Los mejores destinos para realizar retiros en Colombia

Claudia Arias
“Paren el mundo que me voy a bajar”. Esta frase, adjudicada a Mafalda y que en realidad no dijo, es una máxima que muchos habrán querido volver realidad. Ante la imposibilidad de detener la rotación de la Tierra y el paso del segundero, los retiros resultan una alternativa posible, intensa y eficaz para darle un aire a la existencia, como lo explica Ana Isabel Santa María, profesora de yoga, creadora del proyecto Yogalalma y del pódcast Abiertamente.
“La vida diaria nos consume, tiene una inercia difícil de soltar, vamos en rueda libre. Uno abre los ojos y vive en automático. Hacer este quiebre de la rutina, en especial si implica incomodarnos, estar con personas con las que nunca hemos compartido, en actividades que no hemos realizado, reflexionando sobre cosas que nunca reflexionamos, permite que salgamos de la autopista. Comparo la mente con esas autopistas larguísimas de Estados Unidos; solo cuando tomamos una salida conocemos los pueblitos, los lugares fascinantes. Es más cómoda la autopista, pero la vida no se vive así. Pienso que los retiros son para eso, tiempo para uno, para dormir y respirar diferente”, asegura Santa María.
Con su biodiversidad y naturaleza exuberante, Colombia se consolida como un destino atractivo para este tipo de actividades, desde encuentros de yoga de cuatro o cinco días, hasta retiros de silencio de incluso diez días. Según el lugar en el que se realicen, el motivo principal del recogimiento se combina con otras actividades como buceo, caminatas en la naturaleza o clases de cocina.

Al tratarse de espacios de conexión con uno mismo, suelen tener dietas muy naturales, con productos locales y pensadas para que cuerpo y mente se alivianen. Apuntarse a un retiro resulta un reto para algunos, en especial porque propone soltar el control −la ilusión de tenerlo−, pero justamente esa es una de las motivaciones.
“En nuestros retiros no hablamos de un itinerario, así los ofrecemos, para que haya algo de sorpresa. Les decimos qué empacar y los invitamos a soltar el control. Nos preguntan qué vamos a comer, qué vamos a hacer al día siguiente a las 3 de la tarde… Y nuestra respuesta es ¡confíen! (…) Cuando nos vamos unos días sin saber del todo qué pasará, nos permitimos sorprendernos. Esto es importante en la mente de la mayoría de las personas, que hoy no tienen ese respiro ni siquiera en fines de semana o vacaciones, que también se convierten en rutinas. Para mí son una luna de miel con la vida, un abrazo para el alma que a todos nos hace falta, a algunos más seguido”, continúa Santa María.
En Diners exploramos algunas alternativas, más que de lugares, de tipos de retiro. En Colombia hay muchos sitios hermosos para recogerse. En playas son famosas las de Buritaca y el Tayrona, en Magdalena, y las de Palomino, en La Guajira, donde diversos hoteles ofrecen retiros con distintos profesores, colombianos y extranjeros, todo el año. También hay opciones en el Chocó, el Eje Cafetero, Cundinamarca, Boyacá, el Amazonas, y en Guatapé y San Rafael, Antioquia.
Santa María siente que es “una moda, y como tal causa sospechas, pero creo que se irá decantando y quedará lo que tiene un espíritu más de transformación”. Ella no apuesta por lugares, sino por profesores, saber quién es el guía de los días de recogimiento.
Retiros de yoga y meditación
El yoga (del sánscrito yoga, ‘unión’) es una disciplina tradicional espiritual, física y mental originada en la India; es un modo de vida, más allá de las prácticas que llegaron a Occidente, muy centradas en lo físico, un camino para aquietar la mente. Los retiros de yoga suelen contemplar jornadas de práctica corporal −hatha, vinyasa u otros estilos− y espacios para la meditación en quietud.
Los que realizan Ana Isabel Santa María y Marcela Ramírez, cinco días en Buritaca, fluyen más o menos así: “Nos levantamos a las 6 o 6:30 de la mañana para hacer una meditación de 45 minutos, un descanso para un café y seguimos en ayunas para una clase de yoga de dos horas. Después un brunch y, a continuación, una charla con un tema específico que tiene cada retiro, espacio para la digestión y para trascender lo físico, sacar el yoga del tapete. Viene un tiempo libre, de silencio, reflexión, lectura o escritura y a las 4:00 de nuevo yoga una hora y media. A las 5:30 hacemos un almuerzo-comida y en la noche algunos días se descansa temprano, otros días se realizan rituales como la ceremonia del cacao, otra meditación o actividad dependiendo del retiro”, cuentan las organizadoras.

Para los amantes de las profundidades del mar está el retiro de Humanese de yoga y buceo, que este año será entre el 27 de abril y el primero de mayo en la isla de Providencia. Como dicen sus promotoras Carolina Daza y Carolina Gaviria, se enfoca en buzos y no buzos, porque está la opción de hacer careteo; además, “podemos bucear adentro y afuera, arriba y abajo, esos dos mundos que son opuestos, se complementan y permiten que nos adentremos en otras maneras de reconocernos”.
Son jornadas que inician por la mañana en el mar y en la tarde se dedican a la práctica de yoga. Humanese también ofrece desde hace un par de años el retiro, previsto este año entre el 5 y el 7 de mayo en Jardín, Antioquia.
Opciones permanentes mantienen en Vanadurga Ashram, espacio destinado específicamente a retiros: “Un lugar sagrado para la práctica del yoga y la meditación. Está construido bajo los principios del vastu (arquitectura sagrada) y la permacultura”. Ubicado en San Rafael, Antioquia, ofrecen yoga, concentración y silencio; yoga, canto y danza; yoga y perdón, y hasta vacaciones para niños, entre diversas alternativas.

Muchos se preguntan si es necesario haber practicado yoga antes de unirse a uno de estos retiros, algo que depende de cada organizador; quizás la respuesta está en un punto medio entre dejarse sorprender y tener alguna noción que permita una mayor conexión. En cualquier caso, disponer mente y cuerpo para recogerse por unos días y dejar de lado la cotidianidad, tiene su recompensa, aunque también pide abrirse a la sorpresa.
Retiros de silencio
“Cuando estamos en silencio dirigimos nuestra energía hacia el interior; entonces tenemos tiempo para integrar las emociones y experiencias que vivimos y para ver la vida desde una perspectiva más amorosa, con más gratitud y compasión.
Otro punto interesante es que las personas se familiarizan con el no hacer, dejamos a un lado esa exigencia y ese control que solemos tener hacia la vida y hacia nuestras relaciones, y nos vamos dando cuenta de esa naturaleza de impermanencia de la vida en la que todo se transforma constantemente”, asegura Zamira Cifuentes, de Yoga Viva, quien guía retiros de silencio desde hace una década y considera que es uno de los regalos que ofrece esta práctica.
Su próximo encuentro será en mayo de este año en Villa de Leyva. Son retiros de tres días en los que no se requiere experiencia previa, con sesiones guiadas de yoga, respiración y meditación (el mayor énfasis). Se lleva una dieta viva, con un día de ayuno, y alimentación que promueve la limpieza del organismo para estar más abierto a recibir información que cada cual genera en su interior al silenciarse.

Cifuentes dice que llegan personas desde los 16 años, y que “muchas se sorprenden y expresan que hablan mucho y que pensaban que no podrían hacer el retiro, pero allí encuentran espacios de calma y de paz interior que tenían olvidados”.
Sus retiros se denominan El arte de abrir espacio, “y no es solo abrir espacio en la mente, sino también en el cuerpo al cambiar los hábitos, entre ellos los alimentarios, toda la energía que consume el cuerpo para digerir los alimentos, va a activar otros procesos internos de sanación, de limpieza, entonces se está muy abierto y sensible. Aparecen respuestas, nuevos caminos, la decisión clara que ya no surge del pensamiento, restringido y lleno de miedos, sino del corazón, de la propia sabiduría de cada persona”, explica.
En Colombia también se realizan vipassanas, que significa “ver las cosas tal como son” y una de las técnicas de meditación más antiguas de la India. Con ese nombre se conocen normalmente los retiros de silencio de diez días que siguen las enseñanzas de S. N. Goenka, nacido en Birmania (Myanmar) de ascendencia hindú. En general, durante los días de recogimiento de silencio les piden a los asistentes una mayor desconexión, sin celular, libros u otro tipo de distracciones. La alternativa de retirarse tres o cuatro días, en lugar de diez, es una forma de familiarizarse con el proceso.
Consejos para asistir a estos retiros
Cambiar la rutina y dejarse sorprender es una de las propuestas de los retiros. Asista con mente abierta y teniendo en cuenta algunos asuntos.
Según el lugar hay alternativas con acomodación sencilla o múltiple y con baño privado o compartido.
Considere la alimentación, si hay ayuno o no, para estar preparado. Los lugares en los que se realizan los retiros suelen tener unas dietas naturales muy sabrosas, distintas para algunos asistentes, y una oportunidad para abrirse a ellas.
Hay sitios que no cuentan con energía eléctrica y, de hecho, en retiros como los de silencio se invita a desconectarse del celular.
Pregunte qué tipo de prendas llevar según el clima y las actividades. Hay quienes llevan consigo, además, su tapete de yoga o el cojín para las meditaciones.
No tema ir solo, el asunto de los retiros es conectarse con usted mismo y con otras personas que están en la misma búsqueda.