El viejo y el nuevo mundo se encuentran en esta receta para la cena de Navidad

Durante esta época del año la celebración de una fiesta puede ser un camino mágico para reunir a la familia y a los amigos en casa sin el afán de la rutina diaria. Esto hace parte esencial del hygge, una palabra danesa que resulta intraducible, pero que se define por el tiempo acogedor, confortable, tranquilo, íntimo e informal con los seres queridos y que se ha convertido en todo un fenómeno.

El look y el sentimiento hygge se buscan en todo, desde los calcetines, las velas y, por supuesto, en las delicias comestibles. Algunos de los recuerdos más fuertes de mi niñez son justamente llegar en Navidad a casa de mi abuela y disfrutar de su famoso buffet. Ella fue una gran cocinera y una fantástica anfitriona y siempre se aseguraba de que hubiera algo para todos. Me enseñó que parte de la alegría de dar una fiesta está en compartir el tiempo con las personas que amas y, obviamente, en el placer de cocinar.

Pero dar una fiesta también es una excusa fantástica para adornar el espacio. Decorar la mesa, elegir los manteles, servir los platos, los utensilios y los vasos puede ser divertido. Deje que su creatividad fluya tanto dentro como fuera de la cocina. Yo, por mi parte, soy una creyente de que nunca se tienen suficientes platos, tazas y manteles, y, por lo general, vuelvo de mis viajes con algo que capture mi atención.

Expoartesanías, en Bogotá, es también un gran lugar para elegir piezas colombianas. Estoy completamente encantada con los objetos de madera del Pacífico y el Amazonas. También considero que la tradicional chamba negra es bonita, versátil y perfecta para crear un ambiente hygge colombiano.

Para este mes he decidido mezclar ingredientes tradicionales colombianos, como la guayaba y la yuca, con ingredientes europeos típicos como los repollos de bruselas y el cerdo al horno. Espero que disfrute de experimentar con estas recetas tanto como lo hice yo y celebrar junto a los suyos en esta Navidad.

Repollitos de Bruselas con habas (foto principal)

Parte del arte de tener todo listo para una reunión familiar es planear con tiempo. Me gusta cocinar los vegetales verdes con anticipación y recalentarlos cuando todo esté listo para servir. Esta técnica y refrescarlos en agua helada permite que los vegetales conserven su crocancia, textura y magnífico color verde.

Para 4-6 personas

500 g de repollitos de Bruselas lavados y arreglados
300 g de habas peladas
300 g de habichuelines
1 cucharada de aceite de oliva
1 cucharada de mantequilla sin sal
1 manojo de uchuvas pasas
1 manojo de arándanos secos
Sal y pimienta al gusto

Primero blanquee las verduras en agua hirviendo por unos minutos y luego refrésquelas en agua fría con hielo. Posteriormente, cuele y reserve. Cuando los otros platos estén listos, caliente una sartén grande a fuego medio y adicione el aceite y la mantequilla. Agregue los vegetales, las uchuvas y los arándanos secos. Sazone con sal y pimienta al gusto. Cocine por unos minutos hasta que los vegetales estén en su punto y sirva de una vez.

Lomo de cerdo con romero

Seleccionar un lomo de cerdo, con cuero o sin él, constituye una elección personal. La opción libre de grasa es más delgada y saludable. Si opta por el camino del cuero, uno de los secretos para que quede crujiente es pasar varias veces una cucharita de sal dentro de la parte más gorda. Luego deje el lomo en la nevera, para permitir que seque un poco.

Para 4-6 personas

1 lomo de cerdo (con cuero o sin él)
1 manojo de romero fresco picado
Sal y pimienta al gusto
Aceite de oliva

Precaliente el horno a 250 °C con cuero o 200 °C sin el cuero. En un recipiente marine el cerdo con el romero, la sal y la pimienta y un poco de aceite de oliva –se puede hacer desde la noche anterior o una media hora antes de cocinar–. Coloque el lomo de cerdo sobre una bandeja para hornear –si tiene cuero es importante empezar la cocción en un horno muy caliente–. Cocine hasta que el cuero esté dorado y crocante. Baje la temperatura a 200 °C y siga cocinando hasta que esté en su punto, pero aún jugoso. Retire del horno y deje reposar 10 minutos antes de servir. Sirva acompañado con la salsa de guayaba.

Compota de guayaba

Creo que la guayaba y el cerdo fueron hechos la una para el otro. La primera vez que hice esta combinación fue en la finca de unos amigos, luego de tener una cosecha de guayaba madura que necesitaba ser utilizada en algo. Desde entonces, la preparo para mis amigos cada vez que puedo.

Para 4-6 personas

1 1/2 tazas de pulpa de guayaba
Miel de abejas al gusto
1/4 de taza de agua
2 anises estrellados
3 clavos de olor
1 astilla de canela

Coloque todos los ingredientes en una olla y caliente a fuego medio. Cocine entre 15 y 20 minutos revolviendo de vez en cuando. Retire del fuego, deje enfriar un poco y saque las especias. Se puede usar de una vez o guardar en la nevera en un recipiente durante 3 a 5 días.

Yuca asada con miel de caña y nueces

Para 4-6 personas

1,5 kg de yuca pelada y cortada en trozos
3 cucharadas de aceite de oliva o el necesario
1/3 de taza de miel de caña
1 manojo de tomillo
Sal y pimienta al gusto
1 manojo grande de nueces como pecanas, macadamias o avellanas

Precaliente el horno a 180 °C. Primero, coloque una olla grande con agua y un poco de sal y cocine la yuca. Cuando esté en su punto retire del fuego, cuele y deje reposar unos minutos. Mientras tanto, en un recipiente mezcle el aceite de oliva con la miel de caña, el tomillo y sal y pimienta al gusto. Adicione la yuca y mezcle bien. Vierta encima de una bandeja de hornear y lleve al horno. Cocine por unos 15 minutos o hasta que la yuca esté dorada, revolviendo de vez en cuando. Retire del horno y agregue las nueces, mezcle bien y sirva inmediatamente.