Una era sin tendencias: así podría cambiar la moda después del Covid-19
Óscar Mena
¿Quién se iba a imaginar que un virus fuera a poner en peligro los conceptos de la economía, sociedad e incluso de la moda? Este ínfimo organismo se apoderó del mundo y lo encerró en su casa; destruyó cualquier pronóstico y e hizo del futuro una incertidumbre.
De hecho, la consultora británica WGSN, dedicada a predecir tendencias, aseguró que el 2020 sería el fin del pantalón entubado. Sin embargo, ahora corrigen rápidamente su comunicado y comentan que este es el comienzo de una era de priorizar las prendas básicas y duraderas, algo que las consultoras le han dicho a las marcas durante años, pero que hasta ahora se convierten en una obligación, como resalta Emily Gordon-Smith, directora de productos de consumo de la firma inglesa.
“Esta pandemia ha sacado a la luz que las temporadas de moda son una tontería. Anticipamos un movimiento en la moda sin tendencia y sin temporada, con colecciones impulsadas por la visión individual de la marca en lugar de aprovechar las cambiantes tendencias. Por ejemplo, Gucci está aprovechando para desarrollar su propia identidad de marca en algo más fuerte e individual”, comenta Gordon-Smith, a Vogue Business.
La nueva obligación de las casas de moda
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Zara se convirtió en una de las primeras marcas mundiales en poner el ejemplo. Semana tras semana está lanzando pequeñas muestras de colecciones que se ajustan a las necesidades del público: pijamas, ropa elástica y confortable y por último, indumentaria para personal médico.
“Estamos explorando la capacidad de convertir parte de nuestra capacidad de fabricación textil a producción de material sanitario, por lo que es necesario realizar una serie de ajustes sanitarios y confirmar la disponibilidad de la materia prima”, aseguró el grupo Inditex en un comunicado.
Para Diana Lunareja, magíster en Comunicación de Moda, se trata de un momento en el que las marcas tienen que sobrevivir a las crisis.
“La demanda se transformó radicalmente. En cuestión de días desaparecieron las ocasiones de uso, el dress code de las oficinas, la necesidad de usar bolsos, accesorios y hasta zapatos. Aparecieron tapabocas con estampados, colores vivos y hasta taches. En este sentido, la moda se convertirá en un tema ornamental para muchos”, comenta Lunareja.
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Maaji y su colección Protective Wear
La marca colombiana lanzó una colección dedicada a la protección contra el COVID-19. Con una tela especial para evitar el contacto con el virus, Maaji lanzó pantalones, chaquetas, capuchas, mascarillas y monos (overoles) con estampados de la fauna nacional.
Por la compra de sus productos a través de su página web, se donará un tapabocas a los trabajadores de la salud. Diana Lunareja advierte que las marcas están llenando el vacío con prendas que imitan la indumentaria médica de bioseguridad.
“Aunque no hay investigaciones concluyentes sobre la permanencia del virus en la tela, los consumidores deben entender que no se trata de una armadura a prueba del virus, porque podría convertirse en una peligrosa idea. Por eso hay que aclarar que aunque sea una tela antifluidos, es necesario seguir con los protocolos de higiene y aislamiento”.
Kaftan y sus monos clororesistentes y antifluido
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La marca colombiana fundada en 2001 por la diseñadora Mónica Duque y el artista plástico John Ortiz, lanzó una serie de monos (como los de la serie La Casa de Papel) en diferentes colores y con las propiedades que debe tener la ropa sanitaria, de dotación o empresarial.
Aunque su pedido se hace bajo encargo, Lunareja resalta que está bien que las marcas ofrezcan estos productos de forma rápida, “pero también que estén acompañados con pedagogía para acompañar a sus clientes, quienes compran desde el miedo y no por placer o antojo, que es lo usual”.
El futuro de la moda en tiempos de COVID-19
El continente asiático es una ventana al futuro cercano. Por cuestiones de contaminación en el aire, el tapabocas ya era algo que la gente debía utilizar. De ahí que marcas como AusMask, O2 Safe Air y Cambridge Masks, las diseñaron con colores, texturas, estampados y todas las formas para atender a su público objetivo, eso sí, además, el material cuenta con filtros de bioseguridad.
Ahora, con la llegada del COVID-19, no se le haga raro que sea obligatorio usar el tapabocas indefinidamente, sobre todo después de conocer estudios como el de la universidad de Harvard:
“Las medidas de distanciamiento social para mantener niveles manejables de hospitalizaciones pueden extenderse hasta 2022 porque para desarrollar una vacuna se necesitan, al menos, dos años de investigación, además, creemos que la transmisión puede ser como la gripe pandémica, que circula por temporadas”, comentó el doctor Stephen M. Kissler, líder de la investigación.
Esto quiere decir que la industria de la moda no solo debe producir tapabocas, sino otra clase de tendencias como las que explica Lunareja:
“En el futuro tendremos prendas en materiales con acabados antibacteriales y que resistan el lavado constante. También se venderán sustancias químicas para impermeabilizar las prendas normales, algo que existe pero que no es tan popular”.
Por otro lado, el consumo y el modo de vida de las personas también cambiará algunos aspectos de la moda:
“Ya no se le podrá exigir a los empleados que vistan de cierta forma, muchas mujeres van a dejar atrás los tacones, los tejidos de punto van a encontrarse en prendas casuales y formales, habrá diseños casuales que imiten la serenidad de las pijamas”.
“Las personas dejarán de entrar a la casa con zapatos, por lo que surgirán medias y zapatos exclusivos para ese confort. Muchas mujeres disfrutarán estar sin ropa interior, por lo que la ropa tendrá que ser bastante cómoda y suave al contacto con la piel”, finaliza Lunareja.