Asia sobre la mesa: cinco restaurantes para transportarse al Lejano Oriente
Revista Diners
TAMARINE (Foto principal=
CALLE 73 No. 8-60
489 5258
Desde hace dos años la propuesta del restaurante, ubicado en el hotel JW Marriot, se concentra en comida asiática fusión. Ofrece, entre otros, platos tradicionales de Japón, China, Vietnam y recientemente están reforzando las opciones en comida thai. La razón: la llegada del chef Sumbat Phanlamphu, que viene de Puketh, al sur de Tailandia. Con la propuesta del chef han llegado platos equilibrados y potentes, donde el picante de los chiles y el curri, tradicionales en la gastronomía tailandesa, es protagonista.
Si prefiere los platos dulces, una buena opción es el pad thai tamarine, que viene con cola de langosta. Si lo suyo son sabores más fuertes, no dude en ir por el curri japonés –el tradicional curri rojo tailandés aún es una propuesta arriesgada por el picante–. Como entrada, el camarón de cangrejo de achiote –timbal de pulpa de camarón con crema de aguacate–. De postre viene bien el choco tamarine –volcán de chocolate–. Recomendados los cocteles a base de sake.
WATAKUSHI
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CARRERA 12 N.° 83-17
218 0534
Si es conocedor de la comida oriental en Bogotá, este restaurante no necesita presentación. Hace 22 años, el empresario Leo Katz abrió Watakushi con el propósito de ofrecer una propuesta panasiática, por eso puede encontrar platos como el malaysian curried noodles, una pasta china al huevo, leche de coco, curri y cúrcuma; o también el orange beef –tajadas de lomo en salsa agridulce de mandarina–, de China.
El secreto para mantenerse como una de las propuestas más atractivas de cocina asiática pasa por la fidelidad a las recetas originales y la selección del mejor producto. “Importamos casi todo con lo que trabajamos, desde la panela –que traemos de Tailandia porque tiene un proceso de deshidratación de savia de palma fundamental para lograr sabores completos–, hasta los pescados, que vienen de Miami”, explica Hernán Reyes, el chef de cocina caliente del restaurante.
Por su parte, Neftalí Rojas, el especialista en sushi, recomienda comenzar con una entrada de camarón ministro –apanado con panco y bañado en mayonesa japonesa–, o un sashimi toast –atún sobre crepe tostado–. Como fuerte, un acevichado de langostinos o el pescado mandarín –filete de pescado tempura servido sobre mango biche en salsa de mandarina–. Como postre: tapioca de arazá.
OSK PERÚ-COCINA NIKKEI
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CARRERA 13 N.° 85-25
631 8175
Entrada, plato fuerte y un postre. Esa es la fórmula tradicional que tienen los restaurantes para ofrecer una experiencia gastronómica, sin embargo, no es la manera en que lo hace Osaka –la cadena de restaurantes del grupo limeño que llegó a la ciudad en junio del año pasado bajo el nombre de Osk Perú-cocina nikkei–, pues su propuesta es probar entre 6 y 7 opciones que pasan por las diferentes secciones de la carta: barra de sushi, cocina caliente y la parrilla japonesa, o robata.
Uno de los secretos para que el restaurante haya entrado pisando fuerte en Bogotá pasa por la similitud que tiene la carta con el Osaka de Lima, similar en un 90 %. Se diferencian en la utilización de algunos productos locales y ciertas propuestas adaptadas al paladar local, como las pancas ribs, costillas de cerdo a la parrilla con miel de ají panca, miso y ajonjolí. “Otro plato insignia son las gyozas de pato confitado, shiitake y cebolla caramelizada, salsa de ají amarillo y queso parmesano. La experiencia gastronómica se complementa con un servicio impecable, ese es el comentario frecuente de nuestros comensales”, explica Juan David Carrillo, socio fundador del restaurante.
TOSHIRO ROBATAYAKI
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CALLE 90 N.° 11-13
616 9815
En 2011, Alejandro Calderón viajó a Perú en busca de un chef para participar en un festival de cocina. Luego de pasar por varios restaurantes, incluyendo los de Gastón Acurio, llegó al de Toshiro Konishi, uno de los más reconocidos chefs japoneses en ese país. “Cuando probé su comida me pareció increíble, vino al festival y comenzamos con la idea de abrir un restaurante juntos”. Toshiro Robatayaki abrió en diciembre de 2014 bajo la premisa de conservar la tradición, pero teniendo claro que la comida japonesa no es solo sushi.
Actualmente el restaurante les apuesta a tres líneas gastronómicas: nikkei, japonesa tradicional y contemporánea. Gracias a esta variedad de propuestas puede encontrar desde un ramen tradicional –para cuya cocción se emplean entre 8 y 10 horas–, hasta una variedad de nigiris de salmón y atunes sellados al fuego con un soplete, que le aportan textura y jugosidad. El beef angus –langostinos con cebolla dulce tempura y aguacate– y el anake de pescado blanco –con sabor a jengibre, ajo y bañado en salsa agridulce de shiitakes– están bastante bien.
SUSHIGOZEN
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CARRERA 14 N.° 93B-45
257 0282
“Nuestros platos son comida tradicional japonesa, por lo tanto se preparan instantes antes de ser servidos, es por esto que el tiempo de servicio puede tardar”, así reza al principio la carta del restaurante. Aunque el tiempo de espera no suene alentador, no hay que quedarse con eso, pues lo que vale la pena resaltar es la frescura garantizada de los platos. Todos los productos esenciales son importados –salvo los vegetales–. El salmón viene de Chile y otros pescados de Los Ángeles, Miami y Nueva York.
El secreto para mantenerse en alto nivel después de catorce años, en los que no ha cambiado la carta, radica en que los platos se elaboran con los ingredientes originales. En la carta están los cuatro sushis tradicionales: futomaki –que viene con doce o más ingredientes–, tekamaki –de atún–, kepamaki –con pepino–, y el natomaki. Sin embargo, el restaurante se permite ciertas licencias que demanda el mercado, por eso los ya tradicionales –y norteamericanos– sushi filadelfia y california, también son otras opciones.
Si va por primera vez pregunte por el chef Nicolás Ramírez, quien lo guiará para elegir los platos de acuerdo con su gusto. Si en cambio, su paladar ya tiene un camino recorrido pruebe el curri, que puede ser con cerdo apanado o solo con arroz. El shaki shoyaki –salmón a la parrilla– es infalible. Maride con un sake frío o caliente.