Todos los secretos que tiene que saber sobre el food styling

Óscar Mena
Este texto titulado Todo lo que tiene que saber sobre el food styling de la mano de una experta, se publicó originalmente el 11 de abril de 2018.
La publicidad ha sido uno de los inventos culturales más emblemáticos del siglo XX, hasta el punto de haber sido elevado a la categoría de arte. Philippe Michel, reconocido publicista francés especializado en temas de gastronomía, llamó a su trabajo como “crear una conexión cultural entre los deseos del empresario y los del público”.
Sin embargo, esa conexión no es posible si no hay una persona encargada de que todos los elementos de la foto produzcan ese deseo en el comprador. Y en el caso de la comida, significa que la carne, la mantequilla, los dulces y el pastel deben verse lo más apetitosos posible frente a la cámara. No es un trabajo fácil, aunque Marcela Lovegrove, la food stylist argentina con más de 40 años de experiencia, lo haga ver así.
“Cuando empecé en 1978 nos llamaban ecónomos, no food stylist. Esto se debe a que en mi época había una escuela de economía doméstica en donde les enseñaban a las mujeres a cocinar y fue allí donde los publicistas empezaron a buscar gente que hicieran las recetas de los productos para las fotografías, que en ese entonces era la novedad”, dice Lovegrove.
Esta época le ayudó a Lovegrove a encontrar el criterio para saber qué cosas eran válidas en el mundo de los ecónomos o como lo llaman los estadounidenses: los food stylist.
Establecer difrencias
“Hay que aprender a diferenciar el cocinar para comer y cocina para la fotografía. Los cambios que hay son generalmente por lógica, por ejemplo, se usa pintura blanca para reemplazar a la leche, porque sencillamente esta última hace espuma al caer y eso no se ve bien en la fotografía”, cuenta la argentina.
Su experiencia le dio la fama en todo el continente y ahora es la encargada de hacer los comerciales de reconocidas marcas como Jumbo, Knorr, Cheetos, Splenda e incluso una que otra publicidad de MTV relacionada con la comida.
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“Con los años aprendes que lo real muchas veces no funciona fotográficamente al 100 por 100. Y que todo lo que aparece en las pantallas de televisión está producido, así como sucede con los periodistas de los noticieros, los comerciales de champú y otros anuncios”, asegura.
De ahí que Marcela haya decidido compartir su conocimiento con toda Latinoamérica, con clases en todas las principales capitales. En su paso por Bogotá, Diners aprovechó para conversar con la experta sobre su experiencia y sus consejos del ‘food styling’
¿Qué distancia hay entre lo real y lo irreal en la publicidad?
Muchas veces hay largas distancias, otras veces no tanto, porque eso lo dispone el cliente. Yo cuando hago fotos de los envases busco ser lo más realista. Porque las redes hacen que todo se vea más real; el consumidor está más cercano y se mete en Facebook y pone: “a mi el bizcocho no me salió tan alto como dicen el envase”.
Por eso hoy se puede decir que las distancias se han acortado porque las empresas aprecian más lo real. Sin embargo, antes tenía que preguntarle a los dueños de las marcas: ‘¿Cuánto quieres que mienta? Yo hago lo que digas, porque no es mi ética la que está en juego, es la tuya porque tú eres el que vende el producto’.
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¿Ve a los usuarios de Instagram como una amenaza para el trabajo del ‘food stiling’?
Las fotos que hace un usuario de Instagram no tienen un objetivo más que mostrar la comida linda. Ellos no trabajan para mostrar los atributos y propiedades del producto.
Por ejemplo, si yo estoy vendiendo un queso que es ideal para hacer sándwiches calientes, tengo que mostrar como cae y se derrama, o si tengo un queso ideal para pizzas, tengo que mostrar cómo el queso se hila.
¿Cuáles son los retos de su profesión y qué anécdota nos puede compartir?
Yo me dediqué durante muchos años a grabar comerciales porque me gusta vivir la adrenalina del set. Allí no solo se trata de hacer bien un encuadre sino de conseguir que te salga la toma cuando pasa la cámara por delante. Además tienes que repetir la escena una y otra vez
De anécdotas me acuerdo mucho cuando se puso de moda la lente macro, y tuvimos que cambiar todos los productos por alimentos más grandes. Por ejemplo, hace mucho tiempo hicimos la publicidad para una mantequilla donde la toma empezaba con un cuchillo untando una tajada de pan. El pan convencional no era lo suficientemente grande para rodar ese camino de mantequilla. Entonces hicimos un pan de 25 kilos y un cuchillo igual de grande.
En otra ocasión grabé un comercial para unas gotas para la pesadez y llenura. Entonces pusimos a un taxista dentro de su auto a medianoche. Se agarraba la panza diciendo “ay, que mal me siento” y le entraba por la venta un plato de fideos con unas albóndigas que se le estrellaban en la cara.
El plato tenía que volar casi un poco más de un metro. Y me dijeron: “Marcela necesitamos que el plato vuele, sin que los fideos se desparramen y que las albóndigas se estrellen al mismo tiempo”. Eso nos llevó casi una semana porque tuvimos que contar fideo por fideo, las bolitas debían tener un peso determinado y debían estar atadas a hilos con distintos largos para que volaran de forma real.
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¿Qué necesita la persona que se quiere dedicar al ‘food styiling’?
Tiene que saber las técnicas y criterios fotográficos, además de saber cocinar. También tiene que manejar un nivel simple de lógica, puede sonar absurdo pero te lo digo yo que llevo 40 años en esto.
Consejos
Siempre tiene que fijarse bien en la luz. No se puede hacer fotos con cualquier luz. Si no tiene la luz indicada no haga las fotos porque sencillamente vas a perder su trabajo.
Tiene que ser muy cuidadoso. Si el plato está sucio, límpielo, si tiene muchos objetos en el encuadre hágalos a un lado.
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Mire con detalle y paciencia. Todos los detalles en un plato cuentan, si es necesario hacer la toma 100 veces, la debe hacer y punto. Si completa estos consejos y los pone a prueba ya puede ser un buen ‘food stylist’ amateur.
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