Esperanza de Colombia, el café de Nespresso cultivado en Caquetá y Nariño
Óscar Mena
Nespresso presentó por segundo año consecutivo una edición de café 100 por ciento colombiano, bautizado Esperanza de Colombia. Su nombre se lo debe a San Vicente del Caguán, Florencia (Caquetá) y El Rosario (Nariño), lugares donde la violencia y los cultivos ilícitos menguaron para darle paso a la cosecha de cafés excelsos.
Lo que alguna vez hizo parte de la zona más violenta de Colombia, ahora está adornada por un paisaje cafetero, acompañado de bosques tropicales, cultivos de chontaduro, piña y plátano que terminan en el vaivén de los vientos de la Cordillera Occidental (El Rosario); Oriental y la de los Andes (en Florencia) y los caudalosos ríos Caguán y Yari (en San Vicente del Caguán).
Nespresso llegó a este paisaje único en el mundo para apoyar a los caficultores con capacitaciones y tecnología como parte de su Programa de Calidad Sostenible AAA, para que los cafés cultivados en esta zona estén libres de defectos y sea rentable para los caficultores.
“Además de trabajar de la mano con la Federación Nacional de Cafeteros, tenemos 6 agrónomos que visitan a las cosechas periódicamente, quienes hacen recomendaciones para tener los mejores granos del lugar. Por otro lado, Nespresso llevó 135 despulpadoras, 141 tanques de fermentación y 81 secaderos para mejorar la productividad de estas fincas cafeteras”, comenta Santiago Arango, responsable del Programa de Calidad Sostenible AAA de Nespresso para Colombia y Perú.
Así es como 900 caficultores trabajan de la mano de Nespresso desde 2017, aprendiendo buenas prácticas agrícolas, las cuales dejan una cosecha de alta calidad, que se traduce en estabilidad para sus familias.
Nespresso y la cosecha de la esperanza
Despulpando las cerezas de café. Foto: Nespresso.
Con el conocimiento y la tecnología necesaria, los caficultores se sorprendieron por estar en uno de los lugares más apetecidos para cultivar café. Por un lado, esta variedad crece en medio de las corrientes de aire frío que bajan de la cordillera y el aire caliente del Amazonas, lo que forma un ecosistema único en el mundo.
“A este lugar se le conoce como Piedemonte, y su particular ecosistema hace que los granos se desarrollen de una forma más lenta, dando como resultado un café suave, delicado en boca y con una ligera nota de acidez”, explica Alexis Rodríguez, el único colombiano, que hace más de 20 años es el encargado del equipo que crea todos los cafés de Nespresso.
Una vez los caficultores tienen el café secado, sin pergamino y en sacos, las cooperativas y la Federación Nacional de Caficultores se encarga de exportar la materia prima a la central de Nespresso en Europa.
“Esta alianza hace parte del Programa de Calidad Sostenible AAA pues antes no había cooperativas ni forma de exportar el producto. Por eso lo que hicimos fue estrechar los lazos con la Federación y trabajar con proveedores específicos para hacer más fácil el transporte y envío del café”, comenta Arango.
Una vez los sacos llegan a los barcos de exportación, el 85 por ciento viaja a Bélgica donde se almacena para luego enviar en tren a Suiza, y el otro 15 por ciento a Barcelona, donde se dirige a Gerona para un su descafeinización.
En la mejor tostadora del mundo
Una vez llega el café a las fábricas de Avenches, Orbe y Romont, los maestros tostadores se encargan de tostar el café en las torrefactoras más modernas que pueden existir en el mundo. Y no es una exageración.
“Este es uno de los procesos más importantes porque desarrollamos los sabores y aromas dándole al consumidor la mejor versión de este café”, cuenta Rodríguez.
Es así como la cápsula de aluminio conserva la Esperanza de Colombia, un café que desprende un suave aroma a frutas amarillas. Y en boca un sabor a uchuva y durazno. En palabras de Rodríguez: “Muy fácil de detectar”.
Esta edición estará disponible en más de 30 países como Francia, EEUU, Rusia, China y Australia.
Un producto sostenible
Foto: Nespresso.
Esperanza de Colombia y otros productos de Nespresso son además responsables con el medio ambiente. Los consumidores pueden pedir bolsas en las tiendas para poner las cápsulas de aluminio y llevarlas a sus puntos de reciclaje.
A este desarrollo se une su sello Rainforest Alliance, que certifica que Nespresso cumple con su compromiso a favor de la bioseguridad, la producción de productos sostenibles y el cuidado del medio ambiente.
“Este sello es uno de nuestros partners a largo plazo, de hecho, el 56% del café está certificado por ellos. Y esperamos que el porcentaje crezca con nuestro programa AAA, el cual está en el 95% de los cultivos aliados de Nespresso”, explica Daniele Buzzetti, gerente general para Colombia.
Junto a Esperanza de Colombia, el cual hace parte del plan Reviving Origins (el compromiso de Nespresso para apoyar a los caficultores del mundo), también está el Amaha Awe, de Uganda y Tamuka Mu, de Zimbabwe, disponibles en tiendas físicas y virtuales de la marca.
La esperanza de Colombia puesta en un café
Se eligen las cerezas más maduras para hallar los sabores de la uchuva y el durazno en el café. Foto: Nespresso.
Aunque se trate de una edición limitada, Esperanza de Colombia es uno de los peldaños que Nespresso ha puesto en el país para respaldar el trabajo de los caficultores.
Más aún en regiones como San Vicente del Caguán, Florencia y El Rosario, donde sus habitantes dejaron atrás la violencia para darle paso a un café único en el mundo. Un café convertido en la esperanza de Colombia.
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