Los riesgos de comer a toda velocidad
Revista Diners
Olvídese de comer de afán. No existen excusas para devorar el desayuno de un solo bocado o comer en menos de cinco minutos, porque a futuro estas “hazañas” pueden pasarle cuenta de cobro. Obesidad, diabetes, accidentes cardíacos y cerebrovasculares, por ejemplo, pueden ser algunas de las consecuencias de atiborrarse de comida sin detenerse a disfrutarla.
Así lo reveló el último informe de la American Heart Association y la Universidad de Hiroshima, en el que estudiaron los hábitos alimenticios de 642 hombres y 441 mujeres durante cinco años. A cada participante lo clasificaron según su velocidad para comer.
Los comedores rápidos, que mastican menos de 15 veces, tenían un 11,6 % de probabilidad de desarrollar problemas metabólicos, que se traducen en obesidad, presión arterial alta, niveles desordenados de azúcar, colesterol y triglicéridos.
Para los comedores lentos y normales, entre 30 y 40 masticadas, la cifra se redujo al 10% y además encontraron que tenían mejores índices de salud. De hecho, las personas que comen pausadamente no aumentaron su nivel de grasa en la cintura, tenían una mejor condición atlética y una mejor circulación sanguínea.
Evitar el envejecimiento prematuro y un buen aspecto de la piel son otros beneficios que están relacionados con comer tranquilo y sin afanes. Los especialistas recomiendan tener una dieta balanceada en vitamina C, para potenciar estos beneficios.
El doctor especialista en nutrición Takayuki Yamaji, autor del estudio, reveló que saborear la comida disminuye los problemas digestivos, elimina los gases y la inflación; mejora el estado de ánimo y le ayuda a estar satisfecho con una porción equilibrada de comida.
“Cuando las personas comen rápido tienden a no sentirse llenas y es más probable que coman en exceso. Esto provoca una mayor fluctuación de la glucosa, lo que puede llevar a la resistencia a la insulina”, cuenta Yamaji.
¿Por qué comer tan rápido si es uno de los placeres más grandes de la vida?