Cuatro planes en el nuevo Villa Magna, un hotel de lujo en Madrid
Sandra Martínez
Siempre será un placer volver a Madrid. Es una ciudad que se reinventa todo el tiempo, que está a la vanguardia, pero que también conserva esa esencia del pasado que la hace tan auténtica. Es domingo de un cálido verano de junio. Y uno de esos lugares para redescubrir es el legendario hotel Villa Magna.
El hotel fue inaugurado oficialmente en 1972, pero en marzo de 2020 cerró sus puertas para hacer una completa renovación. Y abrió de nuevo en octubre pasado, como la primera propiedad de la cadena de lujo Rosewood en España.
Ubicado en el corazón del Paseo de la Castellana, del barrio Salamanca, este edificio renovado quiere rendir un homenaje a la cultura local, y por supuesto, al palacio de Anglada, una construcción de 1876, propiedad del duque Juan de Anglada, originalmente ubicada en este espacio y derrumbada en la década de los años sesenta.
A comienzos de 2022, la revista estadounidense Travel + Leisure eligió al Rosewood Villa Magna como uno de los cien mejores nuevos hoteles del mundo. La publicación asegura que “los cambios de marca a menudo transforman, en exceso, la esencia de un lugar querido con toques más vanguardistas y una uniformidad corporativa”. Pero destaca que “afortunadamente, no es el caso de este hotel”, que sigue conservando sus encantos.
Con esto en mente, tome nota de las mejores cosas para hacer en el hotel Villa Magna.
1. Un brunch en Las Brasas
Si estuvo de marcha, es decir de fiesta madrileña, un buen plan es tomarse el domingo con calma, levantarse tarde y venir a degustar un brunch en Las Brasas de Castellana, uno de los restaurantes del hotel. Aquí le espera una amplia terraza con vista al Paseo de la Castellana, un viento que lo refrescará del sol canícular de la ciudad, y un menú variado para antojarse, sin ningún sentimiento de culpa: estaciones de quesos, mariscos, foie gras, steak, jamón ibérico, ensaladas y platos calientes.
Una sugerencia es comenzar con algo muy tradicional español: pan de cristal untado con tomate rallado, aceite de oliva y jamón ibérico de pata negra, acompañado de queso manchego y un vermouth.
Disfrute de la banda en vivo – hoy tocó un grupo de jazz bebob que animó a todos los comensales con su actitud jovial- y revise luego el menú de los platos calientes. Dos opciones recomendadas: risotto de pato y setas de temporada y una carrilera de cerdo ibérico estofada al vino tinto, puré de patata y apionabo.
Un último favor, reserve un espacio para los postres elaborados por el chef pastelero portugués Emanuel Alvés, pues son pequeñas exquisiteces que vale la pena probar, como la selección de macarrones o la tartaleta de limón.
2. Una tarde de spa
Si está cansado de caminar por la ciudad o del extenso viaje desde Colombia, Sense, el spa de del hotel, es el lugar que necesita. Si es huésped, puede reservar para usted y su acompañante el jacuzzi en forma de óvalo, amplio y cómodo, y luego quedarse unos minutos en el sauna o la sala de vapor, y tomar una bebida refrescante de flor de Jamaica para recargar energías.
Al fondo del espacio, se ve el increíble hamman con influencia bereber, hecho de mármol. También puede optar por hacerse un masaje con laurel e ingredientes mediterráneos para nutrir la piel, relajar los músculos y mejorar la circulación (la oferta de masajes es extensa).
3. Cenar algo ligero
Es verano, el día es mucho más largo y hay tiempo para hacer más cosas. Como ir a comer algo un poco más ligero en Flor y nata, un espacio muy acogedor dentro del hotel, reconocido por servir en la tarde té con los tradicionales scons.
La sugerencia: una tortilla de huevos ecológicos, de setas, queso mahón curado y trufa negra, o unas croquetas de Carabinero con alioli de azafrán. Vale destacar que todos los ingredientes son elegidos cuidadosamente por el chef y provienen de agricultores locales con el fin de encontrar los de mejor calidad, como los huevos traídos de la avícola Redondo, de la población de Ávila.
4. Noche de mojitos
Y luego, a tan solo unos pasos de Flor y nata, está Tarde.O, un bar más de estilo inglés que le apuesta a ofrecer lo mejor de la coctelería. Una de las experiencias que ofrecen durante esta temporada veraniega es probar tres mojitos: el primero, uno clásico; el segundo, mezclado con mandarina y el tercero, con patilla, cada uno maridado con tres postres pequeños.
Mientras disfruta de las bebidas en la terraza, vea como el sol se va ocultando lentamente tras las ventanas, cuando el reloj marca las nueve de la tarde, y la música se escucha con un poco más de volumen que en los otros sitios.
Una aclaración: si quiere una cena mucho más formal, el hotel tiene el restaurante Amós, del chef navarro Jesús Sánchez, creador del Cenador de Amós, en Villaverde de Pontones, que cuenta con tres estrellas Michelin y se especializa en la cocina cantábrica.
El lujo a otro nivel en Villa Magna
El hotel cuenta con 101 habitaciones, 53 suites y cuatro casas, que son prácticamente apartamentos amoblados. Si tiene la oportunidad de ver las casas, vaya. La más grande es Anglada, ubicada en el noveno piso, tiene 410 metros (260 metros de interior), una terraza de 150 metros con una panorámica privilegiada de la capital española, y una parrilla para hacer un asado. Tiene dos cuartos, un estudio, sala y cocina, todo en un espacio abierto y contemporáneo, diseñado por el estudio australiano BAR. La noche cuesta 20.000 euros.
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