Tejidos indígenas y códigos QR se mezclan en la nueva colección de Cubel

Dos cóndores con sus alas abiertas se funden en lo que parece un tradicional patrón de tejido de mola, pero que, al mismo tiempo, simula un código de barras. Es ambos, pero no es ninguno en su totalidad. La línea entre la iconografía de la comunidad indígena Gunadule y la obsesión moderna por simplificar los mensajes a códigos QR se vuelve borrosa en Serankwa, la nueva colección de Cubel.

Este es el quinto año en el que la marca de moda colombiana participa en la convocatoria del Bogotá Fashion Week, en cabeza de la Cámara de Comercio de Bogotá, y desde entonces el diseñador Humberto Cubides le ha apostado a narrar una historia con cada colección.

“Para mí es importante que no sea solo un producto, sino que tenga toda una narrativa detrás. Y precisamente ese hilo conductor en las colecciones es el trabajo manual, las siluetas, la mezcla de texturas. Desde pequeño he bordado y tejido, por eso lo que quise fue fusionar todas esas técnicas que sé e ir añadiendo nuevas en cada colección”, le cuenta a Diners el diseñador santandereano.

Para Serankwa, su nueva colección, Cubides se enfrentó a dos primeras veces: trabajar con comunidades indígenas e inaugurar la sexta edición del Bogotá Fashion Week. Dos responsabilidades de las que salió bien librado. 

En la cultura arhuaca, Serankwa es el primer hijo que tuvo la Madre Universal y “representa a la tierra, por eso esta colección es un homenaje a la tierra y al ser. La pasarela la dividimos en tres momentos: la anaconda, el jaguar y el cóndor”, explica Cubides.

Para el primer bloque del desfile, la anaconda fue representada con tejidos de dos agujas, que Cubel desarrolló con artesanos de Cundinamarca, y bordados de tela sobre tela y cuero junto a mujeres bordadoras de Barbosa, Santander, lugar de origen del diseñador.

En el caso del jaguar, que en Serankwa representa el equilibrio, Cubides desarrolló un proceso de co creación con la comunidad indígena arhuaca: “lo que hago es retomar la mochila y la desestructuro y lo aplico en estas siluetas urbanas y oversized que representan a la marca”. Finalmente, para el condor, el diseñador trabajó con la comunidad indígena Guandule y sus tejidos de molas en una fusión de pasado y futuro.

Cubel in crescendo

Transportados al universo Cubel, el desfile de Serankwa inició retomando unos puntos suspensivos de Pakal, la colección que presentó en el mismo evento de 2022, con una primera tanda de atuendos que confirmaron la maestría de la marca con los tejidos, los maxi abrigos y los colores oscuros y que, a su vez, son prueba de la solidez de su propuesta estética.

Luego, empezaron a aparecer algunos detalles de color, comenzando por un timido vinotinto hasta llegar a looks completos de tono terracota, otros blancos y otros con texturas metalizada. Los tonos de colores llegaron acompañados por alpaca intervenida para imitar las escamas de la anaconda, algodón mezclado con las texturas de las mochilas y tafetán con estampados que parecen pixelados.

En estos detalles, precisamente, encuentra valor Serankwa, ya que añade frescura al universo estético de Cubel y prueba que, incluso con un adn tan fuerte como este, es posible seguir expandiéndose.

Humberto Cubies asegura que el secreto es “serle fiel al concepto. Y ser muy constante”. De hecho, recuerda que en 2022 sintió, por primera vez, que la industria de la moda nacional logró entender su concepto. “Fue un antes y un después. Tener esta propuesta vanguardista nunca ha sido fácil porque muchas personas del medio nacional no la entienden, pero el año pasado la gente logró comprender lo que yo siempre había querido proyectar”, dice.

Para la pasarela, el diseñador contó con la compañía de la artista de performance Maria José Arjona, que trabajó junto al duo artístico Nueve Voltios para transmitir con imágenes y sonidos cada uno de los tres momentos de Serankwa, como un ritual chamanico que envolvió a todos en el universo Cubel.

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