¿Cuáles son las tendencias que marcarán la moda en 2017?
Rocío Arias Hofman
Hay un péndulo que funciona perfectamente y ese es el que posee la industria de la moda. Se trata de un objeto de alta precisión que recorre un trayecto entre dos puntos a los que podríamos llamar el comienzo y el fin de una época. En su recorrido, este péndulo arrastra sutilmente lo que va encontrando a su paso. Por eso, no es extraño que al detener su trayectoria aparezcan elementos familiares, ya vistos anteriormente.
[diners1] Diseño Johanna Ortíz[/diners1]
Lo que vimos hace una década o varias más atrás aparecerá más adelante en el tiempo. Todo tuvo su momento, pero ahora se presenta con un aire distinto. ¿Qué es la moda si no la interpretación ad infinitum de un determinado número de prendas que protegen el cuerpo, lo adornan y además expresan una identidad? Pantalones, faldas, abrigos, vestidos, lencería, blusas, chalecos, chaquetas, tops y “el último grito” los bralettes (una prenda mitad brassiere y mitad cropped top) componen el armario.
Sin embargo, esa extraña, exquisita y difícil combinación de talento creativo, visión y capacidad técnica que tienen solo los mejores de la industria de la moda logrará este año, como sucede en cada vuelta de calendario, posicionar una nueva ruta para el negocio global a partir de las piezas de siempre. Quizá ahí resida buena parte de la tensión a la que se enfrentan los creadores de moda. ¿Cómo ofrecer algo radicalmente distinto a partir de algo muy conocido?
Este año las cinturas altas, las rayas, el athleisure –ropa deportiva cada vez más adaptada a las necesidades de un día a día divertido y chic– y las carteras pequeñas toman la delantera en las principales firmas. La nostalgia suele alimentar la inspiración en la moda. La frase podría explicar tanto un genuino interés por tomar del pasado los elementos más interesantes como la desfachatez para no investigar. Sin embargo, no todos los directores creativos lo hacen por comodidad –como se podría sospechar, dada la cada vez más frecuente similitud entre piezas de marcas mundialmente famosas como otras mucho menos conocidas–.
Estas, sin duda, son ocho tendencias que sirven para leer en clave de moda el año que comienza.
El rosa, el verde y las flores
[diners1] Diseño de María Elena Villamil[/diners1]
Según la paleta internacional de color Pantone, el verde muy verde se toma las propuestas de moda de la temporada. Claro que el rosado en toda su gama será el que añada verdadero candor y extravagancia con la combinación simultánea de sus tonalidades aplicadas al tulle (otra tendencia manifiesta es el uso del tul como remembranza de la bailarina que quizás muchas mujeres llevan dentro) y a todo tipo de bases textiles, entre las que se destacan las que mezclan cada vez con mayor acierto fibras naturales con desarrollos sintéticos.
[diners1]Vestido largo y romántico de la diseñadora Johanna Ortíz[/diners1]
Para la diseñadora caleña María Elena Villamil, lo floral está naturalmente ligado a su propuesta de moda. “Para esta temporada, vendrán siluetas muy femeninas que contienen volúmenes y experimentos con los materiales”, asegura la empresaria.
La década de los ochenta
[diners1] Este año todo apunta hacia lo ‘maxi'[/diners1]
Una época marcada por el consumismo exagerado combinado con noticias que impactaron toda la cadena de moda para las siguientes décadas: desde la aparición de Lady Di (1981) en la escena mundial hasta la incorporación de Karl Lagerfeld a la casa Chanel (1983) o Tom Ford a Gucci (1989) y la dinámica novedosa de banqueros y directores creativos para reestructurar el negocio de la moda (la fusión de Louis Vuitton y Moët Hennesy creó LVMH, el mayor emporio de lujo del mundo).
[diners1] Influencia de los años 80 en la colección Primavera – Verano de Balenciaga[/diners1]
Ahora vamos a presenciar la llegada de nuevo de la “maxi moda”. Hombreras, chaquetas, aretes, gafas y escotes exageran su volumen y tamaño. Tantas críticas ha recibido en retrospectiva esta estética ochentera que hasta chistes se hacen con ella. Sin embargo, la moda tiene esa cosa audaz y testaruda que la vuelve imbatible en argumentación. Hasta que se demuestre lo contrario, claro. Por lo pronto, Balenciaga, Celine y Saint Laurent apuntan firme hacia lo “maxi”.
El uso del logo explícito
La pasarela de Gucci que anunciaba su propuesta para 2017 evidenció una nueva apuesta por el logotipo de la marca. Así como quedará en el olvido después de haber hecho uso –y abuso, pues fue objeto de piratería masiva hace unas décadas–, la firma italiana retoma el emblema que la identifica sin mencionar una sola palabra adicional. Un camino interesante, pero peligroso para quien no aplique una estrategia astuta a la hora de oficiar de vitrina de las marcas. Es decir, se trata de utilizar el logo como una extensión de la personalidad propia más allá de una declaración cuestionable de estatus social. ¡Estamos en el siglo XXI, algo hemos debido aprender!
Los trajes de hombres para mujeres
[diners1] Diseño de Laura Laurens[/diners1]
En la más reciente gala de los Golden Globes quedó claro que así como las actrices de Hollywood han emprendido una campaña activa para reivindicar su valía profesional más allá de su belleza (rasero con el que son frecuentemente medidas en las alfombras rojas) y la necesidad de llegar a una igualdad salarial con sus colegas hombres, ellas refuerzan su mensaje cruzando al vestier masculino –como lo hizo Chanel en los años veinte e Yves Saint Laurent en los cincuenta– para hacer del traje de dos piezas de los hombres, un símbolo ultrafemenino.
En Colombia, tres jóvenes diseñadoras como Carolina Ronderos, Sylvia Andrade y Diana Crump tiran los dados firmes con el ADN de sus marcas: trajes de sastrería clásica, impecable confección, paños tan exquisitos como divertidos y un trabajo conceptual para hacer de bolsillos, mangas y espaldas unos conjuntos que envidian hasta los hombres de gusto cultivado.
La identidad étnica
[diners1] Diseños que retoman elementos artesanales marcarán la pauta en 2017[/diners1]
“Buscamos una comunicación real con mujeres naturales, a las que les gusta sentirse únicas. Retomamos elementos artesanales de nuestra cultura, pues queremos mostrar a Colombia ante el mundo”, afirma Natalia Botero, fundadora y directora creativa de la marca de trajes de baño y ropa de playa, Entreaguas. Según los analistas de Worth Global Style Network, la sociedad actual busca leerse desde los orígenes. Por tanto importan en materia de diseño las marcas que sepan traducir esta inquietud a través de prendas trabajadas manualmente y con un estilo que apela a algo más que la belleza exterior.
En ese sentido, el recién creado Programa de Moda de Artesanías de Colombia aboga por incentivar, diseñar, producir y comunicar indumentaria centrada en establecer un vínculo virtuoso y comercialmente exitoso entre las comunidades artesanas del país –rurales, indígenas y urbanas– y el Sistema Moda. Con el espacio comercial Moda Viva, esta iniciativa busca posicionarse como una referencia de investigación, acción y consumo en el mercado.
La deconstrucción
[diners1] La deconstrucción presente en el diseño de Laura Laurens[/diners1]
El rompimiento de los patrones tradicionales no es un terreno desconocido para Laura Laurens. Esta tendencia de moda es para la joven diseñadora algo natural que forma parte de la génesis de su marca ya extendida a Europa y Estados Unidos. Sobre esta manera en que prendas clásicas asumen nuevas siluetas, afirma: “La marca define su estilo con formas envolventes a través del juego de volúmenes, descuidado refinamiento, colores postindustriales, texturas pictóricas, mezcla paradójica entre conceptos, elementos masculinos inspirados en el universo militar y el wabi-sabi (una mezcla de elegante abandono y punk chic)”.
Los ruffles
[diners1] Diseño de Johanna Ortíz[/diners1]
En plena cresta de la ola continúan los volantes y la inspiración victoriana que marca colecciones que exaltan de manera acariciadora y caprichosa lo femenino, más allá incluso del cuerpo, pues sus vestidos largos románticos o blusas airosas trasladan una actitud a las mujeres que los visten.
Si alguien ha posicionado en Colombia y, sobre todo, a nivel internacional este concepto es Johanna Ortiz. “Los boleros de la marca serán cada vez más sutiles sin dejar de ser volúmenes imponentes. Hay que evolucionar este sello para que sea cada vez más característico y la marca ahonde en su identidad”, afirma la diseñadora.
La moda sostenible
[diners1] Una de las propuestas de moda sostenible que aparecen en Ecouterre[/diners1]
Jill Fehrenbacher, fundadora de la plataforma digital Ecouterre, reunió a cincuenta oráculos de la industria de la moda sostenible para indagar sobre sus vaticinios en 2017. Las conclusiones son elocuentes y requieren ser cada vez más replicadas (por lo menos en Colombia donde la conciencia de contribución a un mundo perdurable no está arraigada todavía). Atender el fenómeno masivo y doliente de las poblaciones migrantes, proteger la vulnerabilidad de la mano de obra femenina e infantil vinculada a este sector económico y apostar por investigación más desarrollo son cruciales para el buen desarrollo de la industria.