrarse con supermercados típicos, restaurantes con piso de tatami, tiendas de sake, librerías abarrotadas de manga y almacenes generales en donde venden desde el obento para el almuerzo de ese día, hasta la más moderna arrocera Zojirushi, el nirvana de la culinaria japonesa sin la cual la sola idea de existir resulta insoportable.

¿Por qué hay japoneses en Brasil?

El barrio es fascinante y si bien es japonés, al mismo tiempo resulta completamente brasilero. Se trata de una de esas cosas de Brasil, ese melting pot maravilloso en donde no importa de dónde venga uno, siempre acaba sintiéndose como un auténtico local.

Los japoneses empezaron a llegar a Brasil a comienzos del siglo XX, poco después de que la abolición de la esclavitud en el país suramericano hubiera creado una seria escasez de mano de obra para trabajar en las plantaciones de café.

Por la misma época, Japón estaba lleno de campesinos indigentes sin oportunidades en el campo o en las ciudades, lo que llevó al emperador Meiji a tomar la decisión de exportar oficialmente a parte de su población. Ambos países firmaron un convenio y en el invierno de 1908, las primeras 165 familias japonesas que dos meses antes habían embarcado en el puerto de Kobe, atracaron en el muelle de Santos.

De unas cuantas familias, la población japonesa en Brasil ha crecido hasta ser un millón y medio, la mayor colonia de descendientes nipones fuera de Japón, más numerosa inclusive que la que vive en Estados Unidos.

Las familias niponas de Brasil

Los Suzuki, Nishikawa y Sakamoto de hoy en día son la segunda y la tercera generación y están totalmente asimilados a Brasil. Son una mezcla rara: todavía preservan aspectos de su cultura, pero en su mayoría no hablan una sola sílaba de japonés. Eso le pasaba por ejemplo a mi amiga Lenita, una paulistana extrovertida y afectuosa, que siempre parecía como empacada en un cuerpo japonés que le quedaba dos tallas pequeño.

Años después, viviendo en Japón, conocí de cerca el reverso de la historia, es decir, la saga de los dekassegui, los brasileros descendientes de japoneses que volvieron a Japón huyéndole a la crisis económica de los 80 y los 90 en el país tropical.

A pesar de su aspecto, los dekassegui no fueron ni son recibidos con los brazos abiertos en la cuna de sus antepasados. Son vistos con recelo –cosa nada rara en una nación famosa por su xenofobia– y hasta con sospecha, como japoneses falsos que se ven igual, pero hablan y actúan de manera muy diferente.

La evolución de la Japón de Sudamérica

Los casi 300.000 dekassegui brasileros han armado su pequeño Brasil en Toyota City, la sede de la famosa ensambladora, y en otras ciudades en provincias con alta concentración de fábricas de carros y artículos electrónicos.

Y lo han armado con todas las de la ley, poblando el paisaje con lugares como Mercado Bom Preço o Churrascaria São Paulo, y fundando Escolas de Samba que de vez en cuando desfilan semidesnudas por las calles, ante la mirada boquiabierta de los locales.

La ida y vuelta de los japoneses a Brasil es una de las historias menos conocidas y de las más improbables que me he encontrado, porque cuesta imaginarse dos lugares en el planeta que sean más distantes no solo en el espacio sino en sus referentes culturales. No hay duda de que esa mezcla, esa especie de feijoada a la japonesa, le da más sabor a este mundo uniformizado, cada vez más necesitado de un poco de tempero.

Ubicación de la Japón de Sudamérica

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mayo
24 / 2021