Danza Movimiento Terapia o cómo el movimiento refleja nuestro interior

En el Día Mundial de la Danza recordamos está terapia para sanar nuestro interior.
 
Danza Movimiento Terapia o cómo el movimiento refleja nuestro interior
Foto: Eugene Mynzul/ Shutterstock /Camilo Ponce de León
POR: 
Sandra Martínez

Tierralta, Córdoba. Una mujer de sesenta años perdió a su esposo por el conflicto armado y, además, dos hijas suyas fueron arrebatadas por paramilitares. Hace diez años carga con ese dolor, que no solo le pesa en el alma sino en su cuerpo. Camina en círculo, con lentitud, empieza a tambalear, se derrumba, cae al piso. Llora sin parar. El grupo la acoge, la abraza. Ella asegura que jamás había podido expresar el dolor de estas pérdidas. Es la primera vez que lo logra.

María Andrea García tiene en su mente decenas de relatos como este. Heridas profundas que la guerra ha dejado en el país. Silencios, abandonos, muertes, violaciones que generan huella no solo mental y emocional, sino también en el cuerpo. García estudió Psicología en la Universidad de Richmond, en Inglaterra, y luego se especializó en Danza Movimiento Terapia en la Universidad de Roehampton. Trabajó durante ocho años en hospitales psiquiátricos de Londres, dictó clases y al obtener el mayor grado que otorga la Asociación de Psicoterapia de Danza y Movimiento (ADMPUK) del Reino Unido (Senior Registered), que le permite ejercer la práctica privada, educar y supervisar a otros terapeutas, regresó al país en 2013.


Con Diners conversó sobre esta terapia y el trabajo que ha realizado en escenarios de construcción de paz, a lo largo y ancho de Colombia.

¿En qué consiste danza movimiento terapia (DMT)?

Es una de las cuatro modalidades de las terapias de las artes (las otras son música, arte y drama), que emergieron en Europa y Estados Unidos después de la segunda Guerra Mundial, pues el gobierno se dio cuenta de que no podía abordar la situación de los excombatientes. Los síntomas que presentaban, muy particulares, no eran solo estrés postraumático ni casos clínicos, sino síntomas que sufren las personas que viven situaciones anormales, como la guerra. Así que se empezaron a tratar desde otra perspectiva; los artistas comenzaron a salir de sus escenarios y a trabajar en contextos clínicos y comunitarios (…) Y con el paso del tiempo se han demostrado excelentes resultados.

¿En qué se enfoca el DMT?

Tenemos tres principios. Creemos que la mente y el cuerpo están conectados. Todo lo que pasa en tu mente se refleja en la manera en que te mueves, en que se siente tu cuerpo, en la forma que estás parado en el mundo. El segundo es que la historia de tu vida emocional y física deja una huella y una memoria en tu cuerpo. El tercero indica que los patrones cognitivos, la manera en que piensas, tus creencias, se ven reflejadas en tus patrones corporales y viceversa.

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¿Cuáles son los objetivos?

La DMT busca la integración de la dimensión física, mental, emocional y relacional del ser. Cuando atiendo un paciente no solo lo escucho sino que miro su postura, le pregunto, no juzgo, eso es importante aclararlo porque no hay un manual que diga que si te mueves de una u otra manera significa algo, cada quien se mueve en relación con su propia historia. Y lo importante es entender y hacer autoconciencia de esa armonía entre el cuerpo y la mente. Para la mayoría de personas en Occidente, el valor como ser humano se enfoca en la inteligencia, en las ideas que tiene, en cuánto hace desde su pensamiento. Muchos están como decapitados y utilizan el cuerpo como un vehículo para que los lleve de un lugar a otro, pero nadie se da cuenta de que también hablan a través de él.

Yo ayudo a la gente a conectarse con lo que dice el cuerpo y a alinear lo que piensa con su expresión corporal. Y luego hago un trabajo profundo para empezar a transformar, a través de la danza, el movimiento, la respiración y el uso de la voz. Las personas no necesitan ser bailarinas de danza ni nada de eso. Si pudieron llegar caminando, pueden hacer el trabajo.

¿Qué técnicas utiliza para lograr esto?

Usamos técnicas de improvisación, de postura, de relajación; vinculamos movimientos con imágenes, sensaciones, dibujos, porque a través de eso amplías la perspectiva frente al tema que vayas a trabajar (…) Quizás la técnica más importante es la autoconciencia, de fijarnos cómo estamos respirando, qué dolores tenemos. Básicamente es utilizar el cuerpo como metáfora para expresar e indagar en nuestro mundo interno.

¿Cuáles son las características que diferencian a la DMT de una terapia verbal tradicional?

Damos valor a la creatividad de la persona. Nos valemos de la imaginación para romper con patrones y darnos cuenta de que se puede actuar de otra manera. El lenguaje no verbal es muy importante porque ahí reconocemos lo que no se dice, lo que está entre líneas, el suspiro, las lágrimas, la postura, la tensión muscular, la respiración, todo eso habla mucho más que las palabras. Dicen los científicos que el 70 % de nuestra comunicación es no verbal y que el 30 % es la palabra. Además, la relación terapéutica es un triángulo: observador, testigo y movimiento, una danza, una escultura corporal. A veces necesitamos hacer eso para podernos ver.


¿Suele poner música durante la sesión?

Casi no trabajo con música, se puede, pero la idea en este espacio es que el movimiento salga de adentro. Cuando ponemos música nos lleva a memorias, a otras cosas, es importante conectar con el mundo interior. La música es muy potente y cuando la incorporamos en el espacio terapeútico, debe ser elegida de manera consciente e intencional.

¿Hay alguna contraindicación?

No, no la hay, mientras el terapeuta tenga en cuenta y comunique los parámetros, alcances y limitaciones que tenga el paciente o el grupo. Vale la pena resaltar que la DMT es una profesión de la salud, validada en Norteamérica y Europa. Algunas personas en Colombia ofrecen espacios de danza terapia, pero a veces no han adquirido la formación completa y rigurosa que se requiere y trabajan sin considerar la ética profesional, posiblemente haciendo daño al paciente, aunque tengan las mejores intenciones.

¿Por qué decidió regresar al país?

La primera vez que regresé al país fue en 2008. En ese entonces dicté clases, hice talleres en Chocó, pero la gente no entendía lo que hacía, me decían “qué es lo que hace, ¿aromaterapia?”. Me devolví a Londres y sentí que no era el momento de regresar. En 2010 la Corporación Dunna me invitó para hacer un estudio piloto para reducir la ansiedad en niños en situación de vulnerabilidad en Cartagena. Luego, la Unidad de Víctimas y el Ministerio de Cultura se interesó en hacer un diplomado con líderes comunitarios en todo el país con el fin de fortalecer el tejido social en sus comunidades. Con este proyecto arrancó todo mi trabajo con actores del conflicto armado en Colombia. Llevo seis años sin parar de trabajar.

¿Qué ha significado para usted el regreso?

Conectar con la herida colombiana y darme cuenta de cómo los seres humanos acceden a la violencia para encontrar reconocimiento y amor, porque eso es lo que en últimas buscan. Me genera mucha tristeza y quisiera más evolución espiritual. Siento que Colombia es un país adolescente. Es brutal, a veces me da miedo. Y, por otro lado, veo que mi trabajo cobra sentido.

¿Qué hace actualmente?

He desarrollado tres líneas de trabajo: consulta privada, donde atiendo a personas, parejas y grupos con dificultades psico emocionales, pérdidas, separaciones o que simplemente quieren indagar por algún tema que no les permite vivir plenamente; soy profesora en varias universidades y el año pasado diseñé el primer diplomado en DMT enfocado en escenarios de conflicto social y construcción de paz. Además, soy consultora de varias organizaciones no gubernamentales y empresa privadas. La visión a futuro es crear un centro de DMT en Colombia

         

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abril
29 / 2023