Cinco lugares para tomar cocteles en Bogotá

Tomar cocteles entre semana se ha convertido en una vía de escape de la realidad. Es la oportunidad perfecta para compartir con amigos en Bogotá y relajarse del estrés laboral y la monotonía de la vida. Por eso, cada día los restaurantes le apuestan a afianzar su propuesta de bebidas con y sin alcohol para ofrecer otro espacio alternativo a sus comensales.

En esta lista encontrará bebidas de autor, así como coctelería clásica de antaño, ideal para todos los gustos. Y si nunca se ha tomado un coctel -porque prefiere la cerveza o un shot de whisky- dele la oportunidad a estos espacios en la capital:

El secreto para tomar cocteles en Bogotá

Antes de entrar a cualquier bar o barra de cocteles en Bogotá analice lo siguiente. No importa si el espacio es grande o pequeño, si tiene un aire de calidez y una barra limpia entre con confianza. Si, en cambio, encuentra una barra sucia con líquido, copas vacías y la música de la radio puesta a medias, salga corriendo.

La idea de tomar cocteles en Bogotá se alejó de la persona solitaria tomando un trago para pasar sus penas. Ahora, es para celebrar y cambiar de ambiente, ideal para renovar ideas e incluso encontrarse con amigos que los fines de semana deben cumplir con sus obligaciones familiares.

A continuación, conozca los cinco lugares para tomar cocteles en Bogotá:

1. Oreste Cocina y Bar (Cra. 9 #70a-19)

El dueño de esta cocina y bar es el comediante Pedro Silva, quien a pesar de tener síndrome de asperger -es decir, que se le dificulta socializar-, es un buen conversador, músico, chef y administrador, graduado del Basque Culinary Center, conocida por ser la universidad de gastronomía más importante del mundo. 

Su plan original es darle a Bogotá un lugar donde la coctelería y la cocina esté democratizada. Que cualquier persona pueda disfrutar de las mieles de la mixología de la mano del bartender y accionista del lugar: Nicolás Calderón.

“Cuando todos están comprometidos con Oreste, es mucho más fácil darle al cliente lo mejor. Aunque no somos pretenciosos nos esforzamos en entregar hacer lo mejor y más creativo para el público”, comenta Silva.

De las barras en Bogotá, la de Oreste se lleva todo el protagonismo del local. Con detalles rústicos e industriales, Calderón prepara joyas de autor como el Pacific Mule con tequila; ginger beer, viche, limón y soda. O si lo prefiere el Perla negra con jengibre, hierbabuena, ron Havana Club 3 años, cerveza negra y limón. Y si quiere acompañar su noche de cocteles pida unas auténticas papas bravas o unas empanadas de morcilla con papa criolla, picadilla de jalapeño y envueltas en masa de maíz peto. Servicio hasta las 2 a.m., perfecto para caer de miércoles a domingo.

2. El enano (Calle 79B # 7-12)

En los asientos altos brota la pirotecnia, el ruido y el movimiento de los meseros. Uno, desde ese punto, domina todo el paisaje. Puede comer unos bocados sin traumas como las croquetas de pulpito y el brie con peras y pedir un martini. Eso sí, reserve porque las sillas están contadas (20 puestos).

Esa barra abierta, encajada justo en el medio de todo, está en primera fila para escuchar y ver el piano y a unos músicos en vivo que hacen honor al swing, al jazz y al soul.

3. Ugly American (Carrera 9, Calle 79)

De las barras en Bogotá que debe visitar, esta sobresale por ser una barra encubierta, tal cual las tabernas neoclásicas norteamericanas. Es un sótano con la idea de clandestino, y quizás por eso todo su discurso evoca esos años de la prohibición, en los que el licor y los cocteles se fabricaban sin permiso y en cuartos ilegales. Según uno de los dueños, el restaurante pretende ser el bar del barrio.

Claramente la opción es compartir en esa madera alargada en la que no hay televisores. Para picar sirven unas tapas, unas almendras con sal marina y palomitas picantes. Y luego se puede pedir un menú especial, sencillo y escueto, donde los bocados gringos ganan protagonismo.

Además del ambiente subterráneo, la coctelería de este lugar va más adelante que en los otros restaurantes, quizás por lo que desde el principio le apostaron a traer un experto desde Brooklyn, Eben Klemm, que se ideó una carta clásica, pero con profusa potencia. 

Allí preparó a los encargados de este bar a seguir la misma línea creativa y repetir la receta de un seelbach, con bourbon y espumante, o un Mint julep, con gran robustez y término.

4. La Brasserie (Carrera 13 # 85-35)

Las lámparas clásicas le dan una tonalidad más tenue que lo normal y ayudan a generar un ambiente parisino y a media luz. La música es suave, de antaño. De lejos esta apuesta es una de las más reconocidas en el ambiente gastronómico de la ciudad.

Desde hace tiempo que esta barra de mármol, en medio de este restaurante, se destaca por, como dicen los restauranteros, su atención al cliente. Se nota que hay horas y horas de trabajo detrás de la selección del personal y su interacción con los visitantes de los taburetes.

Aquí saben de coctelería clásica, de whisky, de cocteles sencillos, como el spritz y el gin tonic, los más solicitados. La carta para comer allí se inclina por la sección de entradas de La Brasserie, en la que se recomiendan las tapas españolas, calamares fritos y el tartare de atún.

5. Bar8ycuarto (Calle 70 A # 10 A-18)

Atípico es Ocho y cuarto (8ycuarto), porque el responsable es un radical y purista de la coctelería, y ahí está el secreto.

Es una de las barras de Bogotá con un menú de cocteles ortodoxos. Ante la solicitud de un trago de moda, el propio dueño explica la razón para no producirlo y, de paso, cómo se debe beber con altura. Además de la clase gratuita, tiene la gran ventaja de ofrecer parte del menú de tapas del restaurante Nueve, uno de los mejores restaurantes de autor de la ciudad de Bogotá.

El espacio es pequeño, bien logrado, con un aforo que no resiste más de 15 personas. Hay cocteles con ingredientes que no se consiguen por estos lados. Un ejemplo de la carta es el French 75, un trago refrescante con limón, o el Vieux Carre, oscuro y estructurado, que viene de la época de la prohibición.

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