Sadhana Forest: la historia de cómo reforestar un desierto

En el sureste de la India se encuentra uno de los proyectos de conservación de agua, reforestación y reciclaje más innovadores del mundo: Sadhana Forest.
 
Sadhana Forest: la historia de cómo reforestar un desierto
Foto: Jahoo Clouseau/ Pexels
POR: 
Camila Posada

Se cumplen 20 años de cuando un desierto se volvió verde en el mundo. Con ayuda de voluntarios, la pasión y dedicación de miles de personas de la organización Sadhana Forest, lograron dar ejemplo a nivel mundial de cómo revertir los estragos del cambio climático. A continuación conozca esta intrépida historia a favor del medio ambiente.

El sol aún no asoma por la bahía de Bengala, en el sureste de Bharat (India). Es mediados de junio, y la temperatura se acerca a los 40 °C. El calor húmedo que se pega en la piel y el sonar de campanas despierta de su letargo nocturno a los habitantes de Sadhana Forest –el proyecto de reforestación más grande del sur de la India– que descansan bajo techos de madera.

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Dentro de la comunidad de Sadhana Forest en Bharat

Es la llamada a la meditación comunal con la que empieza su jornada. Después de la ronda opcional de abrazos, se dividen las tareas: unos se encargan del sistema de irrigación de los árboles, algunos de la siembra y otros de preparar el desayuno. Después de una segunda seva (como llaman las jornadas de trabajo “selfless” o desinteresado) y del almuerzo, vendrán clases de yoga, de acrobacia, shows de “no talentos” y charlas sobre distintos temas para quienes desde los más remotos lugares del mundo han decidido venir a trabajar en el proyecto.

Así se lo concibieron desde un principio Yorit y Aviram Rozin, una pareja de israelíes que llegó a Auroville –una comunidad espiritual internacional en el sudeste de la Bharat– en busca de su sadhana, el nombre que le dan los budistas a la práctica espiritual con un propósito específico.

A medida que exploraban lo que un día fue un bosque costero que llegaba desde Tamil Nadu en el sureste hasta Kanyakumari en la punta sur de la Bharat, se encontraron con una impactante realidad: las sequías anuales habían llevado a las poblaciones locales a explotar estos bosques, dejando a su paso una tierra deforestada, desnutrida, sin capacidad de retener la poca agua que recibía y con solo la mitad de sus especies nativas.

Preocupados por el tema, los Rozin decidieron fundar el 19 de diciembre de 2003 la comunidad de Sadhana Forest, con el objetivo principal de apoyar a las comunidades locales a través de la conservación de agua y la reforestación.

Voluntarios de todo el mundo

Inmediatamente aparecieron un par de viajeros dispuestos a ayudar, seguidos de jóvenes locales y miembros de la comunidad de Auroville. Hoy en día reciben aproximadamente mil voluntarios al año, provenientes de todas las esquinas del mundo.

Con ellos han logrado sembrar 29.000 árboles de 160 especies nativas, con un índice de supervivencia de entre 80 y 90 por ciento que, con otros métodos de conservación, han logrado incrementar la cantidad de agua disponible para las comunidades locales, lo cual se ha visto reflejado en la capacidad de la tierra para producir alimentos y en la disminución de la migración a áreas urbanas.

Estos voluntarios no solo han apoyado el sueño de Yorit y Aviram, sino que lo han expandido al estar expuestos a una vida sostenible y con seguridad alimentaria a través de la transformación ecológica, el uso de terrenos baldíos y el veganismo.

La filosofía es crear conciencia de cada cosa que se usa

Por ejemplo, en el caso del agua, los voluntarios aprenden a apreciar su valor al tener que bombear diariamente la que usan. “El impacto en los voluntarios es muy diferente al de otros proyectos”, dice Jamey Ellis, un norteamericano que llegó por un par de semanas y terminó quedándose lo suficiente para volverse uno de los coordinadores del proyecto.

“La mayoría de la gente espera ver resultados inmediatos, o por lo menos conocer directamente a la gente que saldrá beneficiada. Pero acá, cada persona está haciendo un trabajo que va más allá de sí misma, cuyos resultados es probable no puedan ver durante el transcurso de su vida. Esto crea un sentido de humildad muy grande”, agrega.

De esta manera, la visión no se queda en Bharat, sino que se propaga cada vez que cada uno de los voluntarios vuelve a casa, profundamente marcado por lo que se vive en esta comunidad.

Una vida sostenible en medio del desierto

El día a día está lleno de técnicas, adaptaciones e innovaciones dirigidas hacia una vida sostenible. Un sistema de paneles solares de 5.000 vatios provee la energía necesaria; la cocina está equipada con estufas diseñadas por ellos, que conservan el máximo calor posible y usa la mitad de leña de una estufa convencional.

La leña viene de sus propios bosques lo que podría sonar contradictorio. Sin embargo, en las palabras de Ellis, “si un bosque es saludable, debe tener la capacidad de proveer leña sin verse afectado drásticamente”.

Hay un gran enfoque en reducir el número de productos que vienen de afuera: se usan cáscaras de coco como esponjas para lavar los platos y jabón hecho por ellos. Todo lo que se consume es orgánico y vegano, con el fin de proteger la tierra del impacto de la industria animal y las prácticas agrícolas tradicionales. En las palabras de Aviram, “no podemos reforestar con nuestras manos mientras deforestamos con nuestras bocas”.

No existe la basura en este desierto de Bharat

La idea de “cero desechos” le da forma a la mayoría de sus prácticas. Tienen, por ejemplo, una “choza de reciclaje” donde un grupo de voluntarios se dedica a inventarse nuevos dispositivos, desde instrumentos musicales hasta una batidora motorizada por una bicicleta. Este concepto se vuelve aún más interesante cuando se trata de desechos humanos.

“Vivimos a punta de recursos que la gente nos regala, sean monetarios, humanos, o materiales. Los desechos humanos son un recurso extremadamente importante para el bosque por su capacidad de fijar nitrógeno y nutrir la tierra. ¡Y tenemos a mil voluntarios al año dispuestos a regalárnoslos!”, dice Ellis.

Los baños están construidos para que sea fácil separar los desechos y los sólidos se procesan para convertirse en abono ya que en vez de estar mezclados con agua son constantemente tapados con aserrín. Esto, acompañado del uso de jabones y detergentes ecológicos, permite que la comunidad cuente con un sistema de aguas grises completamente reusables.

¿Cómo se usa el agua en este desierto de Bharat?

Pero reusar el agua en un sitio tan árido como el sureste de la Bharat no se considera suficiente, por lo que es necesario retener la poca agua que cae. Cada una de las técnicas que implementan produce el mismo efecto:

¿Cómo no se le había ocurrido antes a alguien? Por ejemplo un lavamanos hecho de media cáscara de coco, con un pequeño hueco por el cual el agua va saliendo lentamente al ritmo suficiente para lavarse las manos con un consumo mínimo y construido al frente de un árbol que absorbe toda el agua que cae, devolviéndola al ecosistema.

Al caminar por la comunidad, es común tropezarse con algo semejante a policías acostados hechos de tierra. Sin ningún vehículo circulando, no parecen tener ningún sentido. Pero al observar de cerca se da uno cuenta de que están dirigidos al vehículo más importante de todos: el agua. A medida que esta fluya más lentamente por la tierra, tiene más tiempo de ser absorbida, disminuyendo así la tasa de erosión, la fuerza más poderosa contra la pérdida de agua. Estas técnicas, acompañadas de otras igual de revolucionarias, proveen suficiente agua para regar 30 % del bosque.

Las técnicas no solo son ingeniosas sino pragmáticas

Cualquier recurso a la mano puede convertirse en clave para los bosques. Por ejemplo las botellas plásticas, tan repudiadas por los ambientalistas, son la base de un sistema de irrigación “por mecha”. Al pegar una cuerda a la tapa de una botella plástica llena de agua, e implantarla al lado de la raíz de un árbol, permite no solo que el agua llegue a sitios donde no llegaría normalmente, sino que la hidratación sea a un ritmo constante.

En la comunidad de Haití –otro de sus proyectos– han cambiado la forma de darles sombra a los árboles. En lugar de usar hojas secas –que en una comunidad deforestada no abundan– utilizan ropa defectuosa proveniente de los cientos de fábricas localizadas en la isla.

“Mucha gente viene esperando que todo imite lo que llaman ‘natural’. Pero tenemos que ser prácticos e innovadores si queremos cumplir nuestros objetivos. Si las botellas plásticas sirven, las usamos. Si hay más ropa que hojas, también la usamos. El proceso de adaptación y aprovechar todos los recursos disponibles es lo que garantizará el éxito en cualquier parte del mundo”, dice Jamey. Y es verdad.

El desierto verde en Haití

Por el apoyo recibido, la comunidad ha podido replicarse en dos nuevos sitios. En Haití en el 2010, después del terremoto, surgió una gran oportunidad de recuperación a través de la reforestación. Hoy en día, allí la comunidad se enfoca en el cultivo del árbol de la nuez maya, utilizable en su totalidad para alimento, leña y construcción, con la cual están creando un bosque con el potencial de proveer seguridad alimentaria a 70.000 personas.

Algo similar sucedió en Kenya, donde encontraron un área muy parecida al bosque de Bharat, con períodos largos de sequía y desnutrición de la tierra, sumados a una gran cantidad de problemas sociales, lo cual los motivó a iniciar allí un tercer proyecto.

En futuro de Sadhana Forest

Sadhana Forest sigue siendo una organización sin ánimo de lucro, que recibe a sus voluntarios por una suma muy pequeña para cubrir alimentos. Su economía está basada en lo que llaman el gift economy, o la economía a base de contribuciones.

Cuando han necesitado algo, siempre ha aparecido quien los apoye y crea en el proyecto. Hasta ahora, este tipo de economía ha funcionado lo suficientemente bien para seguir adelante. Pero por más de que siga progresando, Aviram y Rozin no tienen ningún interés en llegar a generar algún ingreso personal, aparte de lo que cubre sus necesidades básicas.

Su forma de verlo es simple: tienen tantas cosas en mente para hacer, que cada recurso que reciben tiene un sitio a donde ir; generar algún ingreso adicional simplemente estaría frenando su sadhana, o el objetivo principal de su vida.

¿Qué le parece el proyecto de Sadhana Forest y su desierto verde? Escríbanos a nuestras redes sociales @dinersrevista

         

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octubre
25 / 2023