Tres claves para los principiantes en el mundo del vino
Revista Diners con información de E. & J. Gallo Winery
1. La clave: no tenerle miedo al vino
Es necesario aventurarse a disfrutar los distintos sabores y sensaciones que ofrece una copa de vino en buena compañía, sin importar si sabemos o no a profundidad de este. El primer paso es educar el paladar, y esto se logra probando y consumiendo vino con el objetivo de despertar los sentidos permitiendo vivir una experiencia rica en sensaciones y sabores. Con el tiempo, el paladar se irá acostumbrando e irá pidiendo cada vez más variedad y más profundidad en cada copa.
Es por esto, que se recomienda empezar a elegir vinos jóvenes, que ofrecerán sabores y sensaciones mucho más amables con el paladar. Luego de haber identificado las notas que ofrecen este tipo de vinos, se podrá ir avanzando en elegir referencias un poco más complejas, que posterior a la iniciación, lograrán que se pueda degustar al máximo vinos más robustos y con más cuerpo.
2. El precio no es lo más importante
Para seleccionar un buen vino sin asesoría se puede discriminar la búsqueda por rango de precio como punto de referencia inicial, teniendo en cuenta que este no determina su calidad, empezando por vinos jóvenes muy frescos sin contacto con madera, subiendo el precio a más robustos, complejos y con tinte más seco.
Es importante leer un poco acerca de las cepas o tipos de uva usadas en cada etiqueta, la mayoría de los importadores como Chile, Argentina o Estados Unidos los clasifican así, pero hay excepciones como los vinos franceses que son clasificados por regiones de elaboración. Esto determina las notas y sabores que tendrá el contenido de la botella sin importar su precio.
3. La temperatura determinará una buena experiencia
Todos los vinos espumosos deben servirse fríos para disfrutar mucho mejor su sabor y frescura, al igual que los vinos jóvenes como los rosados y blancos para resaltar sus notas frutales. Para los vinos más robustos no es recomendable enfriarlos para no sobresaltar el sabor de la madera.
En Colombia, los primeros vinos que llegaron hace más de 10 años fueron Cabernet Sauvignon y Sauvignon Blanc, por eso la gente solo habla de vinos importados tintos y blancos, no se especificaba en cepas ni reservas. Por esto, el desarrollo y conocimiento en vinos en el país fraccionó en dos: los que se adaptaron a este tipo de vinos con más taninos (resecamiento en boca) y notas más ácidas, y los que no, gracias a la tendencia de buscar sabores más suaves y acaramelados en otras bebidas. “E. & J. Gallo Winery busca recobrar esos paladares que se vieron excluidos años atrás mediante botellas que se identifiquen con la persona que las va a beber, no al contrario”, asegura Esteban Alarcón, Gerente Regional para América Latina y El Caribe de E. & J. Gallo Winery.