Aysha Bilgrami, la colombo-pakistaní que conquista el mundo de la joyería sostenible

Aysha Bilgrami encarna la alegría de su mamá colombiana Gloria Gaitán y la tenacidad de su papá pakistaní Akbar Bilgrami. A pesar de nacer en Miami en 1986, la diseñadora de joyas acuñó el término pakilombian para definir la infinidad de posibilidades que pueden surgir cuando coinciden diferentes tradiciones transcontinentales.

Es así como se presenta Aysha, una mujer que desde que estudiaba en el colegio Anglo Colombiano de Bogotá le gustaba dibujar texturas, crear prendas e incluso hacer manillas de papel con sus compañeras de curso. “En el colegio hice aretes, pulseras en chaquiras y las vendía entre mis amigas. A los 15 años mi abuela me regaló una máquina de coser marca Singer y con ella hice mi primera colección para un proyecto de grado del colegio”, comenta.

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Después de graduarse fue a Milán para estudiar diseño de modas en el Instituto Marangoni, donde se enamoró de los accesorios porque hacen parte de la vida cotidiana y son una herramienta de expresión. Luego, volvió a Colombia con el ánimo de crear una marca de joyas inspirada en sus dos culturas.

“Antes de eso pasé por Leal Deccarett, hice la producción de vestuario para el Teatro Nacional; produje las pasarelas de Juan y Little Ramonas, hasta que en 2014 tomé la decisión de lanzar mi primera colección de joyería”, comenta la colombo-pakistaní, quien también diseñó uno de los uniformes de temporada de las trabajadores del restaurante Crepes & Waffles.

La expresión de Aysha Bilgrami

Los inicios de Aysha en el mundo de las joyas empezaron de la mano de Alfonso Tinjacá, un artesano tradicional del centro de Bogotá, del que aprendió sobre el arte de moldear metales preciosos. Desde entonces ha realizado joyas con diseños atemporales que resultan ser símbolos de su herencia colombo- pakistaní, en los que se pueden encontrar amuletos, tótems de poder y adornos que lucen bien tanto en el día a día como en una ocasión especial.

“En 2017 encuentro la forma de trabajar con plata ley 925 reciclada y refinada de radiografías para darles una segunda vida y hacer de la joyería un mundo más sostenible y responsable”, comenta la diseñadora, quien ese mismo año contrajo matrimonio con el bogotano Jaime Zawadzki -sexta generación de polacos y caleños-, donde aprovechó la ocasión para vestir un sari de brocado plateado bordado a mano en Pakistán, como una forma de homenajear su cultura heredada.

N°15 Ensō, una colección transcontinental

Este año, la marca Aysha Bilgrami cumple 10 años en el mercado, por lo que para celebrar, la diseñadora lanzó su colección inspirada en la numerología y el círculo zen japonés, que captura la esencia de la imperfección como parte de la existencia y las vibraciones místicas asociadas a los números.

“El 15 representa la innovación y la evolución, lo que revela que es el momento oportuno para manifestar algo nuevo. En esta colección hago una colaboración única entre la artesanía ancestral y la visión contemporánea, que entreteje el pasado y el presente con 25 piezas que tienen metal, vidrio, cacho, piedras semipreciosas, como el azul rey del lapislázuli, el amarillo citrino y el verde esmeralda”, explica la diseñadora.

Es así como esta colección está enmarcada por péndulos, lunes crecientes, esferas granuladas, pendientes con perforaciones tribales que exploran la constante fusión de las culturas, el arte y la belleza de la imperfección.

El universo Bilgrami

La colección N°15 Ensō y otros diseños de Aysha Bilgrami se encuentran en Casa Creciente con la marca colombiana Atelier Crump en el corazón de Quinta Camacho en Bogotá. “Con el lanzamiento de mi colección y mi participación en Bogotá Fashion Week, también lanzo nuevos productos como mi propio té, el karak chai, el té negro con cardamomo, rosas, cacao y almendras, concebido por Laura Herrera de Ritos y Plantas Vivas, quien tradujo la escencia de mi marca en un aroma y sabor”, concluye Bilgrami.