Una celebración a la exuberancia latina y al ‘mal gusto’ en la pasarela de Jorge Duque

Poco o nada hay en común entre la celebración de la Semana Santa en Cusco y un concierto de la cantante de origen pereirano Kali Uchis. La tradición y solemnidad del primer evento suena a una antítesis de la euforia y la estética característica del segundo; sin embargo, el diseñador Jorge Duque une ambos momentos en Discurso, la colección que presentó en el reciente Bogotá Fashion Week.

“Es un discurso que vengo redactando hace un tiempo y empieza con la comprensión de los universos estéticos contemporáneos latinoamericanos. Hay un boom de la exuberancia latina, como una reivindicación de la latinidad”, le cuenta a Diners el diseñador en su taller en Bogotá.

La sensación ultramoderna que dan nuevos iconos latinos como las cantantes Kali Uchis, Karol G y Arca se yuxtapone con la estética del barroco andino para dar vida a piezas que usan el dorado en vestidos de cintas, en homenaje a los altares, y el tono lila característico de las monjas carmelitas en pantalones descaderados, una colección que marca el regreso de Jorge Duque a las pasarelas luego de la pandemia y que el diseñador lanzó en exclusiva para MALVA Edition, una sección de la tienda departamental colombiana.

Discurso en pasarela

Suena 212 de Azealia Banks junto a Lazy Jay y la pasarela de Ágora se transporta a un salón de fiesta de los 80 en Nueva York y un grupo de asistentes en la fila de al frente comienza a hacer pasos de voguing, un estilo de baile que se convirtió en una subcultura que celebra la libertad de la comunidad LGBTIQ+.

Tiene sentido entonces que la pasarela de Discurso la abra el modelo Cris Castrillón con un aspecto andrógino y un vestido corto con corsé hecho con varias capas de cuero que pareciera ser madera tallada. Le siguieron una reinterpretación de Jorge Duque del little black dress, una falda azul en chiffon, otro corsé que parece una jaula y un corsé de láminas doradas.

La fiesta en la que se convirtió Discurso terminó con un look que unía un bikini dorado y la estructura de un vestido amplio -como el tontillo que ampliaba las faldas en el siglo XVII- y una novia con una pieza de lencería de cintas doradas y un velo amplio encima. Un drama muy latino que alimentó las ansias de espectáculo que hacían falta en esta edición de Bogotá Fashion Week.

Diners conversó en detalle con el diseñador Jorge Duque sobre su apuesta con Discurso.

¿Cómo está compuesto ese Discurso de Jorge Duque?

Es un Discurso que busca reivindicar esa estética latinoamericana que hace diez años pudo haber sido calificada como grotesca. Inspirado en una mujer como Kali Uchis. De hecho, grandes marcas de lujo como Balmain y Gucci han hecho gran uso de esa estética exuberante, glamurosa y rimbombante que tiene la latinidad.

Pero cuando pienso en ese discurso también me es imposible alejarme del pensamiento mucho más prehispánico de cómo funcionamos como colonia, cómo fuimos subyugados como sociedades maduras y cuyo acervo cultural y social fue borrado para imponer estéticas europeas. De esas hibridaciones volvieron a salir nuevos discursos estéticos, como la escuela de arte cusqueño, el barroco andino y la escuela de arte quiteño. Ahí ubico estéticamente esta colección.

Menciona a Kali Uchis y recuerdo la discusión del buen gusto y el mal gusto… ¿para Jorge Duque qué significan estas categorías?

Qué bueno que me lo preguntas porque uno de los puntos generales para esta colección es el sentido del buen y mal gusto. Yo me siento un poquito vulgar, aunque juro que he estudiado toda mi vida y que he hecho mil cosas, pero yo no sé de qué se trata refinarse. 

Probablemente, yéndome al significado estricto de la palabra, se refiere a que el tamiz que cae sobre uno es cada vez más fino. Pero también puede ser de mal gusto, porque cuando observaba un vestido solía ponerme a pensar si era bonito o feo, pero ya ni me importa, solo me importa la capacidad que tiene de conmover.

De hecho, tengo un look muy importante en la colección que tiene una faja post quirúrgica usada como prenda exterior. No sé si sea una reivindicación o una oda al mal gusto, pero al final del día es una pieza que debemos abrazar porque es punta de lanza de una industria prolífica y reconocida.

¿Cómo asume su regreso al Bogotá Fashion Week?

Se siente espectacular porque refresca mi lenguaje como diseñador y me pone en la palestra, para lo que sea que funcione eso. Por otro lado, me siento muy honrado que me hayan invitado a hacer el desfile final, por eso quiero presentar una colección que luzca lo más madura posible.

Desde el punto de vista performativo uno siempre tiene unas limitaciones, presupuestales y de tiempo, pero en el contexto de Bogotá Fashion Week creo que el foco debe irse a la prenda y la historia que quiero contar. 

Parte de lo que intenta Bogotá Fashion Week es acercar la propuesta de los diseñadores a los entusiastas de la moda en la ciudad, ¿qué tanto influye la ciudad en el trabajo de Jorge Duque?

Yo siento que Bogotá es una ciudad que a mí me influye muchísimo, yo soy un paisa super bogotano. A esta ciudad la siento mucho en todos sus matices, colores y segmentos, la camino de norte a sur y de oriente a occidente, y me fascina. Todos los días encuentro capas más atractivas y seductoras. Yo no soy diseñador de artesanías ancestrales, ni caribbean chic, ni inspirado en el Magdalena. A mí me conmueve lo que yo he vivido en la ciudad, el caos.

En 2016, hablando también con Diners, dijo que en las plataformas de moda dejan al diseñador al final de la cadena alimenticia ¿esto ha cambiado? ¿o por qué cree necesario volver a exponerse a esta situación?

Porque la cabeza y la cola de la cadena alimenticia tienen relevancia, sino no siguen existiendo (risas). Es algo positivo porque le da permanencia a la marca, pero las plataformas definitivamente nos dejan siempre de últimos en muchas cosas.

Eso puede generar un debate sensible con los organizadores y patrocinadores, pero hay que reconocer que el diseñador siempre es el último que se entera de lo que va a suceder en su pasarela y debe acomodarse a lo que los demás van a dar o hacer, y es apenas lógico.

Las marcas de diseñador suelen ser las que mayor riesgo, de imagen y financiero, asumen al pararse en una plataforma, porque son las que ponen el pellejo desde la conversación editorial, mientras que las marcas de retail venden su referencia y se convierte en una tabla de excel. Pero las de diseñador, cuya validación creativa se pone en el performance de la pasarela, puede prenderse a fuego con mucha facilidad. Pero, al final del día, jugar en esta ruleta rusa me mantiene con vida. 

¿Va a evolucionar este Discurso a otras colecciones?

Todas mis colecciones tienen que dar cuenta de un momento de actualidad, porque la moda es un manifiesto de la actualidad, indudablemente. Pero lo que le pase a esta colección me deja de importar la semana después de la pasarela. La vamos a vender, vamos a lograr sostenerla, pero voy a estar pensando en qué sigue y no necesariamente es una continuación de esto. Uno todo el tiempo está buscando lenguajes y viendo como los hila para convertirlos en un producto que me satisfaga y apasione.

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