¿Ómicron llegó para reemplazar a la gripe común?
Revista Diners
Un reciente estudio publicado por Eurosurveillance reveló los síntomas de la nueva variante del Covid-19: Ómicron. Entre ellos están diversas dificultades respiratorias, somnolencia, dolores generalizados, fiebre alta, secreción nasal y dolor de cabeza. Exacto, los mismos que están asociados con la más común y vieja de las enfermedades padecidas por la humanidad: la gripe común.
Así lo determinaron luego de que 80 voluntarios -con todo el esquema de vacunación- se sometieron voluntariamente a la contracción del virus ómicron. Y al igual que la gripe común, la variante del Coronavirus tiene una duración entre dos y cinco días según las condiciones físicas y mentales de la persona.
La gripe común y el ómicron, separados al nacer
La OMS asegura que los síntomas de ómicron son mucho más suaves que los del primer Covid-19 y Delta, su otra variante. Por otro lado, también aceptan que será una cepa difícil de erradicar del mundo, así como pasa con la gripe común, la cual -según John Skenel, director del National Institute for Medical Research de Londres- existe desde antes de la era cristiana.
Y es aquí donde la historia de la gripe común y el ómicron se repiten, de una forma casi calcada. Por un lado, el antiguo virus de la gripa (como le decimos en Colombia) es una una afección polimorfa, y su aspecto clínico puede variar según los sujetos, las epidemias e incluso su periodo de duración. Los especialistas han aislado numerosas estirpes de virus de propiedades virológicas y antihigiénicas diferentes
En 1993 se aisló el primer tipo, o virus A, posible causante de las epidemia que azotaron el mundo en 1889-1890 y en 1918-1919.
Esta última es recordada porque mató más personas en cinco meses que la Primera Guerra Mundial en poco más de cuatro años. Posteriormente se descubrieron los tipos B y C, en 1940 y 1947 respectivamente.
Ahí no termina, sin embargo, la variedad. Los tipos mencionados se ramifican de tal manera que, en total, existen más de 200 clases de virus, pertenecientes a ocho géneros diferentes, de los cuales los más graves son los que están asociados con el virus A. La gripa producida por el virus B tiene un comienzo menos brusco, su curso es menos intenso y su duración es menor.
¿Le suena con la historia actual entre la temible Covid-19 y su variante menos intensa ómicron?
¿Por qué tengo ómicron o gripe común?
La creencia de que la gripa se debe expresamente a cambios climáticos, a epidemias que afectan a un grupo común de personas o que solo llegan a las ciudades, no es correcta.
Los dos primeros factores inciden, pero no son únicos. Y en las zonas apartadas se puede generar un virus altamente agresivo debido al deteriorado estado de higiene de la población.
Lo que sí es cierto es que, por lo menos en las grandes ciudades, son cada día más los factores relacionados con la presencia de la enfermedad.
El impacto del virus depende del estado de los anticuerpos, y son estos los que marcan la diferencia entre las personas que sufren de gripe cada ocho días y aquellas a quienes les da de manera muy ocasional. Y un elemento que debilita enormemente el poder de los anticuerpos es el estrés. Exactamente como pasa con el ómicron en el mundo moderno.
Otro factor que ayuda a que la gripe común y la variante ómicron compartan un mismo puesto en el podio de enfermedades comunes es la contaminación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el setenta por ciento de la población urbana del mundo respira aire altamente contaminado por dióxido de azufre y óxido de nitrógeno. En los últimos sesenta años, África perdió el 34 por ciento de sus bosques y América Central el 40 por ciento. Y eso que estamos usando tapabocas…¿cierto?
Un mercado para las farmacéuticas
Por ser tan frecuente y común, la gripe y el ómicron han sido motivo de múltiples investigaciones y han sido muchos los medicamentos creados para tratarlas.
Más que aliviar la gripa, sin embargo, estos últimos están dirigidos a curar sus síntomas –o a disminuirlos– y a contrarrestar las molestias que limitan la actividad cotidiana de las personas.
Cuidado con el automedicado de fármacos
Esto es típico de nosotros los colombianos: si nos sentimos mal, vamos a la droguería más cercana y pedimos un antibiótico o el medicamento más fuerte para mantener a raya los síntomas de la gripa o en estos días, los del ómicron.
Sin embargo, el médico Santiago Buendía asegura que estos famosos medicamentos son una mezcla antigripal y antibiótico que “pueden producir serios problemas, pues las variantes y virus generan resistencia al medicamento”.
En caso de afecciones respiratorias fuertes, es muy común también que las personas recurran a la automedicación de antihistamínicos que puede resultar muy peligroso. Los antihistamínicos, en efecto, están contraindicados para las personas que sufren de tensión porque la elevan aún más.
Hernán Serna, médico del Hospital La Misericordia, dice que: “Hay que evitar administrar aspirina a niños con algunas enfermedades virales, porque se puede desencadenar el síndrome de Reyé, anormalidad que produce alteraciones hepáticas y puede llegar a provocar convulsiones”.
Mejor prevenir…
Lo mejor en el caso de la gripe común y el ómicron es evitar contagiarse del virus, aunque suene bastante obvio. Como dice la frase popular “es mejor prevenir que tener que lamentar”. Una posibilidad es aumentar el consumo de frutas ricas en vitamina C, que estimulan la producción de interferón, sustancia que evita la multiplicación de los virus. Otra, claro está, es la higiene.
La gente, sin embargo, no se preocupa mucho por ello, lo que hace de estos virus y sus variantes un problema casi imbatible.
Es muy común, por ejemplo, toser o estornudar en lugares cerrados sin usar el pañuelo para evitar contaminar a los demás con partículas de saliva.
Según los expertos, el solo hecho de taparse la boca al estornudar o toser disminuye la incidencia de la gripe en un 80 por ciento y podría aumentar casi al 100 si la gente usara bien el tapabocas.
Tan solo el virus de la gripe común se transmite además por el contacto con objetos contaminados, como mesas o pasamanos, lo que hace muy importante el aseo frecuente de las manos.
En resumen, la higiene es el principal elemento para prevenir el virus. Como se ha dicho desde que empezó la pandemia a principios de 2020.
¿Las vacunas sí funcionan?
Existe, de todas formas, una amplia red de vigilancia epidemiológica en el mundo encargada de diagnosticar los posibles brotes de nuevas cepas virales con objeto de preparar, cada temporada, vacunas eficaces contra la enfermedad.
Según el doctor Skenel: “los resultados hasta ahora no son muy alentadores en esta materia porque es muy improbable encontrar partes estables del virus que permitan la producción de anticuerpos universales para combatirlo”, asegura en el caso específico de la variante ómicron.
Sin embargo, la única y más efectiva protección posible contra los virus y sus miles de variantes es la vacunación. “Es muy importante conocer qué componentes tienen las vacunas al momento de obtener la inmunización”, comenta el experto.
¿En qué se parecen las vacunas contra el Covid-19 con las antigripales?
Las vacunas actuales integran los tres componentes virales esenciales que, a juicio de las autoridades sanitarias mundiales, cubren las posibles variaciones de la enfermedad. Las vacunas contra los neumococos, en particular, podrían evitar hasta el 80 por ciento de las pulmonías.
Sin embargo, se repite la historia de la gripe -imposible de exterminar del mundo- y el Covid-19, gracias a las personas que no se aplican el esquema de vacunación completo. Hay quienes no creen en sus efectos, no le dan la suficiente importancia a la ómicron o las otras variantes del Covid-19, e incluso, se acostumbraron a vivir con el virus que ronda en las calles del mundo entero.
Decir que esta es una actitud irresponsables es quedarse corto de palabras. Por eso, todos los entes de control sanitario insisten es tratar la situación actual de manera adecuada, o si no el ómicron será la nueva gripe común.
Historia de la gripe común hasta hoy
Los seres humanos conviven pacientemente con el virus de la gripe desde el año 430 a.C. A ella se atribuyen muchas de las epidemias mortíferas que azotaron a la humanidad en la Edad Media.
Pero también en el siglo XX se presentaron varias y graves epidemias. En 1951 apareció una, producida por el virus A1, y en 1957 (cuando se la llamó gripe asiática) el virus aislado fue el A2.
En Estados Unidos hubo una epidemia gripal en el invierno de 1962-1963, y otra en el Japón un año después.
Entre tanto, para 1968 recibió el nombre de virus A2 Hong Kong –por el lugar donde se inició–. Está pasó de Hong Kong al Cercano Oriente, a los Estados Unidos y al norte de Europa, y principalmente al norte de Países Bajos e Inglaterra, y persiste aún en el mundo.
De noviembre de 1968 a abril de 1969 se propagó en el hemisferio norte, y en el hemisferio sur durante el invierno de 1969. En Colombia, la población bogotana recordará una de las epidemias más graves de su historia: la que se presentó en 1918 y la de 2020 con la llegada del Covid-19.
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