Marie De La Roche: así es la marca colombiana de carteras de lujo que triunfa en Asia y Europa

Marie de la Roche es una ciudadana del mundo. Antes de cruzar la primera palabra con la diseñadora, su estilo habla de una mujer europea clásica y elegante; su rostro tiene una latinidad sutil y su comportamiento denota una calma distintiva de las culturas asiáticas. 

Aunque controversial, el término de “ciudadano del mundo”, que se le acuña al particular filósofo Diógenes el cínico -quien se reconocía como perteneciente a una comunidad universal-, funciona para describir a la diseñadora colombiana. 

De madre de origen español-alemán y padre colombo francés, Marie de la Roche nació en Bogotá pero creció entre mudanzas: de La Guajira a Valledupar, de ahí a Cali, Armenia y Bucaramanga.

Su estilo se formó entonces entre los viajes por Colombia, las prendas que su papá le traía del exterior y décadas viviendo entre Singapur, Vietnam e Italia. “Siempre fui la niña que se vestía raro en el colegio y en la universidad. Y mi papá que es excéntrico, cada vez que viajaba me traía piezas increíbles. Creo que eso responde a mi búsqueda por la identidad, al crecer en tantos lugares distintos, mi refugio siempre fue la moda”, le cuenta a Diners la diseñadora.

Luego de varios años por fuera, la bogotana regresó a Colombia para un nuevo capítulo de su vida: recibir a su primer hijo, llegar con su marca de carteras a las tiendas de St. Dom en Bogotá y Cartagena y lanzar El Dorado, su colección primavera verano 2023, inspirada en la leyenda de la laguna de Guatavita.

Una mirada global

Marie de la Roche define su marca de accesorios como “accidentalmente global”. Durante sus días en Colombia, se conecta de 6 a 8 de la mañana para reunirse con su equipo en Asia, más tarde, de 6 a 8 de la noche, se dedica a coordinar el trabajo con sus colaboradores en Europa.

Antes de ponerse al frente de su marca, la bogotana estudió Diseño Industrial con énfasis en espacios en la Universidad de Los Andes, para luego mudarse a Kuwait, donde vivían sus padres, y realizar pasantías en marcas de moda como Bottega Veneta, Goyard y Viktor And Rolf. Allí aprendió de cerca cómo crear colecciones pensadas para el público asiático y del medio oriente.

Haciendo honor al título de “ciudadana del mundo”, Maria de la Roche se mudó a Venecia y trabajó para una revista de moda buscando nuevos talentos, para partir después a estudiar moda en Singapur y finalmente a Vietnam, donde consolidó su trabajo como consultora de moda.

“He escrito sobre moda, he hecho styling, he sido buyer y hasta he planeado eventos. Me gusta mucho asesorar a talentos jóvenes porque a mí me hubiera gustado tener a alguien que me diera consejos”, confiesa.

Sin embargo, su etapa como diseñadora llegó en 2015, cuando decidió poner todos sus esfuerzos en su marca de moda homónima, juntar sus ahorros y convencer a su papá de invertir. “Aunque amaba la ropa, quería hacer piezas que fueran una mejor inversión, que se pudieran repetir, duraran mucho y te hicieran sentir especial. Entonces me decidí por los bolsos, porque son prácticos, te ofrecen un servicio y logran hacerte ver elegante así lleves puesto un vestido muy simple”, dice la bogotana.

La fórmula de Maria de la Roche

Además de definir qué quería diseñar bolsos, Maria de la Roche tenía claro que “al final del día la marca no es para mí, es para la gente. Y quiero que mis clientes marquen tendencia, no que las sigan”. De allí que trabaje con los mejores materias primas: cuero italiano, piel de conejo reutilizada y pieles de pescado y lagarto ético.

“Justo antes de lanzar la marca investigué mucho sobre manufactura, accesorios italianos y franjas éticas. Y encontré una compañía que vende piel de lagarto ético, es decir, uno debe esperar hasta que el animal muera para tener la piel, por lo que toca esperar hasta tres años para la piel. También encontré una compañía italiana que trae piel de pescado de Brasil, Islandia y Canadá, que sobra de las pescaderías y del consumo humano, para transformarla con hasta 3.000 acabados distintos” asegura la diseñadora.

Con estos materiales diseña carteras duraderas con siluetas particulares. Por ejemplo, el bestseller de la temporada es el bolso Octavio, que se inspira en las hombreras de los samurais y parecen dos brazos que abrazan la cartera. Los diseños, además, están disponibles hasta en 76 colores diferentes, una fórmula que le ha funcionado a Maria de la Roche para adaptar sus creaciones a cada región en donde hace presencia.

“Yo creo que la moda debe generar un cambio positivo. Por eso nuestra manufactura se realiza en Portugal desde hace cuatro años, en una fábrica que ofrece empleo a mujeres cabeza de familia, lo cual es inusual, ya que las empresas no suelen darle la oportunidad a las mujeres de trabajar el cuero. Y allí les pagan bien, tienen un buen seguro, han podido comprar sus casas con su trabajo y son personas que lo hacen con todo el amor”, le cuenta a Diners.

Sus diseños únicos han posicionado a la marca como un referente en carteras tanto en Europa como en Asia. Sin embargo, Maria de la Roche tenía una cuenta pendiente con Colombia, que decidió saldar en diciembre del 2022.

Colección El Dorado

Desde que salió de Colombia, Maria de la Roche ha sentido una extraña incomodidad con su origen. “En Colombia no me consideran lo suficientemente colombiana porque hace mucho no vivo allá. Y en Asia no me consideran asiàtica porque mis padres no son de aquí. Así que siempre soy una extranjero, un factor que en ocasiones ayuda pero en otras no”, confiesa.

Es por esto que luego de ver la evolución de la moda colombiana en la última década -un hecho que le agradece al trabajo de la diseñadora caleña Johanna Ortiz- Maria de la Roche decidió aprovechar su estadía en Colombia para tener a su primer bebé y traer su marca al país, luego de 8 años.

“Pensaba que al público local no le iba a gustar mi trabajo porque suelen ser muy clásicos, pero ahora hay muchas más propuestas. Así que aproveché mi regreso para ponerme en contacto con St. Dom -una tienda de diseño latinoamericano- y les encantó la marca. Ellos están apostando por mí, así como yo por ellos”, remata.

Fue así como en diciembre, Maria de la Roche llegó a las tiendas de St. Dom en Bogotá y Cartagena, junto a su arribo a las tiendas de Azulu en Miami. Un hecho que precedió al lanzamiento de su colección El Dorado, para la que se inspiró en la leyenda de la laguna de Guatavita y el dorado de las joyas con las que bañaban a los caciques muiscas en el agua.

Es por esto que la colección mezcla la herencia europea de la marca con la pasión latina por el color y resulta en una amalgama de tonos metálicos, un color guayaba y elementos con colores tierras que funcionan para atuendos minimalistas pero también para los arriesgados maximalistas. 

Finalmente, luego de unos meses en Colombia, Maria de la Roche partió para su hogar en Singapur, que pronto se trasladará a Bali, con el ánimo de acercarse a la naturaleza. Su sueño, sin embargo, es lanzar próximamente una línea de ropa producida entre Colombia y Venecia, y continuar donando el 15 % de sus ganancias a seis caridades alrededor del mundo. 

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