3 restaurantes para descubrir los sabores del Mediterráneo
Revista Diners
El mundo de la gastronomía mediterránea llegó al corazón de Usaquén, en Bogotá, gracias a la iniciativa del chef rumano Andrei Farkas, quien desde 2008 ha abierto cuatro restaurantes con un sello particular.
Mediterránea fue el primero y es el resultado de los viajes que hizo Farkas por países como España, Italia, Grecia, Líbano y Turquía. El concepto gastronómico se enfoca en comida tradicional del sur de estos países, por eso se encuentran platos típicos como la burrata ai funghi, de Italia, o el arroz caldoso con mariscos, de España. El valor añadido de las recetas son los ingredientes de origen, importados según su región de procedencia. El diseño del restaurante es rústico, lo que proporciona un ambiente informal. “Yo le digo al cliente que hay platos que debe comer con la mano, sin pena”, explica Martín Bernal, jefe de cocina de los restaurantes de Andrei. Bernal sugiere los arenques como entrada. De plato fuerte, el pollo Anyuka –estofado de pollo a la húngara con páprika, nombrado en honor de la mamá del chef, quien también hizo la receta–. Para finalizar un postre Ilonka –una tarta de tres chocolates con crema italiana y helado, receta de la hija de Farkas–.
Tres años después, Andrei decidió ampliar sus fronteras y abrió Italia Rústica. Se inauguró a finales de 2011 bajo el concepto de ser “una trattoria de verdad”, es decir, “respetuosa y fiel a una tradición milenaria del sur de Italia, específicamente de la región de Puglia. Todas las recetas son 90 % ingredientes y 10 % preparación, prevalece la simplicidad”, explica Andrei Farkas.
El fuerte de la carta se concentra en la pasta, hecha en el mismo restaurante. El plato sugerido es la pasta a la genovesa con frutos del mar. El ragú de conejo a la siciliana y las pizzas, hechas con masa extradelgada y crocante, también son excelentes alternativas. A las tres de la tarde, como en todos los restaurantes de Andrei, de miércoles a domingo, hay música en vivo. Bandoneón, violín o flauta traversa son algunas de las posibilidades.
[diners1]
Pollo mediterráneo del restaurante Mediterránea de Andrei.[/diners1]
Francia fue el siguiente en sumarse al mundo de Andrei bajo la figura de La Provence, que abrió sus puertas en 2014. Con una propuesta franca, que alude a cocina tradicional del sur del país galo, encontró amplia recepción, no solo en curiosos de la comida francesa, sino en conocedores de esta gastronomía. “Hemos tenido comentarios de clientes franceses que dicen que es lo más auténtico que han probado afuera de su país”, comenta Liliana Tobón, administradora del restaurante. La carta recorre los clásicos Coq au vin (o gallo al vino), filete chateaubriand en salsa bearnesa y magret de pato.
La Provence tiene varios espacios, el gran comedor, una terraza, un patio y un segundo nivel. A los muros difícilmente les queda un espacio libre para poner algún accesorio. Maletas, cuadros, radios, espejos, postales y otras cosas puede encontrar si se dedica a descifrar cada objeto que el chef trae de sus múltiples viajes para darles lugar en sus restaurantes.
[diners1]
Arroz negro del restaurante Mediterránea de Andrei. [/diners1]
El último –y más joven– se divide en dos espacios. El Wine Depot, una tienda en la que se consiguen los mismos vinos que se ofrecen en los restaurantes de Andrei –alrededor de 150 referencias–. También hay productos ideales para acompañar, como jamón serrano, chorizo, prosciutto y quesos. El segundo espacio es el Lounge. Su ambiente es acogedor, ideal para compartir un rato familiar o entre amigos. Su chef, Antonio Contreras, recomienda los camarones danish blue, salteados con ajo, crema ligera y queso fundido, acompañados de un vino tinto.