Manuela Álvarez: la primera diseñadora colombiana reconocida por la ONU debido a su enfoque en moda sostenible
Laura Camila Ramos Conde
La diseñadora colombiana Manuela Álvarez representó a latinoamérica en el encuentro anual del United Nations Conscious Fashion and Lifestyle Network, un evento que reunió a los líderes más influyentes de la moda y el estilo de vida global, celebrado en Nueva York el 3 de junio.
Álvarez, conocida por su enfoque revolucionario en la moda sostenible, fue la primera diseñadora de modas colombiana en formar parte de un programa de la ONU, destacando la importancia de la sostenibilidad y la ética en la industria textil.
La diseñadora ha dedicado nueve de los once años que lleva constituyendo su marca apuntando a la sostenibilidad y al compromiso social con el país. Por eso, uno de sus pilares ha sido construir un Laboratorio creativo, como ella lo llama, para que, por medio de la pedagogía, pueda cocrear con comunidades artesanas tradicionales para rescatar saberes y que las mismas puedan crear un negocio autosostenible a partir de esto.
Sostenibilidad, para la diseñadora, comienza con la autosostenibilidad. “Si los artesanos con los que colaboramos comprenden este proceso y logran generar cambios sostenibles en sus propias vidas, los alentamos a compartir su conocimiento y experiencias, ya sea a través de la pedagogía o del aprendizaje que adquirieron. De esta manera, desde la autosostenibilidad, se puede generar un impacto positivo y duradero en su crecimiento, expresó la diseñadora para Diners.
Su enfoque en la artesanía colombiana
Manuela Álvarez, además de ser la primera mujer colombiana que es reconocida por sus creaciones de moda sostenible, tiene otra novedad y es que resalta porque sus creaciones salen de los estándares típicos por los cuales es entendida la moda colombiana -la moda tropical-, pues tiene creaciones que hacen una oda a lo andino acompañado de lujo artesanal.
“Toda mi vida, simplemente por un tema personal, desde la sensibilidad hacia mi propio país, había tenido la curiosidad de entenderme a mí misma como colombiana, pero desde la raíz, no desde la parte tropicalista, más playera, sino más desde la parte andina artesana indígena”, dice.
No obstante, la diseñadora reconoce que la sostenibilidad es un tema que está en tendencia y que muchas marcas y diseñadores aprovechan para hacer greenwashing (hacer creer a los consumidores que la marca tiene prácticas responsables con el medio ambiente) para cumplir con lo que comienza a ser una demanda en nuevos consumidores de moda. Así mismo, es consciente de que no pretende ser la que descubrió estas artesanías, mucho menos ser la “salvadora” de las comunidades con las que trabaja.
“Ellos son los maestros absolutos de la artesanía y del arte. No es ninguna evolución. Nosotros no llegamos a descubrir el agua tibia, si no es cómo una marca contemporánea puede generar, desde una artesanía tradicional, una manera distinta de hacer las cosas, y generen un producto distinto”, explica.
Manuela Álvarez comprendió que para que los artesanos pudieran entender su propio potencial y ofrecer sus servicios con pasión, era necesario estructurar el proceso creativo. Al trabajar en su laboratorio de innovación, se dio cuenta de que la creatividad, a pesar de ser vista como algo subjetivo, requiere de una estructura sólida. Sin esta estructura, la creatividad corre el riesgo de quedarse en meras ideas sin poder transformarse en productos, servicios o proyectos concretos. Álvarez subraya que, aunque muchos creen que la creatividad no necesita estructura, en realidad, es precisamente la estructura lo que permite que las ideas se materialicen y cobren vida.
Manuela Álvarez, como feminista y defensora de los derechos de las mujeres, sintió un profundo orgullo al ser elegida para llevar la bandera de proyectos que promueven la igualdad de género. Al recibir la invitación de la ONU, se planteó cómo explicar los nueve años de evolución de su marca, que ha pasado de ser una idea inicial a convertirse en un referente de sostenibilidad y ética en la moda.
“Somos el ejemplo que Latinoamérica cada vez se ha volcado a entender que es de las pocas zonas, en comparación a Estados Unidos o Europa, que la riqueza y el lujo es nuestro, que nosotros somos los que estamos en este momento teniendo qué contar y qué tela cortar y que ellos ya se quedaron sin nada, que se quedaron con industrialización”, aseguró Alvaréz.
Durante su intervención en la ONU, compartió el concepto que ha desarrollado a lo largo de los años: un proceso 360 holístico, sostenible e integral. Para ella, esta invitación representó el mayor orgullo de su carrera, ya que significó que su trabajo, aunque antes sin nombre específico, ahora debía ser reconocido y presentado de manera clara y concreta en un escenario global.