¿Realmente funcionan las aplicaciones para dormir mejor?
Óscar Mena
Son las 8 de la mañana. Jimena, de apenas 22 años, llega a la EPS que queda a 10 minutos de su casa. Aunque esperó dos meses para que le dieran una cita con un especialista del sueño, “tuve que llamar una y otra vez para que me agendaran” dice, mientras recuerda que estuvo sentada una hora en la silla de plástico del centro médico antes de hablar con el especialista y en esas revisó sus aplicaciones para dormir.
Cuando por fin la llaman para ser atendida, Jimena alista su smartwatch y su smartphone para mostrarle al doctor todas las estadísticas que recolectó sobre sus horas de sueño. Desde hace algunos meses comenzó a explorar las posibilidades que le ofrecía su celular para medir su calidad de sueño y llegó a la consulta dispuesta a confrontar los datos con la opinión del médico.
“El celular me dice las horas en las que tuve un sueño liviano, una continuidad de sueño profundo, el número de veces que me despierto por la noche y mi calidad de respiración”, comenta mientras muestra todas las estadísticas en su celular.
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El doctor revisó sus patrones de sueño que Jimena le dio a través de la aplicación, por lo que se salvó de pedir otras tres citas, es decir, 9 meses de espera, para llegar a la conclusión de que su sueño de mala calidad se lo debe a episodios de ansiedad, generados por el tráfico de la ciudad, el estrés laboral y otros problemas personales, que cualquier persona puede tener.
Ahora que sale de la cita, tiene una fórmula que le dice que debe tomar una pasta por día para evitar los ataques de ansiedad y así mejorar su calidad de sueño. Entre tanto, en la EPS esperan otros 50 pacientes que no cuentan con un smartwatch o un celular que sigue el minuto a minuto de su sueño, pero que van con la ilusión de dormir un poquito más con los consejos del especialista.
¿Son los aplicaciones para dormir una solución para los problemas de sueño?
“No se trata de que existan aplicaciones que lo ayuden a dormir. Se trata de herramientas que tienen los pacientes para monitorear su frecuencia cardiaca, saturación de oxígeno y presión arterial, que le ayuda al médico a tener una idea de lo que puede causar la mala calidad de sueño”, comenta la doctora Karem Parejo, especialista en medicina del sueño.
Eso sí, advierte que las aplicaciones que obligan al usuario a ver a la pantalla son poco efectivas por su luz azul. “Esta luz afecta la producción de melatonina, que es la que ayuda al cuerpo a conciliar el sueño. Aunque hay celulares que vienen con un filtro para la noche, lo mejor es evitar las pantallas a la hora de dormir”, explica Parejo.
La ansiedad, la raíz de los problemas de sueño
Si usted ve la tienda de su Google Play o la App Store encontrará que las aplicaciones para dormir están directamente relacionadas con las de yoga, mindfulness y meditación. Esto se debe a que la mayoría de estudios sobre el sueño han relacionado sus problemas con los altos niveles de estrés.
“Los mecanismos por los que se producen la ansiedad y el estrés generan una cascada de acontecimientos biológicos que tienen lugar a nivel hormonal y neuronal, por lo que se producen alteraciones en la segregación de sustancias como el cortisol, que inhibe y suprime el sueño, así como la generación de prolactina y la serotonina”, describen los expertos de la National Sleep Foundation.
Por eso las aplicaciones y gadgets más efectivos del mercado lo pondrán a meditar, escuchar sonidos de la naturaleza e incluso a sentarse en la posición de flor de loto, como se hace en los ejercicios de yoga.
“También sucede que las personas no pueden dormir porque tienen en la mente una canción o un problema al que le dan vueltas y vueltas. Por eso estas aplicaciones son pertinentes, porque ayudan a relajar el cuerpo, respirar mejor y tener la mente ocupada en otro tema mucho más satisfactorio que una deuda”, explica Parejo.
Cualquier persona puede tener un problema de sueño
Jimena* es una joven que hasta hace dos años no tenía ningún problema a la hora de dormir. Tenía la capacidad de desvelarse haciendo una maratón de su serie favorita y dormir bien el fin de semana. Nunca tuvo ojeras ni quejas sobre su colchón. Sin embargo, su ciclo de sueño fue cambiando gradualmente hasta que no hubo vuelta atrás.
“Por eso es importante que las personas lleven horarios regulares. Si empiezan a cambiarlos, su calidad de sueño va a disminuir. Ahora se habla de que una persona sana debe conciliar el sueño en menos de 20 minutos y que el 85 por ciento que pase en la cama sea durmiendo”, concluye Parejo.